La ultraderecha, clara favorita en las presidenciales de Chile
El debate sobre la inseguridad ha marcado la campaña y favorece a Jose Antonio Kast ante la progresista Jeannette Jara en la segunda vuelta
Enviada especial a Santiago de ChileCerca de 15.800.000 chilenos están llamados este domingo a las urnas para elegir a su próximo presidente o presidenta. Sucederá Gabriel Boric, el joven progresista que ha gobernado Chile en los últimos cuatro años, después de el estallido del 2018. Boric se marcha del Palacio de la Moneda con un 28% de aprobación, una cifra que, si bien no es baja en comparación con presidentes anteriores, tampoco favorece de entrada a la candidata de izquierda, Jeannette Jara, que había sido su ministra de Trabajo y que es vista por muchos chilenos como la continuidad de una gestión que ha devenido. Las encuestas hablan claro: el ganador de este domingo sería el candidato de la ultraderecha, José Antonio Kast (58%), quien superó, en primera vuelta, a la derecha tradicional, representada por Evelyn Matthei, y también la más radicalizada de Johannes Kaiser, y que probablemente ahora recogerá todos sus votos. Jara, por su parte, concurrió como la única candidata progresista, apoyada por nueve formaciones políticas de la izquierda y la centroizquierda chilena. En esta segunda vuelta, las encuestas le achacan un 42% de los votos.
Kast y Jara llegan al domingo electoral después de una campaña que ha tenido como eje principal el aumento de la inseguridad en Chile. La percepción ciudadana de la inseguridad se ha disparado, mientras que los datos oficiales constatan un cambio en la tipología de la delincuencia: hoy en día se cometen crímenes en Chile que no se habían visto en décadas –algunos afirman que desde la última dictadura– como el secuestro de personas, la extorsión y las extorsiones. Una criminalidad organizada que la derecha situó en el centro del debate público, con un discurso de "mano dura" contra el narcotráfico, y que relacionó sutilmente pero efectiva con la migración irregular, sobre todo la que viene de Colombia, Bolivia y Venezuela. "A las personas que hoy infringen la ley y están de forma irregular en Chile, les quedan 90 días para dejar el país", dijo Kast en el acto de cierre de campaña, en referencia a los tres meses que faltan para que cambie el gobierno. "Y a los prófugos de la justicia les decimos lo mismo, que se entreguen antes de que nosotros seamos gobierno, porque cada peso que gastemos buscándolos, le pagarán en prisión". Dado que la percepción del aumento de la inseguridad es generalizada, Jeannette Jara ha hecho promesas, también, en esta dirección, pero cambiando la "mano dura" por lo que ella llama "mano inteligente": aparte del narcotráfico, promete perseguir de los delitos fiscales.
Percepción de inseguridad
En el centro de Santiago, Sofía, de 40 años, que trabaja en un banco, confirma que el tema de la inseguridad es su principal preocupación: "La criminalidad se ha desatado, hay migrantes por todas partes", dice al ARA, y añade que "Kast es el único que puede remediar este problema". Paola, una enfermera que votará a Jara "muy convencida", coincide, sin embargo, en el análisis: "Hay demasiados extranjeros ilegales, y los chilenos no somos santos, pero los crímenes que se están viendo recientemente no son mala costumbre nuestra". Teresa, administrativa de 52 años, discrepa del todo: "Los medios de comunicación dedican horas a hablar de inseguridad, y yo no veo que haya cambiado tanto –dice–. Te puedo asegurar que vivo en una zona complicada de Santiago, y sí hay delincuencia, pero no ha aumentado de manera tan brutal como se dice: más bien se prefiere una prenda, más bien se ha dado: más bien se predice: más bien se ha instalado un prejuicio a un prejuicio el otro, antes de que haya pasado nada".
"Seguimos siendo el país más seguro de América Latina, en términos relativos", dice al ARA el sociólogo Rodrigo Medel: "Lo que ha intentado Jara es generar una narrativa contraria a la que dice que Chile es un país que cae a pedazos, que la gente no sale de casa porque tiene miedo, y que las fronteras están descontroladas". El analista da margen a la posibilidad de un resultado no tan distante entre Jara y Kast este domingo: un punto clave de cara a futuras negociaciones en el poder legislativo que, tras la primera vuelta, ha quedado "suficientemente equilibrado" en cuanto a las fuerzas políticas representadas.
Sobre si la sociedad chilena está haciéndose cada vez más conservadora y retrógrada, Mendel cree que no: "La gran mayoría de los chilenos están de acuerdo con el matrimonio igualitario, con los derechos de las mujeres o con el aborto –dice–, pero estos no son hoy temas de agenda". Además, dice, "ha crecido mucho el sentimiento antipolítica y antiestablishment", que la derecha habría sabido capitalizar mejor que la izquierda. Parece probable la victoria de José Antonio Kast, que reconoció sin pudor que había apoyado a Augusto Pinochet en el plebiscito de 1988, sobre la continuidad en el poder del dictador. Pinochet perdió ese referéndum y aquella derrota que encaminó a Chile hacia la democracia. Pero el analista rechaza concluir que los chilenos que voten por Kast estarían reivindicando la dictadura o la figura del dictador: sencillamente se habrían dejado seducir por un "populismo nacionalista, al estilo Trump, antiwoke y con gran apoyo del mundo evangélico rural".