Reino Unido

Edimburgo cierra un nuevo capítulo de la 'diplomacia de los pandas'

Pekín ha utilizado a estos animales como una forma de crear confianza con los países a los que ha dejado el préstamo

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Tian Tian, la ejemplar hembra de panda, en el zoo de Edimburgo, en una imagen del 2014.

LondresDespués de las elecciones generales del Reino Unido de 2017, el ex primer ministro de Escocia Alex Salmond se permitió un chiste político: "Hay más pandas en Escocia que diputados escoceses conservadores en el Parlamento de Westminster". No le faltaba la razón. Entonces, los tories Tenían sólo uno, y osos pandas en el Zoo de Edimburgo había dos. Cuando en 2019 Boris Johnson arrasó con mayoría absoluta en las legislativas de diciembre, el chiste dejó de tener sentido, porque los conservadores lograron siete escaños de los 59 en juego en el norte de la frontera.

Obtengan quienes obtengan en las elecciones del próximo año, siempre que sea al menos uno, ya habrá más parlamentarios tories en Edimburgo que osos panda. Porque la pareja que cedió en préstamo China al Zoológico de Edimburgo en 2011 ha vuelto a su país, poniendo punto final al capítulo escocés de lo que se conoce como diplomacia de los pandas. El 30 de noviembre fue el último día que los visitantes del zoo de la capital escocesa pudieron verlos y admirarlos; a distancia, eso sí, porque pese a su aspecto amigable y divertido, los pandas gigantes son feroces y peligrosos como los leones, además de insaciables devoradores de bambú (12,5 kilos al día, para los ejemplares adultos). A principios de diciembre los osos finalmente regresaron a China.

China tiene unos 1.864 pandas que viven en libertad, y unos 540 en zoológicos o reservas. Y también tiene 60 en préstamo, esparcidos por poco más de 20 países de todo el mundo. La diplomacia de los pandas es una costumbre milenaria, iniciada durante la dinastía Tang (618-907). Un grupo de expertos de la Universidad de Oxford ha estudiado esta cuestión y ha hecho notar que China alquila a los osos en países con los que ha hecho acuerdos comerciales. Kathleen Buckingham, de la Escuela de Geografía y Medio Ambiente de Oxford, comenta: "¿Por qué el Zoológico de Edimburgo tenía pandas y el de Londres no? Probablemente porque Escocia tiene recursos naturales en los que China quiere participar". Los pandas fueron enviados a Escocia en el 2011 después de que ambos países firmaran un acuerdo de petróleo.

La lista de destinatarios de pandas es extensa. Algunos de los países incluidos son Dinamarca, Alemania, Rusia y Qatar. "Desde una perspectiva china, compartir el cuidado de un animal tan precioso fortalece los vínculos que China tiene con su círculo íntimo de países cercanos", señala Buckingham.

Los osos de Madrid

En Madrid, por ejemplo, hay tres. Los dos primeros –muertos– llegaron en 1978, como un regalo en el primer viaje de Juan Carlos I y Sofía a China. Cuatro años después, en el Zoo de Madrid tuvo lugar el primer nacimiento de un panda en Occidente en cautividad.

El rey Juan Carlos I y la reina Sofía en la muralla china en el viaje que realizaron al país en 1978.

Hasta 2021 China consideraba la especie en riesgo de extinción. La caza furtiva de los años 80 y la desaparición de los bosques de bambú propiciaron la amenaza. Se pusieron en marcha, en China y en los zoológicos, programas de reproducción artificial. La pareja escocesa, sin embargo, no ha tenido descendencia. De hecho, no puede considerarse una pareja. Han vivido siempre en madrigueras separadas y, de acuerdo con el director del zoo, David Field, "la mayor parte del tiempo no han querido permanecer juntos". Cuando son libres, estos animales tienen enormes dificultades de reproducción, dado que la época de celo de las hembras es de sólo tres días al año. En cautividad, a pesar de la sofisticación de las técnicas actuales, el éxito resulta aún más difícil. En Edimburgo, en estos doce años, hasta en ocho ocasiones los científicos han intentado la procreación por inseminación artificial.

Símbolo cultural e icono del país, los primeros pandas que China regaló a Estados Unidos están muy vinculados a la diplomacia y al deshielo de las relaciones entre Washington y Pekín, a raíz del viaje de Richard Nixon, en 1972. La entonces primera dama, Pat Nixon, comentó durante el viaje su admiración por estos animales y se llevó dos de regreso.

De acuerdo con el relato de la hija de los Nixon, Julie Nixon Eisenhower, en The Washington Post con motivo del 50 aniversario del viaje, los hechos fueron de la siguiente manera: la primera dama estaba sentada junto al primer ministro chino, Zhou Enlai, durante un banquete. Era la primera noche de la histórica visita a la China roja. En la madrugada su marido se había reunido ya con el líder chino Mao Zedong. Pat Nixon estaba entonces sentada junto al segundo hombre más poderoso del país. Cuando empezó la cena, vio a su lado una pequeña lata de cigarrillos chinos con el logo de dos pandas gigantes. "Son guapos, ¿verdad?", dijo ella, mientras cogía la lata. "Me encantan", remachó, refiriéndose a los osos. Zhou le respondió: "Te daré". "¿De cigarrillos?", respondió Pat Nixon. "No –dijo Zhou–. De pandas". Así empezó, el 21 de febrero de 1972, lo que sería la historia de amor de 50 años entre Washington y el panda gigante.

Regalos no, sólo préstamos

A partir de 1984, la diplomacia de los pandas cambió. Los osos ya no se ofrecieron como regalo, sino que se entregaron en préstamo durante 10 años, período que en ocasiones se ha ampliado. En el caso de Escocia, dos años extras para paliar el vacío de la pandemia. Este cambio hacia los préstamos permitió a China seguir promocionando su imagen en el extranjero, pero también construir lo que llaman guanche, término mandarín para definir la confianza. El préstamo se vio como una promoción de asociaciones mutuas entre China y países receptores. Los países de acogida deben pagar una cuota anual de un millón de dólares por cada animal, y los receptores aceptan que si nacen cachorros en el extranjero, deberían ser devueltos a China antes del cuarto aniversario.

La cautividad, sin embargo, no es el estado ideal para ningún animal, tampoco para los pandas. Lo demuestran estudios recientes, entre otros el que ha liderado Kristine Gandia, de la Universidad de Stirling (Escocia). A partir de la observación de once animales en cinco zoológicos diferentes ha establecido que presentan un estado mucho más letárgico que en sus latitudes habituales (entre 26° y 42° norte), problemas cardiovasculares, pérdida de fuerza muscular, de densidad ósea y un comportamiento anormal.

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