El favorito Rishi Sunak consigue la corona 'tory' y se convierte en primer ministro del Reino Unido
La aspirante Penny Mordaunt retira la candidatura y el exministro del Tesoro se convierte en el tercer 'premier' en ocho semanas
LondresRishi Sunak se ha convertido este mediodía en el 57º primer ministro del Reino Unido. El comité 1922, que reúne a los diputados de segunda fila tories y que vela por el proceso electoral de sucesión de la dimisionaria Liz Truss, acaba de anunciar en Londres que el exministro de Economía de Boris Johnson, el hombre que precipitó su caída, es el único aspirante al cargo que ha superado ampliamente (191) el número de nominaciones requeridas (100) para poder situarse en la línea de salida. En consecuencia, de acuerdo con la reglas del partido, se convierte automáticamente en líder y premier. Las bases le negaron la victoria en septiembre y ahora las bases no tendrán ningún poder de decisión.
La renuncia el domingo al atardecer de Boris Johnson a participar en la carrera, por la imposibilidad de unir al partido detrás suyo –a pesar de que aseguró que contaba con al menos 102 avales para forzar la votación ante las bases–, ha allanado el camino de la coronación de Rishi Sunak. La otra aspirante, Penny Mordaunt, ha retirado la candidatura un par de minutos antes de que se cerrara el plazo para presentar los avales. Reino Unido, pues, ya tiene a su tercer primer ministro en ocho semanas. Todo un récord. También es muy destacable que Sunak sea el primer premier no blanco de la historia del país.
El hombre del establishment
Sunak, de 42 años, el hombre de los mercados y del establishment financiero, llega en un momento enormemente complejo al poder. Reino Unido sufre los impactos derivados del aumento de los precios de la energía, todavía una inflación desbocada (10,1%) y la resaca del covid ha situado la deuda pública en el 100% y, además, se ha infligido todavía más dolor con la crisis generada por Liz Truss, que con un minipresupuesto del todo irreal, presentado el 23 de septiembre, socavó la confianza de los mercados en la fiabilidad de Reino Unido de gestionar sus cuentas. Se calcula que el Tesoro necesita encontrar inmediatamente unos ahorros de 40.000 millones de libras para estabilizar la situación.
El efecto Sunak, que a primera hora de la mañana de hoy era una casi certeza por la retirada de Johnson, ha tenido recompensa inmediata en los mercados. La libra ha subido en relación con el dólar y los costes de los préstamos gubernamentales han bajado. Pero a pesar de esta tregua de los mercados financieros previa a la coronación, el primer ministro se enfrenta a dilemas muy difíciles.
Si sigue la habitual ortodoxia económica, se concentrará en asegurar la estabilidad de los mercados financieros y de la divisa, de forma que tomará toda una serie de medidas –ya apuntadas por el actual ministro de Economía, Jeremy Hunt– para tranquilizar a los inversores internacionales. En otras palabras, aumentará impuestos y reducirá el gasto público con la toma de "difíciles decisiones".
El impacto de estas medidas es que no podrá ofrecer grandes ayudas a los hogares y las empresas, ahogadas por el aumento del coste de la vida y de la energía, cuando el país está a las puertas de un invierno que puede resultar durísimo. Y como ha afirmado en una entrevista a la BBC Andrew Bailey, ex gobernador del Banco de Inglaterra, Reino Unido se puede dirigir "hacia un periodo de austeridad todavía peor del que vivió después de la crisis financiera" de 2008, cuando las medidas del gobierno Cameron profundizaron todavía más la recesión. El reto de Sunak, pues, será presentar en principio el 31 de octubre un plan fiscal creíble, pero no muy restrictivo en el gasto, una tentación que podría tener para calmar al máximo los mercados. En este caso, sería muy contraproducente.
El número apabullante de apoyo para Sunak ha disparado los mensajes habituales de los conservadores. "Es el hombre que unirá al partido y que será capaz de crear un equipo con los mejores talentos, para sacar adelante el país". Pero es un mensaje que la sociedad británica oye desde la gran fractura del Brexit y que ya no se cree.
Acercamiento al mercado único
En este sentido, el inversor de capital privado y multimillonario Guy Hands ha asegurado esta mañana en una entrevista a BBC Radio 4 que la economía británica está "francamente condenada" si el nuevo gobierno no consigue cambiar fundamentalmente el Brexit negociado por Boris Johnson. Hands ha apuntado también que los "desastrosos recortes fiscales" no financiados de Truss fueron necesarios por el Brexit, pero resultaban "claramente insostenibles". El inversor ha instado al premier a obtener "un mejor acceso al mercado único de la Unión Europea" o bien Downing Street se arriesga inexorablemente "al colapso financiero del país y al rescate del Fondo Monetario Internacional".
Pero cualquier intento de Sunak de acercarse al mercado único de la Unión Europea será inmediatamente saboteado por la ultraderecha conservadora. Y este es solo uno de los retos del nuevo premier. Otro problema inminente, relacionado también con el Brexit, es el protocolo de Irlanda del Norte y la posible convocatoria de nuevas elecciones en la Asamblea de Stormont (el Parlamento de Belfast) el próximo viernes por la negativa de los unionistas de entrar en el gobierno de la provincia mientras no se solucione una situación que, según su punto de vista, socava la posición de la provincia dentro del Reino Unido y la acerca cada vez más a Irlanda.
Desde la renuncia de Truss, mucha parte de la atención política se ha centrado en los movimientos de Boris Johnson. De lo que no se ha hablado nada ha sido de cuál podría ser la coherencia interna del gobierno del favorito, que ha recibido apoyo desde todos los espectros del partido: los más moderados, como el ministro del Tesoro, Jeremy Hunt, y los más ultras, como la exministra del Interior Suella Braverman y Mark Francois, además del European Research Group, núcleo que hizo la vida imposible a Theresa May durante el periodo 2017-2019. La gran incógnita ahora es saber cómo Rishi Sunak mantendrá unida la olla de grillos que es el partido y, al mismo tiempo, evitar que el Titanic choque definitivamente contra el iceberg.