Escapadas

Vuelven las brujas a Cataluña: 6 actividades para invocarlas

Rutas, ferias y fiestas recuerdan la persecución de las mujeres durante la edad moderna en todo el territorio

Cristina Torra
y Cristina Torra

BarcelonaLa noche de Todos los Santos del año 1617, catorce mujeres de Viladrau fueron juzgadas en Sant Segimon por brujería, según explica la tradición. Investigaciones históricas recogidas por el historiador especializado en el estudio de la cacería de brujas en Europa y en Cataluña y profesor de historia medieval y moderna de la Universidad de Barcelona Pau Castell, con la colaboración de Agustí Alcoberro, publicadas en la web Noerenbruixes.cat, de la revista Sápiens, avalan estos hechos, aunque explican que eran trece mujeres y que se juzgaron entre 1618 y 1620 en la baronía de Savassona. Todas eran de Viladrau y todas murieron en la horca. Eran Riffana, Peinada, Robina, Vergès, Francesca Trèmol Bacada, Maria Joaneta y Serrat, Antonia Rosquellas, Lluïsa Extranya, Esperanza Marigona, Margarida Puig Casadora, Margarita Chimenea, Beneta Noguera y Maria Puig i Rosquellas. Desde 1997, Viladrau conmemora uno de los hechos más trágicos de su historia, esta persecución de brujas, con el famoso Baile de Brujas de la noche de la castañada. Con más de mil muertes documentadas entre los siglos XV y XVII, Cataluña fue uno de los epicentros europeos en los que más mujeres se juzgaron por este motivo durante la edad moderna y Viladrau el pueblo catalán donde más brujas se ajusticiaron. “En estos territorios más alejados del centralismo, más autónomos, menos controlados por los mecanismos de estado, la cacería es durísima. Las élites locales tienen mayor autonomía para poder juzgar y condenar a muerte sin seguir estrictamente el orden del derecho. Los tribunales superiores de la Santa Inquisición sí que lo seguían y les resultaba muy difícil, por no decir imposible, condenar a una mujer por bruja”, explica Castell. “Normalmente, los crímenes que se les atribuyen son provocar la enfermedad y la muerte por medios maléficos. ¿Y esto cómo se demuestra?”, se pregunta el investigador. "No hay pruebas y los tribunales locales fuerzan la acusación en boca de la acusada, pero los tribunales superiores no la aceptan", añade. “Realmente, la bruja no existe. Se define como bruja a una persona que te puede provocar maleficios o beneficios a su voluntad. Lo que existe es el miedo a una serie de circunstancias naturales, como granizadas o muertes de niños cuando no toca, que no se saben explicar”, explica Montserrat Jiménez, profesora titular de historia y género en la época moderna en la Universidad Autónoma de Barcelona.

Estas creencias han ido pasando de generación en generación y por eso hoy todavía encontramos muchas leyendas relacionadas con brujas que han dado pie a fiestas, ferias y celebraciones diversas en todo el territorio. Aquí recogemos siete, contando la de la de Viladrau, algunas basadas en hechos reales y otras que son pura invención, para que podáis descubrir el territorio de brujas que tenemos cerca de casa.

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1.

Feria de las Brujas (Sant Feliu Sasserra)

Según la leyenda, el Serrat de les Forques es el lugar donde fue colgada la última de las brujas catalanas: Maria Pujol, conocida como Napa, de Prats de Lluçanès, y acusada de matar a una niña de 4 años. Para conmemorar su muerte y la de otras mujeres en la zona, se celebra el Fes-ta Bruixa, un espectáculo que tiene lugar la noche de la castañada y donde se hace una interpretación libre de esta leyenda. Al día siguiente, la Feria de las Brujas también recuerda estos hechos con diferentes puestos de artesanía y talleres de hierbas medicinales. Si no puede visitar el pueblo durante estas fechas, el Centro de la Interpretación de la Bruixeria le ofrece una explicación general de la brujería, centrándose en el estudio del fenómeno en la Cataluña del siglo XVII. Además, en Prats de Lluçanès se puede seguir la ruta de la bruja Napa, que le llevará hasta el roc Foradat, donde la tradición señala que preparaba sus brebajes.

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2.

