Países nórdicos

La campaña contra la primera ministra finlandesa por pasárselo bien

Sanna Marin se somete a un test de drogas porque no tiene "nada que esconder" después de la filtración de unos vídeos bailando

Marta Casagolda
y Marta Casagolda

CopenhagueLa polémica que ha explotado después de que se filtraran imágenes de una fiesta privada en la que aparecía la primera ministra finlandesa, Sanna Marin, bailando y pasándoselo bien con unos amigos ha crecido tanto que la mandataria, de 36 años, ha decidido someterse a un test de detección de drogas para demostrar que no hizo nada ilegal. Marin ha comparecido este viernes para anunciarlo y para reiterar que "no tiene nada que esconder", después de que algunos líderes políticos de la oposición le pidieran públicamente que se sometiera a un test de drogas. La primera ministra finlandesa ha reiterado en una rueda de prensa que nunca se ha drogado y que le habría gustado que se confiara en su palabra, pero ahora, con los resultados del test que hará públicos la semana que viene, cuando los tenga, podrá “limpiar su reputación”.

Marin ha lamentado también que el vídeo grabado en un ámbito privado se hubiera difundido públicamente y no ha querido entrar en polémicas para averiguar quién lo habría filtrado o bien si habría sido Marin ha lamentado también que el vídeo grabado en un ámbito privado se hubiera difundido públicamente y no ha querido entrar en polémicas para averiguar quién lo habría filtrado o si hubiera sido jaqueado de una cuenta privada de Instagram.

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En el polémico vídeo de la fiesta, que no solo se ha hecho viral en Finlandia, sino en varios puntos del planeta, se ve a la política finlandesa cantando y bailando sin dejar de mirar a cámara en un domicilio particular con un grupo de amigos, la mayoría de los cuales también son personajes públicos del país nórdico.

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Las imágenes han abierto el debate sobre cómo se tienen que comportar los dirigentes del país y no han dejado indiferentes a los finlandeses, que generalmente han reaccionado con dos posiciones polarizadas: o bien la defienden porque no ven nada de ilegal en las escenas y consideran que Marin tiene todo el derecho a celebrar una fiesta privada con amigos, o bien la critican porque consideran que con la manera de exponerse ante la cámara tiene un comportamiento que no se asocia a una primera ministra y afecta a la imagen de la institución que representa en un momento de crisis para el país por las tensiones con Rusia desde el inicio de la invasión en Ucrania.

Justamente por las delicadas relaciones con el país de Vladímir Putin, muchos han criticado que el día de la fiesta ella no estaba de vacaciones y, por lo tanto, han cuestionado que la primera ministra estuviera en condiciones de hacer frente a una emergencia. Marin se ha defendido asegurando que estaba localizable y hubiera estado “preparada para trabajar en cualquier momento”.

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Observada con lupa

Esta no es la primera vez que la política finlandesa se encuentra en medio de la polémica por salir de fiesta. El diciembre pasado, Marin tuvo que pedir disculpas cuando se hizo pública una imagen bailando en una discoteca después de haber estado en contacto con un positivo de covid-19. La primera ministra argumentó que no había leído el mensaje de texto donde le advertían que se tenía que aislar porque no llevaba el móvil de trabajo encima.

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Desde que asumió el cargo en 2019, Marin ha estado sometida a un seguimiento constante porque se convirtió en la jefa de Estado más joven del mundo con solo 34 años. Se la bautizó como "la primera ministra milenial" y desde entonces se han mirado con lupa su estilo y su manera de hacer en política.

Con la última polémica del vídeo de la fiesta, sus compañeros de partido le han seguido mostrando su apoyo y destacan que su liderazgo político cada vez gana más peso. Además, desde hace unos meses se encuentra bajo el foco internacional después de hacer frente a Vladímir Putin y liderando, junto con su homóloga sueca, Magdalena Andersson, la entrada de Finlandia y Suecia a la OTAN. También viajó hasta Ucrania para reunirse con el presidente Volodímir Zelenski.

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Toda esta gestión le ha hecho ganar el apoyo de la opinión pública finlandesa, pero al mismo tiempo le han caído críticas por haber compaginado estas gestiones con visitas a festivales de rock, el desfile del Orgullo LGTBI y publicaciones en Instagram.

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La mandataria finlandesa ha defendido que tiene un vida familiar, una vida laboral y un tiempo de ocio con los amigos. Pero Marin se muestra convencida de hacer lo que hace: “Seguiré siendo la misma persona y espero que la gente lo acepte. Vivimos en una democracia y en las elecciones se deciden estas cuestiones”.

Símbolo de la feminización de la política

Miembro del ala ecologista del partido socialdemócrata finlandés, Sanna Marin se convirtió en 2019 en la jefa de gobierno más joven del mundo, un lugar que ahora ocupa el presidente chileno, Gabriel Boric. Marin también fue la primera hija de una pareja de lesbianas que ha llegado a liderar un país. Su política se ha caracterizado por la defensa del estado del bienestar, la lucha contra las desigualdades y toda forma de discriminación y las políticas climáticas, que han fijado el objetivo de descarbonizar el país en 2035. Se la ha considerado un símbolo de la feminización de la política: 12 de los 19 miembros de su gobierno son mujeres, y los cinco partidos que lo forman están liderados también por mujeres. La media de edad de las cinco ministras con más peso es de 37 años. Marin no está sola en la región: Suecia e Islandia también están gobernadas por mujeres.