Boris Johnson siempre gana, el laborismo vuelve a perder

El primer resultado significativo del Superjueves electoral de la Gran Bretaña muestra la impotencia de la izquierda ante el populismo

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Un muñeco hinchable de Boris Johnson se instaló ayer en las afueras del centro de recuento del distrito electoral de Hartlepool

LondresMalas noticias para el laborismo y para su líder , Keir Starmer. Buenas noticias para Boris Johnson, un jefe de gobierno asediado por una serie de escándalos que no parecen pasarle ningún tipo de factura. Otra de las zonas del cinturón rojo del norte de Inglaterra ha cambiado de color esta mañana de viernes. El primer resultado significativo del Superjueves vivido en la Gran Bretaña ha confirmado, pues, las peores previsiones para una izquierda todavía noqueada que, como Madrid, sigue sin encontrar ni argumentos ni políticas con las que oponerse al populismo de derechas. El Partido Conservador británico ha conseguido el único escaño en juego en el Parlamento de Westminster en la jornada electoral, en disputa en una elección parcial después de la dimisión del hasta ahora titular, por un caso de acoso sexual.

La distancia entre tories y laboristas ha sido de 6.940 votos. Por primera vez desde que la circunscripción de Hartlepool se creó, en 1974, los conservadores han conseguido representación. La última vez que el distrito cayó a manos de los tories fue en 1964.

En parte, la explicación de la derrota se encuentra, otra vez, en el Brexit, el juego de manos e ilusionismo perfecto con el que los conservadores supieron disfrazar el impacto de la austeridad que impusieron a partir del 2010 para vestirla de nacionalismo señalando a Bruselas como el enemigo a batir.

En 2016 Hartlepool votó a favor de salir de la Unión Europea (UE) con una diferencia del 69,6% contra el 30,4% de los votos. Con todo, con un líder como Jeremy Corbyn, que ofreció un mensaje esperanzador desde posiciones de izquierda, en las elecciones generales del 2017 el partido consiguió el escaño con más de 7.000 votos de diferencia. En las del 2019, cuando Johnson finalmente acabó por enterrar el corbynismo, la distancia se redujo a poco más de 3.500, pero aún así mantuvieron el distrito, incluso en un contexto generalizado de hundimiento del llamado cinturón rojo del norte inglés. Entonces, sin embargo, el Partido del Brexit quedó en tercera posición a tres puntos de los conservadores. Los más de 10.000 votos que obtuvo el líder xenófobo y antieuropeo Nigel Farage, ahora ya desaparecido de la escena política, han ido a parar a los conservadores en su totalidad y han hecho posible la victoria tory.

Llamamientos a la dimisión

Inmediatamente después de que se conocieran los resultados, esta mañana, Momentum, el grupo de izquierda transformadora que apoyaba a Corbyn, ha tuiteado su carga de profundidad contra el giro al centro que ha dado Keir Starmer desde que obtuvo el liderazgo. "Este resultado es un desastre. En 2017 ganamos con más del 50% de los votos en Hartlepool. El 67% de los votantes de la circunscripción quieren aumentar la inversión en servicios públicos, el 57% están de acuerdo con la renacionalización de Royal Mail y el 69% apoyan la banda ancha gratuita. Antes había ganado un mensaje socialista transformador en Hartlepool, que habría ganado de nuevo. La estrategia de Starmer de aislar a la izquierda y sustituir una política significativa por palabras vacías ha fracasado completamente. Si no cambia de dirección, no solo se quedará sin trabajo, sino que el Partido Laborista puede estar fuera del gobierno por siempre jamás".

La abstención y el desencanto podrían explicar también la derrota laborista, que la izquierda del partido lee como fracaso de Starmer y que los pro Starmer atribuyen, todavía, a la herencia de Corbyn. De hecho, un análisis más en detalle de los datos muestra que en 2017 los conservadores obtuvieron 14.319 votos y que ayer solo aumentaron en poco más de mil, hasta los 15.529. En cambio, en 2017 los laboristas obtuvieron 21.969 y este jueves solo 8.589. Mientras que la participación en el Superjueves ha sido del 42,7%, en 2019 llegó al 57,9%.

Por lo tanto, no faltan ya esta mañana de viernes las voces que piden la dimisión de Keir Starmer o un cambio en su estrategia, como por ejemplo la exministra del Interior a la sombra, y fiel aliada de Corbyn, Diane Abbott, que se lo pide abiertamente en un tuit: "Demolidora derrota para los laboristas en Hartlepool. No es posible culpar a Jeremy Corbyn de este resultado. Los laboristas obtuvieron el escaño dos veces bajo su liderazgo. Keir Starmer tiene que volver a pensar en su estrategia".

Cuando menos, otro dato hace que pensar que la política que propone el actual líder no ha calado: el porcentaje del voto para el partido ha sido, solo, del 28,7%; en 2019, con Corbyn, fue del 37,7%, y en 2017, también con Corbyn, del 52,5%. Antes, incluso, en 2015, con Ed Miliband como líder, el laborismo se llevó el 35,6% de los sufragios, y en 2010, con Gordon Brown jugándose las llaves de Downing Street, del 42,5%.

Pero desde el otro lado del partido se insiste en señalar a Corbyn como responsable de todos los males. Así lo ha hecho Peter Mandelson, uno de los grandes arquitectos del Nuevo Laborismo, y parlamentario por Hartlepool cuando en 1997 Tony Blair barrió el thatcherismo. En una entrevista en el programa Today, de BBC Radio 4, Mandelson ha vuelto a hablar este viernes de la necesidad de crear un laborismo más centrado.

A medida que a lo largo de este viernes, y del fin de semana –los recuentos electorales en el Reino Unido son tan exasperantes como lentos–, se vayan conociendo los datos sobre las elecciones locales en Inglaterra, y las nacionales en Gales y Escocia, se podrá calibrar, sin embargo, si la cabeza de Starmer cuelga, realmente, de un hilo.

Lo que a estas alturas ya se sabe es que la primera gran noticia del Superjueves ha sido decepcionante para la oposición. Lamentablemente para la izquierda, nadie esperaba noticias mejores. La batalla entre perdedores está servida. Johnson vuelve a frotarse las manos.

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