Memoria histórica

La plaza de Girona dedicada a un poeta falangista que los vecinos no quieren cambiar de nombre

Los propietarios de pisos y locales dicen 'no' en el referéndum del Ayuntamiento para que la plaza Poeta Marquina recupere el nomenclátor histórico de plaza del Carril

La plaza Poeta Marquina de Girona, con el bar Núria de fondo. Los vecinos han dicho 'no' a cambiarle el nombre por el histórico "plaza del Carril".
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GeronaCerca de la estación de tren de Girona, hay una plaza que da la bienvenida al viajante con adoquines y plátanos centenarios donde habitan cientos de estorninos. La mayoría de los gerundenses la conocen por ser "la plaza del Bar Núria", un establecimiento con licencia de quiosco frecuentado tanto por quien madruga como por quien estira la noche. Pero lo que pocos gerundenses saben es que el nombre real de la plaza, Poeta Marquina, homenajea a un barcelonés que no tenía ningún vínculo con Girona y que, una vez terminada la guerra, se convirtió en uno de los grandes exponentes de la propaganda falangista. También fue el autor de la primera letra oficial que tuvo el himno español, la Marcha real, por encargo de Alfonso XIII. Los mayores aún recuerdan que antiguamente se llamaba "plaza del Carril". En la parte más cercana a las vías elevadas estaba situada la estación del tren de Francia, hasta que en 1974 se construyó el viaducto. Los adoquines actuales son testigo: existen porque buena parte de la plaza todavía es titularidad de Adif. Es decir, del Estado.

Ahora la plaza es noticia tras el proyecto frustrado del Ayuntamiento de Girona para dejar atrás el nombre de Poeta Marquina, que en plena posguerra el consistorio franquista impuso, por encima del nombre popular de "plaza del Carril". Los propietarios de los locales y pisos que participaron en el referendo celebrado justo antes de Ferias respondieron con un no rotundo al cambio en el nomenclátor. La participación fue muy baja, del 22,52%, pero el resultado, claro: sólo 16 personas votaron a favor del cambio de nombre y 34 votaron en contra. En una convocatoria a los medios, el concejal de Transición Ecológica y Área Urbana, Sergi Font, consideró "una lástima dejar escapar la oportunidad de borrar un nombre franquista". Ahora el resultado se ha elevado a la Comisión del Nomenclátor, que debe tomar una decisión definitiva, pero Font ya remarcó que el resultado había sido contundente y que debía tenerse en cuenta.

La plaza Poeta Marquina desde otra perspectiva. En estos plátanos centenarios suelen instalarse estorninos.

¿Pero quién fue realmente Poeta Marquina? El archivero Joan Boadas, encargado durante años de vehicular el nomenclátor de la ciudad, fue uno de los primeros en investigar sobre el personaje y descubrir su legado falangista. "Hasta ahora ningún consistorio había planteado cambiar su nombre, pero quizás porque el conocimiento sobre el personaje ha ido en aumento –explica al ARA–. Pienso que el hecho de que se llamara Poeta Marquina, y no Eduardo Marquina, que era su nombre, le salvó de limpiezas anteriores. El caso es que me ha costado mucho llegar a la información sobre el mismo".

El Osito Marquina de Dalí

La mayoría de biografías hablaban de Eduardo Marquina Angulo como un poeta "exiliado", y algunos lo atribuían a la Guerra Civil. Lo cierto es que el golpe de estado de 1936 lo encontró en Buenos Aires, donde estaba de gira como dramaturgo reputado. Pero esto no fue inconveniente para que volviera a España ya partir de 1938 empezara una vinculación firme con la Falange, recuerda Boadas, quien encontró una carta que le dirigió uno de los fundadores del partido político, Eugenio Montes Domínguez. "Una de las más bellas emociones que retengo de este año en América es la de aquella tarde en que, como la camisa azul, leiste el juramento de la Falange y yo glosé y canté públicamente el evento", recordaba en la misiva sobre cuando Marquina estaba en Buenos Aires.

La implicación fue a más y en 1939 escribió el libro Corona de sonetos, en la que glorificaba a José Antonio Primo de Rivera como mártir. También fue presidente de la Comisión Depuradora de los Socios y Administrados de la SGAE (1941), que se encargaba de purgar a los autores y editores no afines al régimen. En 1946 murió en Nueva York. Tres años antes, el consistorio franquista gerundense decidía dedicarle una plaza, a pesar de no tener ninguna implicación con la ciudad. Para Boadas, seguramente alguien medió para que así fuera.

Curiosamente, Marquina había empezado su carrera de dramaturgo y poeta escribiendo en catalán y se casó con Mercedes Pitxot, que tenía casa en Cadaqués. Sin embargo, el cambio de siglo empezó a escribir en castellano y se convirtió en un dramaturgo exitoso. Fue así como los Dalí, junto con Federico García Lorca, decidieron bautizar a uno de los peluches de la familia con el nombre de Osito Marquina, dado el parecido que le encontraron con el poeta. El hueso está expuesto actualmente en el Museo del Juguete de Figueres.

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