América Latina

Ecuador encara las elecciones más anómalas en plena crisis de violencia y crimen organizado

Los homicidios se han multiplicado por cinco en siete años, a medida que los cárteles internacionales de narcotráfico han ido ganando poder

Soldados patrullan las calles de Quito, en los días previos a las elecciones generales de este domingo, tras el asesinato del candidato presidencial Villavicencio.
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Santiago de ChileEcuador celebra este domingo las elecciones presidenciales y legislativas más anómalas desde el regreso a la democracia en 1979. El asesinato del candidato a la presidencia Fernando Villavicencio en Quito –el cuarto de un representante político en menos de un mes–, ha conmocionado profundamente a la sociedad, que vive la peor crisis de seguridad de su historia reciente. Los comicios se celebrarán bajo el estado de excepción decretado por el gobierno durante 60 días, que ha comportado el despliegue de las fuerzas armadas, además de 60.000, y la suspensión de derechos fundamentales como la inviolabilidad del domicilio.

El crimen organizado y la violencia se han apoderado del país. Según cifras de la policía ecuatoriana, en 2022 se registraron 25,75 homicidios por cada 100.000 habitantes, un aumento del 82,5% respecto a 2021. En lo que llevamos de 2023, la tasa ya se sitúa en 20, un 58% más que en el mismo período del año pasado, cuya tendencia apunta a cerrar el año con 40 homicidios por cada 100.000 habitantes. En tan sólo siete años, este indicador se ha multiplicado por cinco y el país ha pasado de ser considerado de los más pacíficos de la región a uno de los más violentos.

“En los últimos años se ha debilitado la estructura estatal que regulaba la seguridad: se han reducido ministerios –de tres a uno–, las instancias de coordinación y el presupuesto”, explica la académica ecuatoriana Carolina Ávila. El Estado también ha perdido el control de las prisiones, dice la experta, que están superpobladas y en las que los motines son frecuentes. En uno, el 25 de julio, en el recinto penitenciario de Guayaquil, la segunda ciudad del país, murieron 31 reclusos.

El candidato Yaku Pérez, protegido con chaleco antibalas, al cierre de campaña en Quito

El tercer factor, para Ávila, tiene que ver con el narcotráfico y las redes criminales transnacionales, que buscan el control de la distribución y exportación de drogas como la cocaína. La periodista ecuatoriana Desirée Yépez apunta que en las últimas dos décadas Ecuador ha pasado de ser “un simple punto” en medio de los dos principales productores mundiales de coca (Colombia y Perú) a convertirse en uno de los principales distribuidores hacia Europa: "El crimen organizado transnacional ha encontrado en Ecuador la posibilidad de ampliar y perfeccionar sus operaciones", dice. También tienen que ver, a su juicio, los acuerdos de paz de la guerrilla de las FARC en Colombia, uno de los grandes operadores del narcotráfico, que se ha desintegrado y ha penetrado en el país vecino.

Choneros, Tiguerones, Lagartos y Lobos

"Las mafias han declarado la guerra en Ecuador", declaró el ministro de Defensa, Luis Lara, tras hacerse pública la muerte de Villavicencio. El candidato asesinado era conocido por su faceta anticorrupción y por haber denunciado los vínculos entre el crimen organizado y varias autoridades, entre ellas el expresidente de izquierdas Rafael Correa y su sucesor, del mismo partido, Lenín Moreno. El también periodista y amigo personal, Christian Zurita, sustituirá a Villavencio, aunque las papeletas, que ya estaban impresas, llevarán todavía el nombre y el rostro del político asesinado.

“Son bandas con miles de operadores, lideradas por ecuatorianos que importan las formas de actuar mexicanas, muy vistosas y sanguinarias, para atemorizar a la población”, dice Yépez. Según ella, se trata de “brazos operadores” de los grandes cárteles mexicanos como el de Sinaloa o el de Jalisco Nueva Generación.

Entre los grupos más relevantes se encuentran los Choneros, los Tiguerones –escindidos de los anteriores–, los Lagartos y los Lobos, que se han dado a conocer mundialmente después de verse obligados a subir a las redes un vídeo para desmentir una publicación falsa en la que unos supuestos lobos se atribuían el atentado contra Villavicencio. "Ni siquiera el presidente de la República tiene la capacidad de llegar a la cantidad de gente que tienen los líderes de estos grupos, muchos de ellos desde la cárcel", subraya Ávila, y pone como ejemplo que la ciudadanía se creyó ciegamente el vídeo difundido por los Lobos auténticos y su versión, en la que se sacudían las responsabilidades.

"Empezamos a ir hacia un narcoestado"

El tema estrella de la campaña electoral fue la seguridad. Según la encuesta Gallup de enero, el 64% de los ecuatorianos se sienten inseguros, y en los estados de la costa occidental, epicentro del tráfico de drogas, la cifra sube al 73%. “La sensación del día a día es de miedo y de cierre porque no estás seguro en ninguna parte. Estamos empezando a ir hacia un narcoestado”, comenta Yépez, que aunque vive fuera de Ecuador viaja allí muy a menudo porqué tiene a su familia. "El estado y las autoridades han fallado en garantizar una vida tranquila en el país y eso es absolutamente nuevo para nosotros, que estábamos acostumbrados a una relativa calma", añade.

Ante el miedo de la ciudadanía, los candidatos enfocan la campaña con paquetes de medidas para combatir el nuevo escenario a base de mano dura, como el empresario Jan Topic, un outsider que concurre por la derecha y propone imitar la estrategia de seguridad de Nayib Bukele en El Salvador.

“Hay un sentimiento de desesperanza al pensar en quién y en cómo se pueden afrontar estos grupos fácticos”, dice la periodista, que califica el asesinato del candidato presidencial como "una vez a la moral de los ecuatorianos” porque era uno de los combatientes de la corrupción más importantes del país. Su gran miedo (y el de la mayoría de ecuatorianos) lo resume así: “Una vez el crimen organizado penetra en todos los poderes del estado, cuesta muchos años resolver el conflicto”.

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