Fotografía del puente del Metro de Kiev, que atraviesa el río Dniéper y que hasta hace un par de semanas estaba siempre lleno de coches circulando. Ahora no se ve ni uno, en una ciudad permanentemente amenazada por los bombardeos y con la población –la que ha decidido quedarse–encerrada en casa o en refugios subterráneos. Esta sería, probablemente, una de las vías de acceso del ejército ruso a la capital de Ucrania.
Desolación y fuga: la guerra desde dentro
El fotógrafo Ricard Garcia Vilanova hace días que retrata las consecuencias más inmediatas y crueles de la invasión rusa en Ucrania
El horror de la guerra ha vuelto a Europa y nos deja imágenes que parecen propias de otros tiempos. Esta última semana, las imágenes de los fotoperiodistas que se encuentran en primera línea del frente de guerra -como Ricard Garcia Vilanova- nos han ido mostrando un país, Ucrania, que ha pasado del impacto de los primeros días a la destrucción y la fuga, cada vez más generalizada, de la población. Los frentes empeoran y la población civil se ha convertido en objetivo de los ataques rusos. En Kiev, la capital, viven el día a día esperando el gran asalto de la enorme fuerza rusa desplegada en el norte de la ciudad, que se acerca lentamente mientras castiga a las poblaciones cercanas, como Bucha e Irpín.
Ciudadanos de Severodonetsk, en el este de Ucrania, huyen deprisa y corriendo de la ciudad por la intensidad de los combates y los bombardeos sobre la población civil.
El entorno, lleno de escombros y de árboles quemados, de la antena de telecomunicaciones de Kiev que el ejército ruso bombardeó hace pocos días, con un balance de cinco civiles muertos. El ataque dejó a la capital sin televisión durante unas horas. Poco antes Moscú había lanzado una advertencia pidiendo a los residentes de Kiev que se marchen de su casa.
La estación de autobuses de Severodonetsk, en la zona este del país, en un traslado humanitario de niños a zonas más seguras alejadas de los bombardeos.