Nuevas Ruralidades

Un emboscado con burro y TikTok

Bernat comparte en las redes la reforma de una masía en escombros de la Alta Garrotxa

Bernat y su burro Fino frente a la tienda improvisada con plásticos donde pasa muchas noches.
Júlia Bagué
25/04/2025
5 min

Alta GarrotxaLa creciente comunidad virtual de Bernat sigue día a día los avances de su gran proyecto: reformar una masía en escombros en un lugar remoto de la Alta Garrotxa y conseguir ser del todo autosuficiente. Bernat, de 39 años, aparece en la plataforma TikTok con el nombre de @mansiondelagranvida. Su contenido empezó a popularizarse gracias a las apariciones estelares de su burro, Fino.

A través del principio de usucapión, Bernat pretende obtener una propiedad abandonada de la Generalitat y reconstruir una finca en escombros. Si después de 20 años puede demostrar que sólo se ha hecho cargo de él, pasará a ser suya legalmente. Asegura que no le preocupa en absoluto que nadie reclame o pretenda comprar el terreno: "Aquí sólo vendría un loco como yo". La construcción de la casa es sólo una pequeña parte de todo lo que tiene en la cabeza. "Se trata de mostrar a la gente, sobre todo a las nuevas generaciones, como se vivía antiguamente, recuperar costumbres perdidas y demostrar que puede vivirse fuera de esta sociedad consumista que se nos ha impuesto". Su idea es que la casa pueda ser también un refugio para quien lo necesite, pero sobre todo quiere animar a la gente a emprender proyectos similares en otros lugares. "Quiero invitar a gente que venga a impartir talleres, que esto sea un espacio para compartir". A través del TikTok ya son algunos los que se han ofrecido desinteresadamente a ayudarle. Cree que a través de voluntariados y sobre todo gracias a su perseverancia, el proyecto avanzará más deprisa: "Todas las ideas locas que tengo las acabo haciendo".

Una familia poco común

Desde pequeño Bernie (así le llaman los amigos) tenía claro que quería tener esa vida: "Mi familia eran herbolarios, gente fuera de lo común, y eso me ha marcado mucho". Con tan sólo 9 años hizo su primer sueldo vendiendo cañas para el huerto a su vecino. Más tarde, con 12, decidió que no quería que le mantuvieran más e iba al mercado a vender incienso, como había aprendido de sus padres. Durante la adolescencia una serie de malas decisiones le hicieron descarrilar, pero asegura que supo sacar experiencias positivas que le han llevado a ser quien es ya poner en marcha el gran proyecto. Lo llama "mansión de la gran vida", ya que hace años se enamoró de una casa que llamaba así, y se prometió conseguirla, aunque adaptada a sus gustos e intereses.

Bernat con uno de los amigos que le ayudan a reconstruir la casa de la Alta Garrotxa.

Aislado pero conectado al TikTok

Bernat siempre había pensado que las redes no estaban hechas para él. A través de TikTok empezó a ver contenido que le interesaba y decidió compartir su día a día. Además, constató que su presencia en las redes ayuda a la gente: "Me escribió una persona que estaba pasando un mal momento y me dijo que le encantaba lo que yo compartía y que le estaba despertando ganas de vivir". Sus seguidores se deleitan por las aventuras de Fino, su burro, que a menudo desaparece para ir "de marcha" con los burros de los vecinos. Lo adoptó para que le ayudara con las obras y para que le cargara el equipaje en sus quinielas, ya que es alpinista, pero le sabe mal cargarlo demasiado y siempre acaba llevando él mismo lo que más pesa.

Asegura, sin embargo, que con los móviles y la tecnología es un desastre: "Siempre pierdo los teléfonos y nunca recuerdo las contraseñas de los correos", dice. Aparte de los vídeos de sus animales, también comparte sus recetas de cocina, infusiones y ungüentos naturales. Intentará reconstruir la casa tal y como era antes de acabar en escombros, pero asegura que en la cocina es el lugar al que dedicará más tiempo y espacio. "Cocinar es mi gran pasión", dice. Su expareja, que a menudo realiza estancias largas en el campamento, explica que cuando vuelve a la ciudad le dicen que es la única persona que conocen que vuelve de la montaña más gordita que cuando se marchó. "Como a veces estar aquí puede ser aburrido, las comidas crean expectación".

Bernat con uno de los perros dentro de la casa que está reformando.

Bajo un cobertizo de plásticos

Hasta que las obras no avancen, Bernat pasa las noches en una tienda improvisada con cuatro palos y un plástico. Asegura que no es una vida nada fácil, sobre todo cuando llueve y cuando hace mucho frío, pero que lo importante es mantenerse siempre positivo: "Yo le quito hierro a cualquier asunto. Todos los problemas son hojarasca". La soledad, para él, es un lujo, pero reconoce no estar hecha para todos. Además, actualmente le acompañan dos amigos que colaboran en el proyecto, tanto con mano de obra como con dinero para la comida y los materiales. Bernat había sido encofrador, cobrando casi 4.000 euros al mes, pero lo dejó a los 36 años: "Siempre le decía a mi cabeza que me exprimiera bien, que a los 40 me jubilaba". Lleva 15 años sin tener cuenta en el banco porque, al fin y al cabo, su objetivo es ser autosuficiente. Baja en la "civilización" lo mínimo necesario. "La comodidad es un vicio, una droga", asegura.

Fino, el burro de Bernat, es uno de los protagonistas de sus vídeos más vistos de TikTok.

Dice que es inmune a los resfriados. Cuando comienza la primavera cuelga los zapatos y va descalzo hasta octubre. Si se clava algo, se abre la planta del pie con un cuchillo y se lo extrae. Por el momento la casa en escombros sólo le sirve de comedor y despensa, y consta de 4 paredes y un techo de cañas. "Si vienen las autoridades ya puedo decir que vivo. Alguna vez me han dicho que no puedo vivir sin cristales en las ventanas, pero les contesto que yo no necesito eso".

La escuela de la vida

Aunque nunca se ha relacionado con ninguna corriente ideológica, tiene algo claro: "A mí no me gusta el sistema y por eso no le sigo, pero tampoco lo repudio" Su "escuela de la vida" fue muy diferente a la de sus compañeros de clase, y comprende que esta forma de vivir no está hecha para todo el mundo. haciendo. Ahora los chavales cada vez son más tacaños, van a comprar refrescos y se piden. bizumos de 60 céntimos". Relaciona las depresiones y otros trastornos con el ritmo frenético basado en el consumo, y dice que con sus vídeos pretende demostrar que "se puede vivir y ser feliz con poco".

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