Derek Chauvin, culpable de todos los cargos por la muerte de George Floyd

Mineápolis y Estados Unidos respiran aliviados tras el veredicto

WashingtonUn estallido de alegría, abrazos, lágrimas, alivio y dolor llenó el centro de Mineápolis anoche tras conocerse que el jurado había encontrado a Derek Chauvin culpable del asesinato de George Floyd. El afroamericano, que tenía 46 años, falleció asfixiado bajo el peso de la rodilla del ex-policía el 25 de mayo de 2020. Chauvin, que recibirá su sentencia en seis semanas, fue declarado culpable de los cargos de asesinato en segundo y tercer grado y homicidio en segundo grado. El primero está penado con un máximo de 40 años de prisión, el segundo de 25 y el tercero de 10. Los nueve minutos y veintinueve minutos que se mantuvo sobre el cuello de Floyd marcarán el resto de su vida. Con el rostro parcialmente cubierto por una mascarilla, Chauvin permanecío inexpresivo mientras escuchaba al juez.

A falta de una esperable apelación, el veredicto sella la suerte de Derek Chauvin pero sigue dejando abierto el debate sobre la necesidad de una reforma policial que exigen movimientos como Black Lives Matter. En ese sentido, la resolución del jurado, que mantuvo en alta tensión a Estados Unidos desde que sus doce integrantes se recluyeran el lunes en un hotel para deliberar, difícilmente zanjará el debate. Frente a la tentación de señalar a Chauvin como una manzana policial podrida está la realidad de las estadísticas. Siendo solo un 13% de la población, el riesgo de morir en encuentros con la policía es el doble para los afroamericanos que para los blancos. La condena es excepcional. Solo siete policías han sido condenados por asesinato desde 2005. Los jurados tienden a dar credibilidad a los agentes.

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Las horas previas vinieron marcadas por unas declaraciones del presidente Joe Biden. “Estoy rezando para que el veredicto sea el correcto”, apuntó en la Casa Blanca. Aunque no definió cuál sería en su opinión la resolución adecuada, calificó de “abrumadoras” las pruebas contra el ex-policía. Palabras polémicas en tanto que las deliberaciones del jurado no habían terminado y podían interpretarse como una presión del presidente de los Estados Unidos al sistema judicial para inducir una determinada resolución.

El propio Biden se anticipó a aclarar que había hecho las declaraciones con el conocimiento de que el jurado permanecía aislado y, por lo tanto, no podía escucharle. Biden explicó igualmente que había hablado horas antes con la familia de George Floyd. “Están pidiendo que haya paz y tranquilidad sin importar cuál sea el veredicto”, subrayó el mandatario. La polémica llegó a la rueda de prensa diaria de la Casa Blanca. Jen Psaki, portavoz del presidente, negó que las palabras de Joe Biden supusieran interferencia en la independencia judicial. “Lo que estaba transmitiendo es lo que muchas personas sienten en todo el país, que es compasión por la familia”, concluyó.

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Philonise Floyd, hermano de George Floyd, confirmó la llamada explicó en una entrevista en el canal NBC que Biden “sabe qué es perder a un miembro de su familia”, una referencia a las diversas tragedias familiares que han afectado al presidente a lo largo de su vida, incluida la muerte de su hijo Beau Biden por un cáncer en 2015. Floyd añadió que el mandatario “simplemente nos ha hecho saber que estaba rezando por nosotros, con el deseo de que todo salga bien”.

Con la lectura del veredicto se cierra un juicio en el que los doce miembros del jurado, seis blancos, cuatro negros y dos que se definen como multirraciales, han escuchado a 44 testigos durante 14 días de testimonios en Mineápolis. Su resolución llega poco más de un mes antes de que se cumpla el aniversario de su muerte, que tuvo lugar el 25 de mayo de 2020. Aquel día varios agentes policiales acudieron a la llamada del propietario de Cup Foods, una tienda de comestibles del sur de Mineápolis, cuyos propietarios cerraron ayer el local cuando se conoció que el veredicto era inminente. “La seguridad es lo más importante”, explicó Billy Abumayyaleh, unos de propietarios al New York Times, que dijo desear que se declarara culpable a Chauvin.

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En mayo del año pasado, la llamada desde su local dio inicio al fatal desenlace del afroamericano. Su denuncia fue que un cliente, George Floyd, acababa de pagar con un billete falsificado de 20 dólares. A partir de ahí se inició una intervención policial liderada por Derek Chauvin que acabó con la vida del afroamericano, de 46 años, muerto bajo el peso del cuerpo de Chauvin. El ya ex-agente permaneció durante más de nueve minutos con la rodilla presionada contra el cuello de la víctima, incluso cuando uno de sus compañeros le informó de que Floyd carecía de pulso. Tres de ellos serán juzgados el próximo mes de agosto.

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El vídeo del incidente fue grabado por varios viandantes que se encontraban en las proximidades, algunos de los cuales trataron de convencer a Derek Chauvin que atendiera las demandas de George Floyd para que le dejara respirar. La desesperación del afroamericano, sintetizada en su agónico “no puedo respirar”, se convirtió en uno de los gritos centrales de las protestas que despertaron al país tras meses de calles semivacías como consecuencia de los confinamientos por la pandemia. Durante semanas, Estados Unidos vivió las mayores protestas contra el racismo y la violencia policial, quizá solo comparables a las que tuvieron lugar en 1968, año en que murió asesinado Martin Luther King Jr., líder del movimiento por los derechos civiles. En Washington, el 1 de junio una manifestación pacífica acabó dispersada con violencia para que el entonces presidente Donald Trump pudiera hacerse una fotografía con la Biblia frente a una iglesia próxima a la Casa Blanca.