Irán: "Gane quien gane no cambiará nada para nosotros"

La devaluación de la moneda y la falta de futuro provocan desencanto entre los jóvenes

Ricard García Vilanova
2 min
Un grupo de mujeres sientan en la mesa de un restaurante en Teherán.

Teherán"La gran mayoría de la gente no quiere oír a hablar de las elecciones, porque gane quien gane no cambiará nada para nosotros". Así resume la situación en Irán un joven de 27 años y comerciante del Gran Bazar de Teherán, concurrido a todas horas por una marabunta de gente buscando oportunidades de compra al mejor precio. Las elecciones presidenciales de este viernes parece que acabarán con las pocas esperanzas reformistas que podían llevar cambios a un país en el que la economía ha sido duramente golpeada en los últimos años.

Lo cierto es que Irán tiene una de las sociedades más jóvenes del planeta: la población más joven de 35 años representa el 76% del total de los más de 80 millones de habitantes del país. Muchos de estos jóvenes son universitarios que sueñan con poder marcharse algún día del país; en parte, porque la inflación de la moneda y la falta de oportunidades hacen que su futuro sea oscuro e inseguro. La situación recuerda mucho a la que sufre Irak, donde miles de jóvenes se manifestaron en enero de 2020 para reclamar el derecho de su país a determinar su futuro para evitar que se acabe consolidando como terreno de una batalla por interposición entre Washington y Teherán. Pero más de 600 muertos y la irrupción del covid-19 prácticamente acabaron con este episodio reivindicativo. Para Irán, donde a finales de 2019 también estalló una oleada de protestas masivas encabezada por los jóvenes, el contexto se traduce ahora en un éxodo masivo, a pesar de que salir del país no es fácil. La devaluación de la moneda con relación al euro y al dólar lo hace todo mucho más complicado.

Una de las razones de la devaluación de esta moneda es la caída de los ingresos en divisa dólar, como consecuencia directa de las sanciones restablertes por la administración de Donald Trump, un hecho que tuvo un duro impacto, especialmente durante el año 2018. Las sanciones impiden a Irán vender petróleo; por lo tanto, se obstaculizan las transacciones bancarias y no entra moneda dentro del país. Como hay poca moneda, esta se encarece. Al mismo tiempo, también en 2018 mucha gente empezó a comprar dólares, de forma que se creó un doble efecto devaluador presente todavía hoy en día en un trato que tenían que firmar todos los países para establecer relaciones financieras, el FATF.

El desencanto de la población iraní respecto a la clase política es evidente. Los presagios de una abstención histórica preocupan a las autoridades. El Líder Supremo de Irán ya ha recordado que votar "es un deber religioso". Y no solo esto: ha tildado de pecado votar en blanco.

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