Francia

El #MeToo en el ejército francés: las denuncias por violencia sexual se multiplican por cinco

El nuevo servicio militar voluntario deberá hacer frente al sexismo "sistémico" de las fuerzas armadas

La víctima de las agresiones, Manon Dubois
09/12/2025
4 min

ParísCuando la diputada Laetitia Saint-Paul leyó un artículo publicado en febrero del año pasado por un diario regional de Angers, Le Courrier del Ouest, sobre las agresiones sexuales que una joven militar había sufrido, se quedó sin palabras. Otro militar la había sometido a unos sesenta agresiones sexuales durante meses, mientras ambos participaban en diferentes misiones de la marina en aguas francesas. El soldado, que reconoció los hechos, fue condenado solo por un tribunal militar a 10 días de arresto ya una multa de 600 euros. Ella, afectada de estrés postraumático, tuvo que dejar el ejército.

La víctima de las agresiones, Manon Dubois, tuvo la valentía de hacer público su caso. Y, sin ser consciente de ello, impulsó el #MeToo del ejército francés. El mérito es también de la diputada, militar de profesión y miembro del partido de centro Horizons: Saint-Paul llevó la cuestión al terreno político y exigió al ministro de Defensa –entonces era Sébestien Lecornu, el actual primer ministro– que tomara medidas para frenar el sexismo y la violencia sexual en el ejército.

Durante los meses posteriores a la publicación de la noticia, decenas de mujeres militares denunciaron haber sido víctimas de abusos y agresiones sexuales. "Los testigos que recibimos en la primavera del 2024 nos hacían pensar, empíricamente, que el problema era realmente sistémico", explica Saint-Paul en el ARA.

Las víctimas, apartadas

A partir de ese momento, diferentes medios de comunicación publicaron denuncias de mujeres militares. En mayo de 2024, Le Monde se hacía eco del #MeToo del ejército y denunciaba los casos de algunas víctimas que no sólo habían sido apartadas del servicio después de denunciar violaciones y abusos, sino que habían recibido un castigo militar. Unas sanciones que servían para disuadir a otras víctimas de denunciar.

Todos los relatos de las mujeres que habían sufrido agresiones sexuales tenían algo en común: los agresores sólo habían sido juzgados por tribunales militares y en la mayoría de los casos, condenados. Por el contrario, las víctimas habitualmente recibían el desprecio de sus superiores y se les obligaba a cambiar de destino. Muchas, derrotadas moralmente y con heridas psicológicas provocadas por las agresiones, dejaban al ejército.

El ministerio de Defensa movió ficha: encargó un informe y de las conclusiones del documento salió un programa de lucha contra la violencia sexual. "Es una ruptura. Hay un antes y un después de este informe", prometía entonces Sébastien Lecornu. Desde entonces, las denuncias y casos que llegan a la justicia ordinaria se han multiplicado. Si en el 2023 sólo se denunciaron 49 abusos, en el 2024 fueron 225. "No son los hechos los que han aumentado, sino las denuncias", sostiene la diputada.

El ministerio de Defensa, sin embargo, no ha ofrecido datos sobre las condenas ni sobre los militares excluidos del ejército. Preguntado por el ARA, el ministerio sostiene que está "comprometido" contra las violencias sexuales en las fuerzas armadas y asegura que "condena firmemente todo tipo de comportamiento inadecuado, sin tolerar ninguna impunidad".

Romper el silencio

Diez años antes del #Metoo del ejército, un libro escrito por dos periodistas francesas, Leila Miñano y Julia Pascual, La guerra invisible, denunciaba la ley del silencio que imperaba en el ejército francés en cuanto a la violencia sexual. Ambas autoras habían investigado durante dos años los abusos sexuales en las fuerzas armadas y daban voz a mujeres militares que habían sido víctimas. El libro ponía sobre la mesa una cuestión hasta entonces tabú. "La violencia sexual en el ejército es sistémica", asegura Miñano en una conversación con el ARA.

Tras la publicación del libro, el ministerio de Defensa puso en marcha el programa Themis para recoger el testimonio de víctimas de agresiones, abusos sexuales, acosos y discriminaciones sexistas. Pero el programa, en el que todos los responsables eran militares, no funcionó del todo y las denuncias fueron muy pocas.

Miñano cree que, entre la publicación del libro en el 2014 y hoy, se han hecho algunos avances para mejorar el tratamiento de las denuncias de las militares, pero la periodista francesa destaca que "algo muy importante que ha pasado es que hay una nueva generación de mujeres en el ejército que se atreven a hablar". Sin embargo, asegura que los casos en los que los agresores son juzgados y expulsados ​​del ejército todavía son muy pocos, mientras que las víctimas son apartadas. "Eso once años después, todavía ocurre", sostiene.

Las mujeres, en clara minoría

En el ejército francés las mujeres representan el 17,3%. Son una clara minoría –además, el grueso de las militares se concentra en la rama sanitaria– pero el porcentaje es uno de los mayores de los ejércitos europeos. El presidente de la República, Emmanuel Macron, anunciaba hace unos días la recuperación del servicio militar a partir del verano de 2026. A diferencia de lo que dejó de existir hace casi tres décadas, ahora será voluntario y estará abierto a las mujeres de entre 18 y 25 años. Los casos de violencia sexual que se han destapado podrían desalentar a las chicas.

Según la diputada y militar Laetitia Saint-Paul, no hay estudios que indiquen si el sexismo y los abusos sexuales en el ejército frenan la entrada de mujeres en el cuerpo militar, pero subraya que "hemos recibido testigos de jóvenes alumnos que dejaron las instituciones militares pocas semanas después de haber ingresado, incapaces de ambiental". Saint-Paul cree que es clave "que los futuros mandos militares estén correctamente formados" para prevenir la violencia sexual. Fuentes del ministerio de Defensa aseguran que aplicarán "tolerancia cero" con los abusos sexuales en el servicio militar.

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