El Vaticano se encamina a su cónclave más incierto

Francisco murió dejando un colegio cardenalicio más polarizado que nunca

Cardenales en la basílica de Santa María Mayor donde está la tumba del papa Francisco.
28/04/2025
3 min

RomaLa delicada salud del papa Francisco y las especulaciones sobre una posible renuncia siguiendo los pasos de su predecesor habían propiciado últimamente un casi permanente estado de 'pre cónclave' en el Vaticano. Desde hace meses circulaba una lista de posibles sucesores. Una travesía de candidatos 'papables' tan amplia como incierta.

Su resultado Del cónclave que arrancará la próxima semana es impredecible, pero la maquinaria vaticana ya está en marcha. Conservadores, progresistas, tradicionalistas, reformistas 'sí, ma non troppo'... Francisco murió dejando un colegio cardenalicio más polarizado que nunca, dividido entre aquellos alineados con la Iglesia progresista que promovió ante una minoría conservadora, huérfana tras la desaparición de Benito XVI, que quiere que el nuevo Papa.

A lo largo de sus 12 años de pontificado, Francisco diseñó una nueva geopolítica eclesial y dejó también como legado uno de los colegios cardenalicios más numerosos (252) y heterogéneos que se recuerdan, en los que casi un 80% de los miembros han sido nombrados por él. Una asamblea de obispos más internacional que nunca, alejada de los centros de poder con cardenales de más de 70 países, algunos procedentes de rincones del mundo hasta ahora sin representación o donde el cristianismo es practicado por una minoría como Argelia, Lesoto o Irán, y con un perfil muy parecido al suyo.

Caras nuevas para un colegio cardenalicio rejuvenecido como las del ucraniano Mykola Bychok, obispo de la ciudad australiana de Melbourne que con sus 45 años será el más joven 'papable' de la asamblea tras ser ordenado cardenal en el último consistorio. Un título que hasta entonces correspondía al misionero italiano Giorgio Marengo, de 51 años, prefecto apostólico de Ulan-Batur, en Mongolia.

El problema es que muchos ni siquiera se conocen entre ellos. Algunos se vieron probablemente por primera vez esta semana. El pasado martes, un día después de la muerte del Papa, se celebró la primera congregación de cardenales; la asamblea en la que se reúnen los purpurados para decidir los pasos inmediatos tras el deceso del Pontífice como la fecha del funeral. Participan todos los purpurados presentes en Roma, no sólo aquellos con derecho a voto al tener menos de 80 años (133). Y se van incorporando según van llegando: el viernes eran 149.

Su misión más inmediata será decidir la fecha de inicio del cónclave, que deberá celebrarse entre 15 y 20 días después de la muerte del Pontífice y será convocado una vez cumplido el período de nueve días de luto que sigue a la muerte del 'Novendiales'.

Pero una vez enterrado Francisco, estas reuniones absolutamente confidenciales (bajo amenaza de excomunión) se transforman en una especie de foros donde reflexionar sobre el futuro de la Iglesia, el perfil del Santo Padre cercano... y empezar a hacer campaña.

Es en estas reuniones preconclave diarias que se realizan en el aula del Sínodo en la que en realidad se elige al sucesor. Fue así como ocurrió la última vez. El momento decisivo fue el 9 de marzo del 2013, tres días antes de que los electores entraran en la Capilla Sixtina. El entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, se levantó ante sus "hermanos" cardenales y leyó un breve discurso que despejó cualquier duda sobre su idoneidad. Y de paso avanzó lo que sería la hoja de ruta de su Pontificado.

"La Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir a las periferias, no solo las geográficas, sino también las existenciales", aseveró tras regañar a los presentes por los escándalos financieros y los abusos sexuales clericales que hicieron temblar al Vaticano durante el pontificado de Ben. Las intervenciones de los cardenales son confidenciales, pero el discurso de Francisco trascendió porque el cardenal cubano Jaime Ortega, impresionado por lo que acababa de escuchar, pidió a Bergoglio el texto.

"La discusión acaba de empezar", aseguró esta semana el cardenal progresista Reinhard Marx, exresponsable de los 'rebeldes' obispos alemanes que lanzaron un desafío a Francisco para acelerar reformas como el celibato sacerdotal al margen de la Iglesia de Roma. "Pero el cónclave va a durar pocos días", añadió el purpurado. Una predicción, o quizás sólo un augurio, que demuestra que cuando el maestro de Ceremonias Litúrgicas Pontificias pronuncie las palabras en latín "Extra Omnes" (fuera todos) y se cierren las puertas de la Capilla Sixtina, la decisión, probablemente, ya habrá sido tomada.

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