Guerra Israel-Palestina

Francia teme la importación de la guerra entre Israel y Palestina

En el país galo viven 5,4 millones de musulmanes y la comunidad judía más importante de Europa

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La policía francesa y los bomberos frente a la escuela Gambetta-Carnot, donde murió el profesor de francés Dominique Bernard en un ataque con cuchillo.

ParísDiez días después del estallido de la guerra entre Israel y Palestina, el gobierno de Emmanuel Macron intenta por todos los medios que el conflicto no llegue a Francia. En el país galo vive la mayor comunidad judía de Europa, con casi medio millón de personas, y también un número muy importante de musulmanes. El islam, con 5,4 millones de personas, es la segunda religión en Francia. “No llevemos a cabo en nuestro país aventuras ideológicas por imitación, por proyección. No añadamos, por ilusión o cálculo, fracturas nacionales a fracturas internacionales”, pedía el presidente francés, Emmanuel Macron, hace pocos días.

El riesgo de que el conflicto en Oriente Próximo acabe teniendo repercusiones en el territorio francés es elevado: desde hace días se multiplican los mensajes y los actos antisemitas –la policía ha detenido a decenas de personas en posesión de armas blancas ante lugares de culto judíos– y el pasado viernes se producía la muerte de un profesor de un instituto de Arrás, al norte del país, por el apuñalamiento de un joven islamista radical. El gobierno decidió elevar al máximo la alerta terrorista y se ha reforzado la seguridad en la calle, pero especialmente en los lugares de culto judío y en las escuelas e institutos.

El ministro del Interior, Gérald Darmanin, atribuía el atentado de Arrás a la “atmósfera de yihadismo”, un concepto ideado por el especialista del islam y el mundo árabe Gilles Kepel. El politólogo sostiene que en los últimos años se han multiplicado los atentados de personas radicalizadas que no pertenecen directamente a las estructuras del Estado Islámico ni a ninguna otra organización islamista. Son personas que pese a haber crecido en Francia sienten odio por el país y han sufrido "un lavado de cerebro" a través de los mensajes de las organizaciones islamistas radicales.

Odio a Francia

“Ya no hay una persona u organización que da órdenes de matar. Hay por un lado los emprendedores de ira, que designan objetivos, como el profesor Samuel Paty o el semanario Charlie Hebdo. Y, por el otro, personas que ya se han radicalizado en la red o a través de sermones especialmente virulentos que deciden actuar, sin pertenecer a ninguna organización”, explica Kepel. En esta descripción encaja el presunto autor del asesinato del profesor de Arrás. Según se ha sabido este martes, Mohammed Mogouchkov, de 20 años, había grabado un mensaje en el que declaraba su “odio a Francia y los franceses” y utilizaba, según los investigadores, un lenguaje cercano al Estado Islámico. “Me habéis empujado al infierno”, decía el terrorista en el audio.

Mogouchkov también declaraba su apoyo a los musulmanes de Palestina, de Irak y de Asia. Los investigadores rechazan vincular el atentado con la guerra entre Israel y Palestina, pero el ministro del Interior sí cree que existe un vínculo. Darmanin, además, ha optado por prohibir todas las manifestaciones a favor de Palestina en toda Francia, en un gesto muy criticado. De hecho, asociaciones propalestinas han recurrido la decisión al Consejo de Estado –equivalente al Tribunal Constitucional español– al considerar que es un grave atentado contra la libertad de expresión.

Fracturas sociales

Pese al atentado del viernes y distintos incidentes, como las continuas amenazas de bomba en lugares turísticos y en centros educativos, por ahora el conflicto de Oriente Próximo no se ha exportado a Francia. Pero las profundas fracturas sociales del país no ponen las cosas fáciles. El conflicto en Israel y Palestina ha explotado cuando en el Hexágono todavía no se han cerrado las heridas por el fallecimiento de Nahel, el joven de origen argelino víctima de un disparo de la policía. Su muerte volvió a levantar una ola de manifestaciones y violencia que ponían de relieve el problema de las banlieues y del racismo institucional en el país. La comunidad musulmana también ha protagonizado recientemente un enfrentamiento con el gobierno por la prohibición de la abaya, una túnica musulmana, en las escuelas e institutos.

El mensaje de Macron que pedía no importar el conflicto a Francia era, también, un mensaje para los partidos de la oposición, que han impulsado su propia guerra ideológica en torno a la guerra en Israel y Palestina. Desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda, se está utilizando el conflicto y el atentado del viernes en Arrás como arma para hacer política. También ha desatado un conflicto político entre los partidos progresistas. La coalición de las izquierdas, agrupada en la Asamblea Nacional bajo el nombre de Nupes, amenaza con romperse por la posición de La Francia Insumisa (LFI), que ha condenado el atentado de Hamás, pero se niega a calificarlo de grupo terrorista. Considera que es un combatiente legítimo en defensa del pueblo palestino.

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