Cómoda victoria del populista Vucic en Serbia

El presidente capitaliza su posición pragmática entre Rusia y la UE y encara un segundo mandato

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El presidente y candidato a la presidencia serbio, Aleksandar Vucic, durante su discurso después de saber que los resultados de las elecciones presidenciales lo dan como firme ganador

BarcelonaEl populista Aleksandar Vucic ha ganado las presidenciales de este domingo en Serbia y encara un segundo mandato de cinco años. El líder del conservador Partido Progresista de Serbia (SNS), que ha dirigido el país durante más de una década, también dominará el Parlamento, después de que sus socios de gobierno retiraran sus candidaturas para facilitarle un mejor resultado. La oposición boicoteó las últimas elecciones legislativas, del 2020, por falta de garantías.

La participación ha sido del 54,6%, diez puntos por encima del 2020 y, según las primeras proyecciones de voto, de la televisión pública RTS, obtendría un 59,8% en las presidenciales, mientras que su principal rival, el general retirado Zdravko Ponos, que lideraba una alianza de partidos de centro y proeuropeos, no superaría el 17%.

La invasión rusa de Ucrania ha sido un regalo para Vucic, que ha centrado la campaña en la retórica de la paz y la estabilidad del país. "Pese a venir del partido nacionalista de derechas, Vucic se ha caracterizado por su pragmatismo: se ha situado en el centroderecha y se ha erigido en un líder fuerte que aporta estabilidad al país. Proyecta una imagen de serenidad que hace que los serbios confíen en él", explica Pol Bagué, investigador del Cidob. "Es un aliado de Rusia, aunque ha condenado la invasión de Ucrania y defiende la integración de Serbia en la UE, y se muestra a favor del diálogo con Kosovo a pesar de que dice que es parte de Serbia", añade. Por eso Belgrado ha condenado la agresión rusa contra Ucrania, pero ha evitado imponer sanciones contra Moscú, de quien depende para el suministro de gas. Vucic se jactaba de sus buenas relaciones con el presidente ruso Vladímir Putin, que siempre le había apoyado en su negativa a reconocer la independencia de Kosovo, que España tampoco admite en contradicción con la mayoría de países europeos. "Otro ejemplo de este pragmatismo es que durante la pandemia compró vacunas Sputnik e invitó a la gente de los países vecinos a vacunarse en Serbia: siempre se presenta como alguien capaz de establecer puentes con Europa y también con Rusia", apunta.

Críticas de la oposición

Vucic era ministro de Información en el gobierno del presidente serbio Slobodan Milosevic, que fue condenado por crímenes contra la humanidad en la guerra de Bosnia. Desde el 2012 ha estado en el poder en Belgrado, como ministro de Defensa, primer ministro o presidente. El presidente serbio ha capeado el malestar social que se vive en el país y que se ha expresado en múltiples protestas en los últimos años haciendo valer su mensaje de estabilidad. "La oposición proeuropea, en el contexto de la guerra de Ucrania, no saca partido porque en los Balcanes da miedo dar la espalda abiertamente a Rusia. Muchos nacionalistas serbios no quieren poner todos los huevos en el cesto de la UE, porque es Rusia quien avala su posición sobre Kosovo. Por eso muchos prefieren el pragmatismo de Vucic". La memoria de las guerras de los años 90 que llevaron a la descomposición de la antigua Yugoslavia continúa muy viva, así como la de los bombardeos de la OTAN contra Belgrado en 1999 en la guerra de Kosovo. Por mucho que el país haya pedido la entrada en la Unión Europea, la desconfianza ante la Alianza Atlántica es evidente.

La oposición le ha criticado por haber instrumentalizado políticamente en beneficio propio el miedo de la gente –antes con la pandemia, ahora con la guerra de Ucrania– y también por los escándalos de corrupción, la represión de los disidentes y su control sobre los medios. Su principal rival era Zdvako Ponos, un ex general que lidera la Coalición por una Serbia Unida, una alianza de partidos de centro y proeuropeus.

Los verdes también han obtenido un buen resultado en los comicios. Con 12 escaños según las proyecciones de voto, la coalición Moramo ("Lo tenemos que hacer"), que se presentaba por primera vez, ha capitalizado las protestas de hace unos meses contra el impacto ambiental de las minas de litio y la contaminación atmosférica y de los ríos.

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