La necesaria recuperación de las aves carroñeras
En las comarcas de Girona hay tres muladares o puntos de alimentación suplementaria para aves necrófagas
GeronaEn Cataluña hay diecisiete muladares o puntos de alimentación suplementaria (PAS) para aves carroñeras o necrófagas. Son espacios autorizados y regulados donde, cumpliendo una serie de requisitos, se pueden dejar subproductos cárnicos no destinados al consumo humano que provienen de mataderos, como patas de corderos, ovejas o cabras. Debe haber una trazabilidad de cada una de estas aportaciones, que deben registrarse, y se hace un control estricto. Gracias a estos muñecos, algunas aves necrófagas, como el buitre leonado, se han podido recuperar, y otras, que todavía están en situación de vulnerabilidad o directamente en peligro de extinción, como el quebrantahuesos, el alimoche, el buitre negro o el milano real, llevan camino de recuperarse.
En el límite de la extinción
"En el último siglo vivían de animales domésticos de ganadería extensiva, se alimentaban cuando moría una vaca, una yegua, un burro o una cabra. Se dejaban los cadáveres en el campo o en la montaña y ellas se las comían –explica Joan Real, profesor de biología de la Universidad de Barcelona y científico especializado en aves rapinyaires y científico especializado en aves rapaces'. los animales de tiro fueron sustituidos por tractores y esto ya fue una primera vez para estas aves”.
El primero, pero pronto vino otros. "La ganadería extensiva empezó a disminuir ya principios del siglo pasado se empezaron a perseguir a muchos depredadores con venenos como la estricnina, básicamente para erradicar osos, lobos, zorros, etc. Entonces las rapaces se comían estos cebos envenenados y también morían", añade Real. Todo esto hizo que los carroñeros necrófagos disminuyeran muchísimo, por lo que en muchas zonas de Catalunya se extinguieron. "En el Pirineo oriental desaparecieron todas las carroñeras necrófagas –buitre negro, que se conozca, nunca ha habido en el Pirineo oriental–. En los años setenta no quedaba ni uno, como quien dice. En el Pirineo occidental quedó un reducto, en el Pallars", explica Real.
Entonces, poco a poco, las poblaciones se empezaron a expandir. "Primero porque se dejó de perseguirlos, se dejó de poner venenos porque se prohibió la estricnina y, probablemente, también a raíz del incremento de las granjas de cerdos, porque antes los cerdos que se morían se dejaban fuera. A partir de aquí, las pobla. hasta principios del año dos mil", añade Real.
Pero en aquellos años también fue cuando apareció la llamada enfermedad de las vacas locas. "Eso hizo que se prohibiera, primero por normativa europea y después española, que cualquier animal muerto se dejara de golpe a todas ellas. dispersaran, fue todo un batiburrillo", recuerda Real. Se legisló que había que depositar los cadáveres en un contenedor y llevarlos a incinerar, medida que todavía hoy está vigente en buena parte del territorio catalán, a pesar de algunas entidades que gestionan muladares.
La mayoría de muladares o PAS están en las comarcas de Lleida y de la Cataluña central, hay un par en las Terres de l'Ebre y tres están en las comarcas de Girona. "Son para favorecer a las especies necrófagas que están protegidas o amenazadas", dice Ricard Casanovas, jefe del Servicio de Fauna y Flora de la Generalitat. El carrizo más veterano de Girona es el de la Coma de Planès, gestionado por el Parque Natural de Cabeceras del Ter, en el Ripollès, en activo desde 2002.
Más o menos aquellos años, la Agrupación Naturalista y Ecologista de la Garrotxa (ANEGX) empezó a realizar aportaciones alimentarias a la montaña de Comanegra, pero se encontró con varias dificultades. Una es que el momento en que estas aves necesitan más alimento es en invierno, y les era imposible acceder a ellas porque todo estaba nevado. "Entonces empezamos a dejar en una sierra dentro del término municipal de Olot, y para nuestra sorpresa el buitre león empezó a venir. Pero no era una situación sostenible. Los buitres pueden comer hasta tres kilos, entonces no pueden volar y se quedaban en los tejados de las casas. Iba bien porque las escuelas les podían ir a ver [l'ANEG, pero no podía ser", dice Joan Montserrat, presidente de la ANEGX.
