Solidaridad

"La muerte de Emma no fue un accidente: los rusos nos atacaron"

Los combates en la zona dificultan el trabajo de la Fiscalía ucraniana, que investiga el caso como un crimen de guerra

Núria Garrido / Cristina Mas
7 min
Emma Igual fotografiada en Ucrania

Sloviansk (Ucrania) / Barcelona“Un segundo antes de la explosión oí algo. El misil impactó en el vehículo y volcamos. Yo iba en la parte trasera y pude salir deprisa del coche. Notaba que me ardía todo el cuerpo: la cara, las piernas, los brazos”. Ruben Mawik no puede evitar sentirse culpable. Él sobrevivió, aunque arrastrará lesiones toda su vida, pero sus compañeros, la barcelonesa Emma Igual y el canadiense Anthony Tonko Inhat no pueden contarlo. Murieron el 9 de septiembre cuando el coche con el que evacuaban a civiles de la primera línea de frente en el Donbass recibió el impacto de un proyectil. Rubén no tiene ninguna duda de que fue un ataque deliberado: “Los rusos nos atacaron, no fue un accidente”, remarca con la voz entrecortada.

Tres semanas después, el paramédico alemán, de 20 años, acaba de salir del hospital y se recupera de las heridas en su casa, en Dormund. Todavía se pregunta por qué no le tocó a él. “Pienso: '¿Y si no lo hubiéramos hecho así? ¿Y si me hubiera sentado en otro sitio? ¿Y si?…'” Muchos condicionales resuenan en su cabeza, como el zumbido que no se le ha ido de los oídos desde la explosión mortal que le destrozó los dos tímpanos. Ahora sólo puede seguir una conversación si le hablan de cerca y lentamente y aún no sabe si tendrán que operarle para quitarle la metralla que le quedó incrustada en varias partes del cuerpo. “Ahora ya no lloro, pero todavía me duele. Lloré mucho el día que me fui de Ucrania”.

El cuarto cooperante que iba en el vehículo, el sueco Johan Mathias Thyr, también pudo salir y juntos buscaron a sus compañeros. Pudieron sacar el cuerpo de Tonko de dentro del coche, que había quedado destrozado, pero entre el humo y las llamas no pudieron localizar a Emma: “Intentamos mirar en todas partes, pero no la encontramos”. Temiendo otro ataque, huyeron del lugar, malheridos, y caminaron varios kilómetros, mientras les seguían disparando, hasta que se cruzaron con unos soldados ucranianos que les trasladaron a un punto avanzado de atención médica. Desde allí dieron la noticia a sus compañeros: les habían atacado, Tonko había muerto y no sabían dónde estaba Emma.

Ruben Mawik, que acompañaba a Emma Igual, fotografiado justo después del ataque, cerca de Chasiv Iar, al este de Bakhmut

Fue el gobierno español quien anunció, horas después, la muerte de la cooperante catalana tras recibir la confirmación verbal de las autoridades ucranianas. Un comando de soldados ucranianos había regresado al lugar ese mismo mediodía y recuperó el cuerpo de Tonko, pero tampoco había podido encontrar los restos de Emma. No fue hasta 48 horas después de que otro comando regresó y pudo sacarla de dentro del vehículo.

Según ha explicado a ARA en una conversación por Zoom el fiscal ucraniano responsable de la investigación, Rosik Rotislav Serhiiovich, "sacar el cuerpo de dentro del coche fue muy complicado porque estaba en una zona de combates y bajo bombardeo constante". El fiscal confirma que los análisis de ADN han corroborado que "uno de los cuerpos encontrados en el lugar es de Emma", pero advierte que la investigación detallada de los hechos es difícil debido a los combates constantes en la zona.

El caso es uno de los que sigue Tribunal for Putin, una iniciativa de entidades de derechos humanos ucranianas que trabajan para documentar crímenes de guerra. Su directora, Anna Truichova, explica desde Kyiv que puede trazarse un patrón de ataques deliberados contra civiles de las tropas rusas. Tenemos los precedentes de la pizzería de Kramatorsk, donde murieron once civiles, o el ataque al hotel Reikartz de Zaporíjia, frecuentado por periodistas.

