200.000 dosis de la Sputnik V paradas: Eslovaquia las compró pero ahora no se fía

El caso provocó la dimisión del primer ministro y Rusia ya ha pedido que les devuelvan las vacunas

SabadellEslovaquia recibió el 1 de marzo 200.000 dosis de la vacuna Sputnik V contra el covid-19, pero un mes y medio más tarde todavía no ha usado ni una. El primer ministro decidió unilateralmente comprar la vacuna rusa para intentar controlar una pandemia que golpeaba con fuerza el país centroeuropeo, pero las autoridades sanitarias todavía no le han dado el visto bueno. La polémica acabó forzando la dimisión del jefe de gobierno y ha provocado tensiones entre Bratislava y Moscú.

Durante la segunda quincena de febrero Eslovaquia era el país del mundo que registraba más muertos por covid-19 en relación a su población, con cifras que llegaron a superar las 18 defunciones de media diaria por millón de habitantes. En este contexto, el primer ministro, Igor Matovič, decidió comprar dos millones de dosis de la Sputnik V. Pero lo hizo en secreto y sin tener ni siquiera el aval de su propio gobierno: las primeras 200.000 dosis llegaron al país el 1 de marzo, y hasta ese mismo día Matovič no explicó que había firmado este acuerdo de compra, según el cual Eslovaquia tenía que recibir un millón de unidades de la vacuna rusa entre marzo y abril y un millón más hasta junio. De momento, sin embargo, no han llegado más.

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"Dado que el covid-19 no tiene ninguna inclinación geopolítica y que no tiene nada que ver con la política, sino únicamente con proteger la salud y la vida, creemos que es totalmente correcto comprar también la vacuna rusa, una vacuna fiable", dijo entonces el primer ministro, que calculaba que, gracias a este nuevo producto, el ritmo de vacunación en el país se podría acelerar un 40%.

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Características diferentes

Pero este plan tenía algunos inconvenientes, el más importante de los cuales era que la Sputnik V no había sido aprobada por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) ni tampoco por las autoridades sanitarias eslovacas. Y 45 días más tarde todavía no ha obtenido esta autorización. De hecho, el Instituto Estado para el Control del Medicamento (SUKL) no ve nada claro que, hoy por hoy, la vacuna rusa pueda conseguir su aval. La semana pasada este organismo avisó de que las dosis de la Sputnik V que habían llegado al país no tenían las mismas características que las que está estudiando la EMA ni las que había analizado la revista científica The Lancet, que en febrero concluyó que la vacuna tenía un 91,6% de eficacia.

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Además, la directora ejecutiva del organismo, Zuzana Batova, explicó a la agencia de noticias eslovena TASR que, "a pesar de las repetidas peticiones", el laboratorio ruso Gamaleia, fabricando de la Sputnik V, no les había facilitado los datos que los habían solicitado. En un comunicado enviado a Reuters, el SUKL explicaba que no había podido llegar a ninguna conclusión sobre "el balance de beneficios y riesgos" de la vacuna debido a la "cantidad de datos no comunicados por el productor, la incoherencia en las formas de las dosis y la imposibilidad de comparar los lotes utilizados en varios estudios y países".

"Acto de sabotaje"

Desde Rusia, sin embargo, negaron estas acusaciones. La cuenta oficial de Twitter de la Sputnik V calificó de "acto de sabotaje", de "fake news" y de campaña "de desinformación" la afirmación del regulador eslovaco de que las dosis enviadas al país eran diferentes de las del estudio de The Lancet. "Todos los lotes de la Sputnik V tienen la misma calidad y se someten a un riguroso control de calidad en el Instituto Gamaleia. La calidad de la Sputnik V ha sido confirmada por reguladores de 59 países", subrayaron los responsables de la vacuna, que se quejaban de que el SUKL hubiera encargado los análisis a laboratorios que no forman parte de la red avalada por la Unión Europea.

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Por este motivo, el Fondo de Inversión Directa Ruso (el fondo soberano que se encarga de la venta de la vacuna al extranjero) pidió a las autoridades eslovacas que sometieran la vacuna al análisis de un laboratorio autorizado por la UE y que devolvieran las dosis a Rusia, argumentando "múltiples violaciones del contrato", para que "se puedan utilizar en otros países".

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En un intento de rebajar la tensión, el gobierno eslovaco respondió que "tiene interés" en poder vacunar a sus ciudadanos con la Sputnik V, y que "es obligación del estado asegurar la existencia de esta vacuna en la cantidad y la calidad requeridas". Este jueves, el nuevo primer ministro, Eduard Heger, ha dicho que espera que a principios de mayo la vacuna rusa se pueda empezar a inocular a sus conciudadanos.

Crisis política

Heger asumió el cargo el 1 de abril, después de la dimisión de Matovič. La decisión del anterior jefe del ejecutivo de comprar la vacuna rusa sin consultarlo con sus ministros abrió una profunda crisis en el gobierno, formado por cuatro partidos. Después de semanas de tensión y de varias dimisiones (empezando por la del ministro de Salud, Marek Krajčí, del mismo partido que Matovič), las cuatro fuerzas que forman el ejecutivo acordaron que el primer ministro dimitiría y que lo sustituiría Heger, hasta entonces ministro de Finanzas (un cargo que, a su vez, pasó a manos de Matovič).

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Eslovaquia, que tiene prácticamente 5,5 millones de habitantes, es ahora mismo el décimo de los veintisiete países de la UE donde menos vacunas se han administrado, con 22 dosis por cada 100 habitantes. De todos los estados miembros, el segundo donde avanza más rápidamente la campaña de vacunación es Hungría, el único país de la UE que sí ha autorizado la Sputnik V y donde ya se han inoculado más de 45 vacunas contra el covid-19 por cada 100 habitantes. La semana pasada Hungría aceptó la petición de Matovič de ayudar a Eslovenia en el análisis de la vacuna rusa.

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La Sputnik V se está usando en muchos países asiáticos, africanos y latinoamericanos, y también en algunos estados europeos de fuera de la UE. La semana pasada Alemania anunció el inicio de negociaciones con Rusia para la adquisición de la vacuna, con tal de que previamente haya recibido el aval de la EMA. Austria, la República Checa y Chipre también se han mostrado interesados, mientras que la Comisión Europea mantiene la negativa a abrir conversaciones con Moscú.