Círculo de las Brujas y Cae de Brujas (Centelles)

De la expresión “De Centelles, brujas todas ellas” nace el Cau de Bruixes de esta villa de Osona. Una fiesta que tiene lugar dos semanas antes de Carnaval y que recuerda, entre otras, a Peyrona, una mujer de origen francés que fue acusada de dar y tomar bocios (una enfermedad que se manifiesta con la inflamación del cuello) y juzgada en Centelles en 1619. Cuando ya había sido condenada a azotes y destierro, la encontraron muerta en prisión. Durante el Cau de Bruixes se encuentra el mercado mágico, música y espectáculos de calle, entre otros. También se elige la Bruja del Año entre las mujeres del pueblo. Si visita Centelles estos días de otoño –y durante todo el año–, puede hacer la ruta Tierra de Brujas, que le llevará hasta el Círculo de las Brujas, un conjunto de cipreses colocados en redonda donde se cree que se reunían las brujas. El ciprés es un árbol que se encuentra desde siempre en los cementerios, ya que simboliza la fertilidad de la tierra y la renovación de la vida.

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3.

Piedra de las Brujas (Tavèrnoles)

Situada en un lugar de leyenda, a los pies de la colina de Sant Feliuet de Savassona, en Tavèrnoles, la Piedra de las Brujas es una de las rocas más especiales que hay en la zona. Según la leyenda, las brujas de las Guilleries empezaron a hacer marcas en una roca de grandes dimensiones porque estaban enemistadas con el barón de Savassona, relacionado con la Inquisición. El análisis de estos grabados ha encontrado hasta 50 cruces, 9 herraduras y 6 tartaletas, y según la leyenda parece que serían una especie de advertencia al barón. Si visita el lugar, suba también a ver la ermita ya observar las vistas sobre el pantano de Sau. ¡Espectaculares!

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4.

El callejón de las Brujas (Cervera)

Desde 1978, el famoso Aquelarre de Cervera vuelve a dar vida al callejón de Les Bruixes. Según la leyenda, antes por las noches de luna llena se encontraban las brujas para poner en común sus hechizos. Se trata de una calle construida en el siglo XIII, cuando Cervera todavía era una villa cerrada. Se llega desde la plaza Mayor por la calle de la Sebolleria y ahora podéis jugar a encontrar una serie de figuras, como una escoba, una cabeza de bruja, un gato negro y un búho, que Jaume Castells elaboró para decorar la calle en los años setenta. Ahora conviven con las que Xavier Badia y Bernaus añadió siguiendo la estética mística del callejón y la simbología del Aquelarre en el 2011.

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5.

Camino de la Bruisha (Tredós)

Con la idea de limpiar y volver a dar vida a un antiguo camino en desuso y de recuperar las leyendas de brujas que se contaban en Tredòs, hace un par de años el pueblo habilitó el Camí dera Bruisha. Es un recorrido circular que quiere recordar a los aquelarres de brujas que se dice que se hacían en el pueblo la noche de San Juan y que te llevará a recorrer un bosque mágico lleno de detalles. No falta la casa de la bruja y la casita de las hadas, además de los espíritus del bosque, que los pequeños pueden buscar en los troncos de los árboles, y otros elementos como una escoba gigante.

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6.

La poción de la bruja Quela (Andorra)

Quela, la última bruja conocida en Escaldes-Engordany, se ha quedado sin memoria y nos pide que le ayudemos a buscar la poción de la felicidad. Con esta premisa comienza un juego de pistas en un pequeño recorrido de 3 kilómetros situado en el circuito de las fuentes de Engolasters, que pretende introducir a los más pequeños en el mundo del senderismo. La cacería de brujas en Andorra fue especialmente cruel y además se conserva buena parte de la documentación. "En Andorra he podido rastrear entre 700 y 800 mujeres condenadas, ya que el Archivo Nacional está bastante bien conservado", explica Castell.

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Perdón del Parlament

Impulsada por la revista Sàpiens , el Parlament aprobó en el 2022 una resolución para reparar la memoria histórica de las víctimas de esas ejecuciones institucionalizadas. "La idea también era animar a la búsqueda de este tema sobre la represión contra las mujeres", explica Castell, "aunque todavía no se ha hecho". "Hay que pedir perdón institucional porque ese crimen no existió, sino que el crimen fue cometido por el otro lado", dice Jiménez. “Lo que de momento hemos logrado –sigue la historiadora– es que hemos pasado de un feminicidio histórico a un símbolo positivo para las mujeres”.