América Latina

Chile rechaza por amplia mayoría la nueva Constitución y mantiene el legado de Pinochet

El no se impone con el 61% y deja al presidente Gabriel Boric contra las cuerdas

Marta Pérez
3 min
Manifestantes celebrando el resultado en Santiago

Buenos AiresPor más de 20 puntos, Chile ha descartado este domingo la propuesta de nueva Constitución en el plebiscito que culminaba el proceso constituyente abierto después de la revuelta social de 2019. Con un 99,9% escrutado, la opción del "Rechazo" ha sumado el 61% de los votos, mientras que el "Apruebo" se ha quedado en el 38%. Con una participación del 85% (histórica, aunque en Chile el voto es obligatorio), el no se ha impuesto en todas las regiones del país, también en la Región Metropolitana y en Valparaíso, donde la "Apruebo” había depositado todas sus esperanzas.

Es una contundente derrota para el presidente Gabriel Boric y los sectores esperanzados con un cambio en el país. La victoria del no, que las encuestas ya vaticinaban aunque no por un margen tan amplio, abre un escenario incierto. Por ahora, tal como indica la actual carta magna, seguirá vigente el texto actual, escrito e implementado en 1980, en plena dictadura de Augusto Pinochet (1973-1980) y reformado de forma parcial en democracia. 

Las calles de las principales ciudades del país se han llenado de ciudadanos que celebraban el resultado. En Santiago, la mayoría se ha concentrado con banderas en el sector oriental de la capital, feudo de las clases más acomodadas, donde el voto negativo todavía ha sido más agobiante que en el resto del país, con un 80%.

Aspectos polémicos

Aspectos como el carácter plurinacional del Estado, la sustitución del Senado por una Cámara de las Regiones más descentralizada y el alcance de la propiedad privada en aspectos como las pensiones o la vivienda, eran algunos de los puntos más controvertidos del nuevo texto, que ha quedado en papel mojado.

Boric ha comparecido ante la televisión pública una vez se ha confirmado la contundente derrota del proyecto y se ha comprometido a dar continuidad al proceso y a “construir en conjunto con el Congreso y la sociedad civil un nuevo itinerario constituyente”, ha dicho. “Los chilenos y chilenas han exigido una nueva oportunidad para encontrarnos y tenemos que estar a la altura de este llamamiento”, ha añadido. 

En julio, Boric anunció que en caso de llegar al escenario actual “ tendría que haber un nuevo proceso constituyente” y que durante un año y medio más “se tendrá que discutir todo de nuevo desde cero”. Pero, por ahora, no está claro cómo sacará adelante este planteamiento.

Opciones abiertas 

En el conjunto de partidos que han promovido el rechazo, que abrazan desde la extrema derecha hasta el centroizquierda, no hay consenso sobre el mecanismo a través del cual se tendría que abrir un nuevo proceso. Sobre la mesa hay varias opciones: mientras algunos apuestan por traspasar el protagonismo al Congreso, otros consideran más apropiado que se haga cargo una comisión de expertos.

Por ahora, dos diputados han presentado un proyecto para que el presidente pueda dar pasos para abrir un nuevo proceso constituyente, pero la idea no es unánime. La extrema derecha ya ha dicho que no quiere un nuevo texto, sino reformar el actual. Hace tres semanas el hemiciclo dio luz verde a una norma que facilitaría este camino a través de la reducción de quórums. Pero no hay certezas de que el Congreso valide alguna de estas vías. La derecha tiene mayoría, pero el conjunto de fuerzas políticas quedó muy fragmentado en las elecciones legislativas del noviembre pasado.

Boric, contra las cuerdas

El presidente chileno ha sido un acérrimo defensor de la nueva Constitución. Firmó el acuerdo que dio paso al proceso, incluso en contra de las bases de su propio partido. Lo defendió durante la campaña y ya en el poder vinculó el éxito de su gobierno a la nueva propuesta. Por eso, estos resultados lo dejan contra las cuerdas. 

Boric afronta hoy un escenario más complejo para implementar su programa de gobierno. Los resultados del plebiscito han precipitado una crisis que hasta ahora el mandatario había podido esquivar. Durante su discurso, después de conocer la derrota, ha insinuado que los próximos días llevará a cabo una reestructuración del gobierno. “Tendremos que hacer ajustes en nuestros equipos de gobierno para afrontar este nuevo periodo con aires renovados”, ha dicho. Un sector de la derecha ha supeditado su asistencia a la invitación del presidente para discutir la forma que tendrá que tomar esta remodelación.

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