¿'Momentum' ruso? Putin envalentonado

Acompañado de la guardia de honor y bajo una ligera nevada, un Vladimir Putin solemne participó el viernes en la tradicional ofrenda floral a la llama eterna de la Tumba del soldado desconocido, junto al Kremlin. Era el Día del Defensor de la Patria, una fiesta que, en tiempos de paz del siglo XXI, popularmente sólo servía para felicitar a los hombres, pero que en tiempos de guerra tiene mayor trascendencia. Este año, además, coincide con varios logros militares en Ucrania.

Después, en un discurso retransmitido para felicitar a todos los que sirven o han servido al ejército, Putin rindió homenaje a los “participantes de la operación militar especial” que luchan “por la verdad y la justicia”. El día antes se le había visto en plena forma trepando ágilmente a un lanzamisiles Tu-160M ​​modernizado para estrenar, un aparato que el Kremlin vende como uno de los aviones militares más potentes del mundo.

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Cuando se cumplen dos años del inicio de la invasión de Ucrania y faltan tres semanas para el ritual de los comicios presidenciales, Putin se siente fuerte y poderoso y así quiere demostrarlo a sus electores. Ni el aislamiento internacional, ni las sanciones económicas, ni la emigración de cientos de miles ciudadanos ni los casi 50.000 soldados rusos muertos identificados pueden frenar sus ansias imperialistas de dominar a Ucrania ni su obsesión por silenciar toda voz disidente dentro de Rusia .

Barrido Borís Nadejdin, potencial candidato a la presidencia que podía aglutinar la oposición y el voto contra la guerra, Aleksei Navalni fallecido y represaliadas cerca de un millar de personas que cumplen penas de prisión por motivos políticos, la sociedad civil que se opone a ese alud de autoritarismo y destrucción, y que no ha huido de Rusia, cada día se siente más debilitada.

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Mientras, la familia de Navalni ha tenido que arrastrarse para que, finalmente, el Kremlin haya decidido entregarles los restos del fallecido. El viernes por la noche el entorno del opositor hizo público que la madre había recibido un ultimátum del Comité de Instrucción de Rusia para que aceptara hacer un entierro secreto sin despedida pública. Si no, lo enterrarían en prisión. El sábado finalmente el cadáver fue entregado a su madre. Pero los medios opositores y las redes sociales atestiguan la indignación de muchos rusos contra este último escarnio en Navalni en un país que, oficialmente, se presenta como el defensor de los valores tradicionales y, después de nueve días, no es capaz de entregar el cuerpo a su familia por miedo a que su entierro reúna a una multitud.

Más Navalnis

Desde la cárcel otro opositor ruso condenado por cuestionar la versión oficial de la guerra, Ilián Yashin, alertaba el viernes del peligro que corren los presos políticos después de la muerte de Navalni. Yashin hacía un llamamiento a las autoridades occidentales a hacer todos los esfuerzos diplomáticos posibles para liberar a Vladimir Kará-Murzá, periodista y político con pasaporte de Rusia y del Reino Unido y sentenciado a 25 años de cárcel por delitos de alta traición y difusión de información falsa sobre las actuaciones del ejército ruso en Ucrania.

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A menos de un cuarto de hora caminando de la Tumba del soldado desconocido se llega al lugar donde en los últimos nueve días los moscovitas han recordado a Navalni con la tradicional entrega de flores a los difuntos. Han elegido la Piedra Solovetski, un monumento que se erigió en 1990 para recordar las represiones políticas en época soviética en la plaza Lubianka, frente al emblemático edificio del antiguo KGB y ahora FSB, el Servicio Federal de Seguridad de Rusia.