Actualmente gestionan un carrizo en la Alta Garrotxa, llamado La Canova de Escales, en el término municipal de Oix y Montagut, y tienen un acuerdo de custodia con una explotación ganadera donde van los alumnos para ver el carrizo desde la distancia. El carrizo actual está legalizado desde el año pasado: "Los trámites administrativos y burocráticos son muy lentos –se lamenta Montserrat–, pero ya hace más de veinte años que se trabaja para recuperarlos. Los necrófagos empezaron a aparecer en la Garrotxa en el año 2000, antes no se veían a Nos, no se veían, Aleshores. veías nunca". Actualmente hacen una aportación alimentaria por semana y tienen contabilizados 47 nidos de buitres, 5 parejas de alimoche y 4 parejas de águila real, "que no es necrófaga pero se aprovecha: cuando todo está nevado y no encuentran teca, van al carrizo", dice Montserrat.
PASO las Viñas en Cabanelles
El último carrizo o PAS en entrar en servicio en las comarcas de Girona es el de Les Vinyes, entre los términos municipales de Albanyà y Cabanelles, al norte del Alt Empordà, que también es parte de la Alta Garrotxa. Está en una finca con un acuerdo de custodia del territorio de la fundación Pioneros de Nuestro Tiempo, se inició en 2020 en fase de pruebas, se aprobó definitivamente en 2021 y se renovó en 2024. El carrizo es bastante utilizado por el alimoche, y se hacen aportaciones específicas para esta especie. Este carrizo ha permitido expandir el área de cría de esta especie hacia el este de los Pirineos. Recientemente el alimoche ha criado por primera vez en el Alt Empordà. También se prevé que el espacio favorezca la recuperación de la población de buitre negro en Cataluña y la conecte con las poblaciones de Francia. "Vienen el buitre negro, el buitre común, el alimoche, el quebrantahuesos… Es un lugar que está funcionando muy bien para el alimoche, que es una especie vulnerable", explica Aleix Millet, responsable del área de biodiversidad de la fundación. Nació como un lugar de alimentación para aves necrófagas, "pero a partir de ahí ocurren otras actividades, como la fotografía de naturaleza, y también se hace captura, marcaje y seguimiento de ejemplares con universidades", añade Millet.
En el carrizo de les Vinyes hay contabilizados un mínimo de diez alimoche que lo visitan desde marzo hasta septiembre. Existe también un seguimiento científico de la especie y se han establecido convenios de colaboración con centros de investigación para realizar estudios mediante el marcado de ejemplares. Buitre negro tiene un mínimo de tres ejemplares diferentes, así como cuatro quebrantahuesos. También se han detectado al menos dos ejemplares de águila real. Otras especies que lo frecuentan son el milano negro, el milano real, los cuervos y las cornejas.
Importancia de las aves necrófagas
Actualmente existen zonas habilitadas como zonas especiales de protección para la alimentación de especies necrófagas (ZEPAEN) donde se permite dejar animales que mueran en la naturaleza para que sean consumidos por las aves carroñeras y no tengan que llevarse a incinerar. Millet señala que "en India prácticamente desaparecieron los carroñeros y tuvieron muchos problemas sanitarios porque proliferaban las carroñas, porque nadie se las comía". "Desde mi punto de vista, el problema que veo en los muladares es que estás condicionando a los animales, porque dependen de este humano que les trae comida. Pienso que lo más relevante sería que toda la ganadería extensiva que hay en zonas de montaña como la Alta Garrotxa, el Alt Ripollès y el Alt Empordà dejara a los animales que se mueran a los animales que se mueran a los animales que se mueran a los animales que se mueran a los animales que se mueran a los animales que se mueran a los animales que se mueran a los animales que se mueran al animales. se les traiga comida". "Ir a buscar a un animal cuando muere a montaña y llevarlo a incinerar tiene unos costes en CO₂ muy importantes. En un periodo en el que buscamos la descarbonización, dejamos que los buitres hagan su función natural, que ellos son los basureros de la naturaleza y encima no emiten CO2", concluye Real.