RomaLa muerte de Silvio Berlusconi dejó a muchos en Italia huérfanos del último líder del centroderecha liberal, transformado ahora en un derecha-centro ultra con ADN fascista capitaneado por los que habían sido sus herederos, el líder de la Liga Matteo Salvini y la presidenta de Hermanos de Italia, Giorgia Meloni, actualmente jefe de gobierno. Pero las que desde hoy se sentirán más solas que nunca serán algunas de las invitadas que amenizaban las fiestas erótico-festivas organizadas por el Cavaliere durante su último mandato y al que el tres veces primer ministro pagaba desde entonces religiosamente 2.500 euros al mes.
El ex primer ministro falleció en junio a los 86 años, y dejó como herederos universales de su imperio económico a los cinco hijos que tuvo de sus dos matrimonios –Marina, Pier Silvio, Barbara, Eleonora y Luigi–. Un testamento estudiado hasta el último detalle para evitar trifulcas entre los hermanos, que, una vez desaparecido el patriarca, han decidido cortar el grifo en las escorts. Desde hace diez años Berlusconi "daba" en concepto de "indemnización" a algunas de las velinas, azafatas de televisión, modelos y prostitutas (menores de edad incluidas) que participaban en las polémicas fiestas que celebraba en su mansión de Arcore, y que sentaron el magnate en el banquillo, imputado por prostitución de menores y abuso de poder. Un proceso en el que llegó a ser condenado a 7 años de cárcel e inhabilitado por desempeñar cargos públicos, pero que acabó en el 2015 con su absolución por el Tribunal Supremo.
Fue el propio Berlusconi quien en 2013 reveló a los fiscales que ingresaba 2.500 euros al mes a cada una de las invitadas que participaban en sus fiestas bunga bunga, por el daño a su imagen que habían provocado las investigaciones periodísticas y los procesos judiciales. Algunas de ellas, incluso, vivían gratis en apartamentos propiedad del Cavaliere en la calle Olgettina, cerca del Hospital San Raffaele, donde murió. Una circunstancia hizo que la prensa italiana bautizara a las invitadas como olgettine.
Los procesos judiciales paralelos que se abrieron a raíz de la primera imputación –entre ellos, la presunta compra de testigos para que declararan a su favor– revelaron que las mujeres figuraban prácticamente en nómina a cuenta del empresario en una contabilidad paralela que gestionaba una de las personas más cercanas al fundador de Mediaset. La Fiscalía llegó a poner en cuestión estas "indemnizaciones" sospechando que las destinatarias podrían verse obligadas a mentir a favor de Berlusconi.
Contraprestaciones y silencios
En total, una veintena de mujeres se beneficiaban de algún tipo de concesión como contraprestación por haber sido salpicadas en procesos judiciales. Una de ellas era Barbara Guerra, de 45 años, una de las principales testigos del caso, que tras la sentencia de absolución declaró que a raíz del escándalo su "carrera televisiva" había quedado completamente destruida. “Silvio nunca se expresó para decir que yo era una chica decente”, se lamentó entonces en el diario Corriere della Sera. Ahora, con la muerte del magnate, el contrato de un apartamento cerca de la ciudad de Monza donde vive termina y deberá abandonar la casa a finales de año, según publicó la prensa. Una noticia que la mujer desmintió ayer. “No es cierto que ahora que está muerto tenga que dejar el piso. Silvio me regaló la casa. ¿Por qué debería dejarla?”
La Fiscalía estimó en más de diez millones de euros la cantidad abonada a estas jóvenes desde el año 2012, si bien la mitad del dinero habría ido a parar a Karima El Mahroug, conocida como Ruby, la mujer de origen marroquí con quien Berlusconi mantuvo relaciones sexuales a cambio de dinero cuando era menor de edad. Fue su detención en el 2010 lo que hizo destapar el escándalo y precipitó la caída del último gobierno encabezado por Berlusconi.
Meloni impulsa una reforma constitucional que limita el poder del jefe del estado
El consejo de ministros de Italia ha aprobado este viernes un proyecto de ley de reforma constitucional que introduce la elección directa del primer ministro por parte de los electores para garantizar estabilidad y evitar el nombramiento de ejecutivos tecnócratas, pero que limita las competencias del jefe del estado. Cuando llegue al Parlamento, la reforma deberá obtener la aprobación de dos tercios de ambas cámaras y podrá ser sometida a un referéndum.
La reforma incluye una norma por la que, en caso de dimisión o moción de censura a un primer ministro, éste sólo podrá ser sustituido por un parlamentario de la mayoría una vez superado el voto de confianza. Actualmente, el sistema italiano prevé que después de las elecciones, el partido o la coalición que haya obtenido mejores resultados en las urnas proponga un candidato a posible primer ministro al presidente de la República que, en caso de ser aceptado, debe someterse a un voto de investidura en el Parlamento. Con la reforma, ha asegurado la primera ministra, Giorgia Meloni, "se terminarán los gobiernos técnicos o los ejecutivos arco iris".