Pilarín Bayés: "E ir riendo por una cosa y por la otra, estábamos cortejando"

Uno de los mejores veranos de la ninotaire es el que empezó a festejar con Joan, que años después fue su marido

Pilarin Bayés
30/08/2025
2 min

BarcelonaDebió de ser el verano del 59 cuando la muñequita Pilarín Bayés empezó a festejar con Joan. Dice que fue algo accidentado, se iban encontrando por cualquier excusa y hacían como pura coincidencia. Paseaban sin agarrarse de la mano, nadie estaba a cuento. Él decía que nunca festejaría, era un espíritu independiente, y no fue hasta finales de verano que la relación se destapó y se supo todo.

Se habían conocido hacia febrero, él era de Vic, pero paraba poco, estudiaba en Terrassa y era muy excursionista. Fue a uno guateque donde apareció Juan. De entrada Pilarín tenía interés por coincidir con otro chico, pero Joan le pareció muy chulo, siempre decía que las cosas en Terrassa lo hacían así o lo hacían así, ya ella le gustó. Unos días después él le envió un libro de Paul Claudel, "que ahora se ha destapado que maltrataba a su mujer, pero entonces parecía el señor más progre del universo". Poco después, cuando Joan se marchó a hacer las milicias universitarias a Galicia, le propuso que le escribiera: "Se hizo el llanto aunque se lo pasó bomba. Los de Vic no estábamos muy acostumbrados al marisco, le encantó". Le comentó que le haría un favor si le escribía y ella le envió un dibujo donde se le veía vestido de militar con un paraguas. Le hizo mucha gracia, resulta que los militares tenían prohibido ir con paraguas: "E ir riendo por una cosa y por otra, estábamos cortejando".

Pilarín y Joan cuando festejaban.

Mirando atrás está convencida de que aquél es uno de los mejores veranos que recuerda: "Un verano largo, bonito y divertido. Fue extraordinario". Paseaban arriba y abajo por la plaza de Vic y ocasionalmente tomaban una horchata. Cuenta que no estaban por grandes dispendios, por eso intuía que él tenía interés, porque la invitaba. Las amigas le preguntaban: "¿Este va por ti? ¿Salid?". "Yo decía que no y que no tenían que hacer nada. Él también decía que no, pero en el fondo pensaba que sí".

Pilarín solía pasar los veranos en Salou con su familia, pero ese verano se lo hizo ir bien para no ir: "La abuela era diabética, había que cuidarla y teniendo en cuenta que el resto del año apenas podía estar con ella, porque estudiaba bellas artes en Barcelona, ​​me ofrecí". Cree que la abuela se olía algo porque una de las hermanas de Pilarín quería emparejarla con un tío del marido, un pintor bastante famoso en Estados Unidos, y la abuela le decía: "Me preferiría el de Can Mateu", haciendo referencia a Joan. "No se hablaba de nada, pero todo iba saliendo", comenta la ninotaire, que después de tres o cuatro años de noviazgo, se casó con el de Can Mateu.

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