Efecto péndulo: la ultraderecha arrasa en las presidenciales de Chile
José Antonio Kast derrota en segunda vuelta a la progresista Jeannette Jara, del Partido Comunista y ex ministra del gobierno Boric
Enviada especial a Santiago de ChileLa ultraderecha está de fiesta en Chile. José Antonio Kast ha protagonizado una victoria abrumadora este domingo, con un 58,1% de los votos, frente a la candidata progresista Jeannette Jara, que tan sólo ha logrado un 41,8% del apoyo, un resultado bastante fiel al que pronosticaban las encuestas. La participación ha sido altísima, del 85%, porque el voto en el país ha vuelto a ser obligatorio. La celebración en la sede del partido de Kast en Santiago ha sido monumental y enseguida, Jara –militante del Partido Comunista, con un programa de centroizquierda– ha publicado un tuit en el que anunciaba que ya había hablado con Kast por teléfono para felicitarle. En su primer discurso como presidente electo, Kast ha reforzado los puntos estrella de su programa: seguridad pública, control migratorio y combate en el narcotráfico, y ha prometido que Chile "volverá a ser libre del crimen, de la angustia y del temor". Jara le respondió: "en todo lo que sea bueno para Chile, encontrará mi apoyo", dijo, "y en lo que nos pueda hacer retroceder, encontrará una oposición firme, democrática y responsable".
Kast ha justificado el golpe de estado militar que en 1973 lideró a Augusto Pinochet contra el gobierno de Salvador Allende, así como las violaciones a derechos humanos que se perpetraron después, durante la dictadura. Es el presidente más ultra que ha tenido Chile desde el regreso a la democracia, que releva al progresista Gabriel Boric, considerado "demasiado woke"por algunos de sus propios votantes, y que ha hecho más promesas de las que ha podido cumplir. Es el fenómeno del péndulo chileno, según el cual hace veinte años que el traspaso de poder nunca está a un sucesor del mismo signo político porque la ciudadanía vota más por castigo que por afinidad, en una alternancia en el poder que, según el. politóloga Javiera Arce, "Boric se apresuró a instalar marcas como 'gobierno feminista' o 'gobierno ambientalista' antes de cristalizar esto en políticas públicas, aparte de que su coalición de gobierno no funcionó y que nunca dio respuesta a demandas muy sentidas delestallido social".
En 2019, un cúmulo de malestares relacionados con la desigualdad social y un alto coste de la vida, desembocó en una oleada de protestas masivas en Chile, que fueron duramente reprimidas por el gobierno de Sebastián Piñera. El llamado estallido evidenció el fin del consenso de la transición democrática, pero con la elección de Boric –joven, promotor del diálogo y con una mirada fresca al progresismo– se esperaba que las demandas que habían desembocado en ese choque social pudieran canalizarse institucionalmente, algo que finalmente no ocurrió. A continuación, se sucedieron dos procesos constituyentes, con el objetivo de cambiar la Constitución de 1980: ambos fueron rechazados por mayoría, uno por demasiado progresista, y el otro por demasiado conservador. El resultado es que, hoy en Chile, sigue rigiendo la Carta Magna del pinochetismo.
El debate sobre la inseguridad
Relacionando exitosamente la inseguridad y la inmigración irregular, ejes centrales de su campaña, José Antonio Kast ha seducido a la mayoría de los chilenos con una propuesta de mano dura, mayor control fronterizo y expulsión de personas indocumentadas de Chile. "La mayoría de los migrantes que hemos llegado a Chile no hemos venido a delinquir sino a trabajar", dice Raúl, enfermero colombiano de 33 años que lleva ocho viviendo en Chile y que, pese a tener los papeles en regla, teme por amigos y familiares que no tienen, y por eso ha votado por Jeannette Jara. Eliana, venezolana de 75 años llegada a Chile hace 11, reconoce que "entiende" la propuesta de Kast, por quien ha decidido votar, sobre todo porque "hay que adaptarse al país al que llegas, no pretender que el país se adapte a ti", y porque la etiqueta de "comunista" de Jara le ha echado atrás. "No quiero revivir aquí lo que hemos vivido con Chávez y Maduro allá", remacha.
En cuanto al aumento de la delincuencia, hay percepciones dispares: algunos ciudadanos han cambiado sus hábitos, evitando salir de casa después de anochecer. Otros, en cambio, consideran que "todo es una exageración" y apuntan a que, aunque haya aumentado la inseguridad, "Chile sigue siendo uno de los países más seguros de América Latina". Pero Kast insistió con la instalación de prisiones de máxima seguridad, endurecimiento de penas para miembros de bandas criminales, y revisión de la aplicación de la legítima defensa, entre otras medidas: "Chile está funcionando a la inversa: los delincuentes están libres y los ciudadanos honestos viven encerrados", dijo en campaña.
Un programa de recortes
En los primeros 18 meses en La Moneda, José Antonio Kast promete un gran recorte fiscal de 6.000 millones de dólares en gasto público, que no ha detallado cómo piensa llevar a cabo. Una de las principales preocupaciones de sus detractores es que elimine el aumento en la Pensión Garantizada Universal (PGU) que ha promovido su precedesor, Gabriel Boric, y "que ha mejorado la vida de muchas personas mayores", como dice Claudia, de 42 años, investigadora social y convaleciente de peligro, donde también los tratamientos en la salud recortes, así como financiación a la cultura ya políticas con enfoque de género", que Kast llama "gasto público ideológico". De moral ultracatólica, Kast es contrario a la interrupción voluntaria del embarazo, incluso en las tres causales en las que es legal en Chile: violación, inviabilidad fetal o riesgo de vida de la gestante.
Dolores, de 78 años, ha ido a votar este domingo en el Estadio Nacional, que durante el periodo dictatorial fue un centro de detención y tortura, más tarde reconvertido en espacio de memoria y equipamiento público y, en jornadas electorales, en centro de votación: "me he levantado muy triste y angustiada, hoy, ¿por qué pienso:? ¿vivirán mis nietos? ¿Aquel donde se mataba a gente para pensar diferente?"