Macron evita lo peor pero queda debilitado
El presidente se enfrenta a tres años en el Elíseo sin mayoría en la Asamblea y con el macronismo cuestionado
ParísEl resultado de las elecciones legislativas de este domingo es un revés para el presidente de la República. No es un fracaso dramático porque Emmanuel Macron ha salvado los muebles quedando en segunda posición y evitando el triunfo de la extrema derecha, siendo ésta la prioridad, pero pierde la mayoría en la Asamblea y obtiene 168 escaños. El descalabro es considerable, porque deja de ser la primera fuerza, un castigo electoral que le complicará los tres años que le quedan de mandato.
Macron adelantó las elecciones para ampliar su mayoría. No lo ha logrado. "El cálculo le ha salido mal. En vez de ampliar la mayoría, lo ha perdido. El resultado puede ser una Asamblea y un país ingobernable porque habrá muchas minorías y ninguna mayoría. Será un escenario muy complejo", apunta Víctor Hugo Ramírez, politólogo e investigador de la Universidad de Newcastle. "Macron se ha disuelto a sí mismo con estas elecciones", sostiene el ecologista Sébastien Peytavie. "Hizo una apuesta y estaba convencido de que las izquierdas serían incapaces de unirse. Ha apostado y ha perdido", añade Peytavie en una conversación con el ARA.
Macron se enfrenta a sus últimos tres años de mandato presidencial más debilitado que nunca y sin mayorías claras en la Asamblea, tres años que pueden ser un infierno y que pueden desgastar su presidencia. El mandatario aseguró antes de las elecciones que no dimitirá –si lo hiciera, deberían celebrarse elecciones presidenciales– y después de haber evitado que la extrema derecha gobierne, parece difícil que se lo piense. Pero Macron es imprevisible.
Sea cual sea la decisión del inquilino del Elíseo, el fin del macronismo empieza a asomarse. El presidente no podrá presentarse a un tercer mandato –en Francia están limitados a dos– y tampoco está claro cuál será su sucesor, si lo hay. El legado que deja, con un partido debilitado, tampoco pondría las cosas fáciles a un eventual sucesor macronista. El presidente ha ejercido un liderazgo extremadamente personalista, sin un partido sólido detrás ni una ideología marcada. "En el macronismo, aparte de Emmanuel Macron no hay nada más. El partido no tiene estructura en el territorio ni militantes", apunta Sébastien Peytavie. El auge de la extrema derecha y el renacimiento histórico de la izquierda gracias a la alianza del Nuevo Frente Popular –la gran triunfadora de los comicios de este domingo– son otros ingredientes que le debilitan.
Alejado de la gente
Su entorno, además, no acaba de entender por qué convocó las elecciones y muchos de sus votantes le han dado la espalda. Su popularidad está en el punto más bajo y en ese segundo mandato ha demostrado con creces su incapacidad para conectar con los franceses. "Desde hace años gobierna por decreto e impone reformas impopulares. Tiene la fama de hacerlo todo contra el pueblo, siempre con una actitud de desprecio hacia la oposición. Ha cultivado la imagen de tecnócrata alejado de la gente", sostiene Ramírez.
En la nueva Asamblea, Macron quedará desdibujado. La victoria de las izquierdas le quitará todo el protagonismo. "El bloque macronista está prácticamente borrado", proclamaba la líder de Reagrupament Nacional tras la primera vuelta. Un mensaje que se repetía este domingo.
El presidente también podría ver cómo sus socios de la llamada mayoría presidencial –partidos pequeños de centro y centroderecha– abandonan la coalición. "Macron ha matado a la mayoría presidencial", aseguraba hace pocos días el ex primer ministro Édouard Philippe, líder de Horitzons, uno de los socios parlamentarios más importantes de Macron.
¿Se cierra el paréntesis?
"Es el fin del macronismo porque el blog del centro ha quedado aplastado, borrado por el blog de la extrema derecha y de la izquierda unida", afirma el politólogo Benjamin Morel en una entrevista en el digital francés 20 Minutas. Cuando llegó al Elíseo, el presidente de la República proclamó el fin de la dicotomía izquierda-derecha que ha marcado históricamente la política francesa. El resultado de las elecciones de este domingo puede consolidar precisamente la idea de que la llegada de Macron al Elíseo era sólo un paréntesis en la dicotomía derecha-izquierda, pero ahora con la derecha tradicional también borrada.
La izquierda vuelve con fuerza. El presidente ha salvado el peligro de un gobierno de extrema derecha, pero la duda es si sabrá nadar en una Asamblea con mayoría de izquierdas. Habrá que esperar al 2027 para ver si el paréntesis se cierra.