Elecciones en Turquía

Ni el desastre económico, ni el del terremoto ni una oposición unida pueden con Erdogan

Análisis exprés del resultado de las elecciones en Turquía

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El presidente turco Recep Tayyip Erdogan, con su mujer Ermine Erdogan, saluda sus seguidores en la sede de su partido AKP en Ankara.

BarcelonaLas del domingo eran las elecciones más disputadas en Turquía en los últimos 20 años, en las que el conservador Recep Tayyip Erdogan no había tenido rival en las urnas. Pero la gestión de los terremotos de febrero –que dejaron más de 50.000 muertos en el país– y la gravísima crisis económica que sufre el país y el desgaste de tantos años en el poder amenazaban su liderazgo. Una heterogénea coalición de grupos opositores (pro democracia, pero sobre todo anti-Erdogan) se aliaron para levantar una alternativa, y llegaron a encabezar los sondeos. Finalmente, el viejo presidente ha vuelto a ganar, aunque por primera vez ha quedado por debajo del 50% y tendrá que pasar la reválida de la segunda vuelta, el 28 de mayo.

Las encuestas se equivocaban

Erdogan iba por detrás a las encuestas pero ha vuelto a ganar en las presidenciales. Y los partidos que le apoyan han ganado la mayoría en el Parlamento. Esta mayoría bloquearía el principal proyecto de la oposición, una reforma constitucional para parar la deriva presidencialista y autoritaria de Erdogan. La elevada participación y su alianza con partidos fundamentalistas más a la derecha de Erdogan y una campaña basada en elementos identitarios han sido claves en esta victoria.

“Aunque la crisis económica es terrible, su propaganda se ha basado en la religión y el nacionalismo y muchos electores han pensado que el destino del país estaba ligado al de Erdogan”, explica el periodista turco Muhittin Karkin, en una conversación desde Estambul. El líder opositor, Kemal Kiliçdaroglu, ha sido también objeto de montajes y propaganda que lo acusaban de vinculaciones con el grupo armado curdo PKK, cosa que él ha atribuido a una campaña de intoxicación favorecida desde Rusia.

 “Ha sido una campaña del miedo, en la que Erdogan ha equiparado su derrota a un golpe de estado extranjero, mientras que la de la oposición se basaba en la crisis económica. Y al final, con esta crisis, mucha gente ha tenido miedo de experimentar con una alternativa después de 21 años con Erdogan al poder”, añade.

Economía vs. seguridad

Turquía está inmersa en una fuerte crisis económica, con una inflación desbocada (aunque los datos oficiales solo hablan del 44%, las estimaciones independientes superan el 100%) y su moneda, la lira, ha caído en picado en los últimos cinco años. Esto explica que Erdogan haya arrasado entre la diáspora, pero no ha sido suficiente para minar su apoyo en el interior.

La candidatura de Erdogan se ha impuesto incluso en las zonas más castigadas por los terremotos de febrero, pese a su responsabilidad en el mal estado de las edificaciones y la falta de preparación sísmica. Parece que se ha impuesto la idea de que solo él puede recuperar la zona.

Polarización

Para Eduard Soler, profesor de relaciones internacionales de la UAB y analista del Cidob, el resultado evidencia la polarización del país. “La figura de Erdogan es polarizadora, con mucha gente que cree sin matices en su liderazgo y otra que lo rechaza: el país está partido y nadie tiene una mayoría cualificada. Es una dinámica de fractura política y social como la que vemos en Estados Unidos o Brasil. A la mitad del país le transmite confianza y cree que hace falta un líder fuerte, que hace falta autoridad, y desconfía mucho de la capacidad de una oposición tan heterogénea, amalgamada en positivo en la defensa de la democracia y la institucionalidad y en negativo al rechazo a Erdogan”.

Sobre el mapa, la oposición ha ganado en las regiones costeras, al oeste y en las curdas, al este, además de las grandes ciudades como Estambul y Ankara, gobernadas por alcaldes opositores. Pero el interior es todo para Erdogan, excepto Tunceli, la región natal del candidato opositor.

Erdogan, favorito en la segunda vuelta 

Erdogan sale con ventaja de cara a la segunda vuelta, con una oposición deshinchada y con el tercer candidato en discordia –el ultranacionalista Sinan Ogan, que ha obtenido el 5% de los votos– que pueden acabar junto a Erdogan. El ultranacionalismo turco tiene, pues, una clave para la elección y gobierno y oposición buscarán aproximarse en sus postulados. Para Karkin, “los próximos cinco años serán de más autoritarismo”.

Según Soler, “el buen resultado de Ogan confirma la importancia del nacionalismo turco en la política turca: veremos una retórica nacionalista más fuerte”, teniendo en cuenta que “los nacionalistas kurdos de izquierdas no serán decisivos como lo habrían podido ser en el Parlamento si Erdogan hubiera perdido la mayoría".

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