Reino Unido

Escocia, epicentro de los fallecidos por drogadicción en Europa

El gobierno del SNP quiere despenalizar la posesión de estupefacientes para el consumo personal pero Londres veta cualquier cambio legislativo

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El Royal Mile, una de las principales arterias de Edimburgo.

LondresA principios de semana, el testimonio de un ex militar británico, Willie, de 48 años, difundido por la cadena de televisión Sky News, ponía en evidencia el mayor fracaso de los dieciséis años de gobierno del Partido Nacional Escocés (SNP) en tanto que fuerza hegemónica en Escocia. No, el exsoldado Willie no hablaba sobre la derrota en el intento de conseguir la independencia en el referéndum de 2014, ni tampoco de la impotencia a la hora de forzar al gobierno de Londres a conceder la celebración de un segundo plebiscito, después de que el primer ministro, Rishi Sunak, se amparase en el veto establecido por el Tribunal Supremo del Reino Unido en noviembre del pasado año. Willie hablaba de su vida como drogadicto en Dundee, la cuarta ciudad del país, de unos 150.000 habitantes, epicentro de la crisis de sobredosis en Europa.

Desde 2013, seis años después de la primera victoria electoral del SNP, entonces liderado por Alex Salmond, Willie ha pasado más de una década enganchado a la heroína. Sólo la amputación de una pierna -no sabe si por una aguja infectada o porque lo inyectado era una mezcla de todo tipo de sustancias tóxicas- hizo que iniciara un proceso de rehabilitación. Aún así, las dificultades a las que se enfrenta son enormes, ya que vive en la calle. Y, según sus palabras, "no hay apoyo" ante la nueva ola de crack que arrasa la ciudad.

El pasado martes, al tiempo que los británicos podían ver el reportaje de Sky News, el gobierno escocés hacía públicos los nuevos datos relativos al 2022 sobre los fallecidos por drogadicción: en total 1.051, una media mensual de casi 90 personas.

Y si bien ha habido un descenso de 279 víctimas respecto al año anterior, y que éstas son las mejores cifras de los últimos cinco años, Escocia sigue teniendo la peor tasa de mortalidad del Reino Unido y del conjunto de Europa. De hecho, los datos indican que siguen siendo mucho más frecuentes que hace dos décadas: en concreto, 3,7 veces más. En Escocia, por cada millón de habitantes mueren 248 personas víctimas de la droga. En el resto del Reino Unido, 88; en Finlandia 79; en Irlanda 73, y en Suecia, 64.

La profesora Catriona Matheson, especialista en drogadicción de la Universidad de Stirling, afirma sobre la estadística relativa a 2022: “Algunas de las iniciativas que se han puesto en marcha comienzan a tener efecto”. Con todo, también asegura: "No podemos decir que estamos en una trayectoria a la baja porque hay un mercado ilícito con nuevos opioides sintéticos que son muy baratos y muy potentes, y apenas los estamos empezando a ver".

Los opiáceos y los opioides, incluidas la heroína, la morfina y la metadona, están en el origen de más de ocho de cada 10 muertes, la mayoría a causa de un uso indebido y el 7% como una autointoxicación intencionada.

De las 1.051 víctimas, 692 eran hombres y 359 mujeres. La edad media de las víctimas ha pasado de 32 años en el año 2000 a los 45 en 2022. Pero quizás el dato más relevante, y que indica la gravedad del problema, tanto en términos sanitarios como sociales, es que la probabilidad de morir por un uso inadecuado de drogas es 16 veces mayor en las zonas más depauperadas económicamente que en las más acomodadas.

El debate sobre la despenalización

A raíz de la epidemia de muertes de las últimas dos décadas, y con independencia de otras iniciativas de apoyo a los adictos, el gobierno escocés propuso en julio la despenalización de la tenencia de drogas para uso personal. La tenencia en el norte de la frontera inglesa sigue regulada bajo la ley de uso inadecuado de drogas de 1971, anterior a la devolución de poderes, y se mantiene bajo el control del Parlamento de Westminster. El gobierno del Partido Nacional Escocés, por boca de la secretaria de Política sobre Drogas, Elena Whitham, admitió en el momento de presentar la iniciativa de que el enfoque actual "ha fracasado", y que el consumo de drogas contamina todos los servicios públicos: desde la salud mental y la política para combatir el sinhogarismo hasta los servicios de bienestar sociales, la policía y las prisiones.

El gobierno británico, sin embargo, se niega en redondo a permitir cualquier modificación en este sentido. El primer ministro, Rishi Sunak, cargó duramente contra la idea del SNP. Y la ministra del Interior, Suella Braverman, conocida por sus políticas ultrarrepresivas en relación a la inmigración, afirmó que la respuesta más adecuada eran políticas más duras, "no leyes más débiles", una referencia al programa piloto del 2022 que ponía en marcha centros de consumo y tratamiento de adictos en los núcleos urbanos. La ministra Braverman reaccionó diciendo que la respuesta correcta consistía "en leyes más duras, no en leyes más débiles".

En el momento de pedir a Londres la despenalización, el SNP puso como ejemplo el caso de Portugal, que en el 2001 relajó las leyes sobre posesión de estupefacientes, como posible ejemplo a seguir. Pese a tener casi el doble de la población de Escocia –10,3 millones de personas, frente a los 5,5 millones–, Portugal sufrió en el 2021 solo 74 muertos, frente a los 1.330 en Escocia el mismo año. Con sólo el 5,5% de víctimas en relación con las de Escocia, Portugal es uno de los países de Europa con una tasa más baja por cada millón de habitantes: nueve en 2020.

En Portugal, el tráfico de drogas continúa siendo perseguible penalmente. La tenencia de dosis para hasta 10 días para consumo personal de cualquier sustancia, incluida heroína y cocaína, no es delito criminal, pero tampoco es legal. Si un usuario es detenido, y si no hay indicios de que esté suministrando estupefacientes a otros, la policía puede incautarle la droga pero no detenerle. En todo caso, pueden derivarlo a un servicio para la disuasión del consumo de drogas.

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