Xi Jinping advierte de que no renunciará al uso de la fuerza en Taiwán
El presidente chino presenta la hoja de ruta para el tercer mandato y defiende la política de covid cero como una medida de seguridad nacional
PekínEl cierre de fábricas en la vecina provincia de Hebei ha conseguido el milagro: el cielo azul y el aire limpio se extendían este domingo por la capital borrando el olor a carbón de la última semana. No se han escatimado esfuerzos, ni visibles medidas de seguridad, ante la celebración del XX Congreso del Partido Comunista Chino. Xi Jinping ha inaugurado el Congreso con un discurso en el que ha destacado la reducción de la pobreza, el éxito de la política de covid cero para salvar vidas y un Hong Kong gobernado por patriotas como éxitos de sus últimos cinco años al frente del país, mientras se dispone a conquistar un histórico tercer mandato.
Pero los aplausos más entusiastas los ha arrancado cuando ha hablado del futuro de Taiwán y ha reafirmado: “La reunificación completa de nuestro país tiene que ser y será realizada”. También ha querido dejar claro que “nunca prometería renunciar al uso de la fuerza”.
Xi Jinping ha pronunciado el discurso inaugural en el Palacio del Pueblo ante cerca de 2.300 delegados, que se han reunido para renovar los órganos del partido y coronarlo como el secretario general con más poder desde Mao. Nadie duda de que el próximo domingo Xi verá ratificados sus cargos y se podrá mantener a perpetuidad en el poder si lo desea.
La ideología protagoniza el discurso
Xi ha leído un discurso muy político. Su objetivo es convertir el partido en una especie de gran hermano que controla todo el país. El presidente ha defendido la autoridad del partido sobre el aparato militar, la educación, la economía e incluso la religión.
Para Xi, el ejército tiene que ser un brazo del partido y no del estado. Ha prometido mejoras tecnológicas e inversiones. La economía, igual que la educación, tiene que estar bajo las directrices del partido, y ha reivindicado "sinizar” (hacer china) la religión para adaptarla a la ideología socialista.
El presidente ha desarrollado un nuevo concepto integral del sistema de seguridad nacional para defender la estabilidad social. Según sus palabras, la seguridad nacional también incluye la lucha contra el coronavirus, la capacidad de producir alimentos o energía para ser autosuficiente o proteger las cadenas de producción. Por lo tanto, cualquier fallo en estos temas puede ser considerado una amenaza a la seguridad del estado.
Ante la cuestionada política de covid cero, el presidente ha sido contundente defendiéndola y reivindicando que se han priorizado las vidas humanas por encima de todo. Incluso ha defendido que las medidas han fortalecido el control social sobre las personas al monitorizar sus movimientos, cosa que ha sido denunciada fuera de China como una violación de los derechos humanos. El entusiasmo de Xi hace pensar que los controles del big data en China no desaparecerán con la pandemia.
La lucha contra la corrupción que ha llevado a depurar millón y medio de funcionarios tampoco perderá impulso. Xi la ha reivindicado como una de las victorias de su mandato para sanear el partido.
Políticas sociales
En materia social, Xi ha desgranado una lista de promesas y buenos deseos que se repiten en cada cónclave. Se ha comprometido a mejorar el sistema de seguridad social, ampliándolo para aumentar las prestaciones tanto en zonas rurales como urbanas. Una vez más, el objetivo es convertirlo en “un sistema de niveles múltiples, justo y unificado”. En China, la seguridad social no es universal y se subdivide en un laberinto de coberturas que dependen, por ejemplo, del sector laboral o de la aportación de la empresa a la región donde vive el paciente.
En los primeros momentos de la pandemia en Wuhan, antes de que se reconociera la epidemia de covid-19, los médicos denunciaron que la gente se moría porque no podía pagar las bombonas de oxígeno. Una de las primeras medidas del gobierno fue introducir este tratamiento en las prestaciones gratuitas del sistema sanitario.
En cuanto a las políticas de protección del medio ambiente, Xi ha utilizado una frase que ya se ha convertido en un eslogan en la televisión: “Aguas verdes, montañas verdes", porque a la larga se convierten en montañas de oro y plata. Una manera simbólica de defender que el medio ambiente creará riqueza a largo plazo. A pesar de que ha reconocido la voluntad de reducir la dependencia del carbón, no ha concretado medidas. Los problemas en las centrales hidroeléctricas a raíz de la extrema sequía de este verano han obligado a reactivar plantas de carbón.
Ha sido un discurso mucho más corto que otras veces y Xi Jinping lo ha finalizado con un llamamiento a la unidad para lograr la meta del “rejuvenecimiento de la nación”.
Los jubilados
La sesión de apertura es una ocasión rara para ver a los antiguos líderes jubilados del partido. El expresidente Hu Jintao se ha sentado junto a Xi Jinping, incluso han intercambiado comentarios y miradas al acabar el discurso. También estaba el ex primer ministro Wen Jiabao. En cambio, el expresidente Jiang Zemin y su primer ministro Zhu Rongji han sido baja por motivos de salud, atendida su avanzada edad: Jiang supera los 96 años. Se ha rendido homenaje al miembro más veterano del Comité Permanente del Politburó, Song Ping, de 105 años, que ha seguido atentamente el discurso. Song formó parte de la cúpula del poder entre 1989 y 1992.
Entre los 46 miembros del Comité Permanente que presiden el Congreso estaba Zhang Gaoli, un dirigente que conocemos en Occidente por las denuncias de abuso sexual de la tenista Peng Shuai. La deportista sigue sin ser presente en la vida pública.
El Congreso se desarrolla bajo un velo de opacidad y durante la semana los delegados mantendrán reuniones a puerta cerrada. El próximo domingo serán presentados en público los miembros del nuevo Comité Permanente del Politburó. Hasta entonces no se sabrá el nombre de los elegidos para formar parte del nuevo gobierno de Xi Jinping. Sea cual sea el cargo que tengan, su importancia y poder se conocerá por el orden de aparición.