Como hacían casi todos los días desde que en marzo de 2022 fundó la ONG Road to Relief, Emma Igual, de 32 años, y sus compañeros aquella mañana se habían equipado con chalecos y cascos para dirigirse a los pueblos en la primera línea de frente. En aquella ocasión iban a la localidad de Chasiv Iar para evaluar la situación de los pocos civiles, la mayoría ancianos, que todavía vivían en el este de Bakhmut, uno de los lugares más calientes de la guerra de Ucrania. Les ofrecían ayuda humanitaria, una clínica móvil y, si querían, les evacuaban.

Un coche civil

El joven paramédico explica que iban en un coche civil británico sin camuflaje ni nada que pudiera confundirlo con vehículo militar. Cree recordar que en la parte trasera llevaba el logotipo de la ONG, pero está convencido de que aunque las tropas rusas lo hubieran visto, no les habría protegido: “Atacan a todos y, cuanto más se alargue la guerra, más cruel se volverá”. La organización se dedicaba sobre todo a evacuar a civiles, pero también habían asistido soldados ucranianos heridos.

El fiscal ucraniano dice que no puede revelar detalles de la investigación por el secreto de sumario, pero asegura que aunque la ONG ayudara también a los militares, la muerte de la catalana no dejará de ser investigada como un crimen de guerra: “Emma era una civil muerta en una zona de combate y eso es lo que cuenta”.

Gemma Igual trabajando en una evacuación en Ucrania, en misión de ayuda humanitaria

El recuerdo de Emma

“Emma era una mujer tenaz, muy trabajadora e intrépida”, explica por teléfono Michael Westermeyer, un voluntario de 33 años estadounidense que hacía de traductor y conductor con Road to Relief. Pero lo que más quiere destacar es su calidad como persona: “Había voluntarios que estaban cansados, traumatizados y heridos... y cuando nos reuníamos por la noche en la base, ella, si era necesario, se quedaba hablando toda la noche. Y a las 7 de la mañana la encontrabas trabajando con su portátil”, dice. “Hacía que todo el mundo se sintiera especial y no esperaba que nadie se lo agradeciera. En Ucrania he encontrado a mucha gente heroica, pero nadie tan humana como ella”.

No quiere hablar de las motivaciones ideológicas de la cooperante catalana para jugarse la vida en Ucrania, pero deja claro que su actuación siempre era humanitaria: "Al margen de lo que pensara, ayudaba a todo el mundo, tanto si llevaban banderas ucranianas como rusas". Tampoco quiere que la vean como una irresponsable: “No tenía miedo a nada, pero no era temeraria y menos aún con la vida de los demás. No es casualidad que le haya tocado a ella: nunca expondría a alguien más que a sí misma. Si creía que un sitio era peligroso, iba ella. Donbass es un lugar terrorífico y siempre me sentí seguro siguiéndola”, resume Westermeyer.

Road to Relief, la ONG que Igual fundó y de la que era directora, empezó como una pequeña operación de evacuación de civiles y a medida que pasaba el tiempo y recibía más donaciones, se dedicó también a distribuir ayuda humanitaria a las poblaciones cerca del frente al Donbass y más tarde montó también una clínica móvil.

Emma trabajando en una misión al frente de Bakhmut
La cooperante Emma Igual en una imagen de archivo
Una de las últimas imágenes de Emma, en Ucrania

Saphryn, un joven fotógrafo japonés que también colaboraba con Road to Relief, estaba en la base de la ONG en Sloviansk cuando se enteró del ataque: "Nos pusimos a temblar y quedamos en choque". De la cooperante destaca que "podía construir un equipo de la nada y que montó la principal oenegé extranjera que trabajaba en el frente". "Estaba absolutamente implicada en esta tragedia", dice, desde que llegó a Kiiv en marzo del 2022, pocos días después del inicio de la invasión rusa. Con los quince voluntarios que colaboran con la ONG se han propuesto continuar la tarea y ahora se centran en preparar un homenaje para los compañeros fallecidos en los próximos días.

En una entrevista en el portal judío Jewish Chronicle de julio, Emma Igual había recordado la figura de su abuela, que siendo adolescente fue la única de su familia que sobrevivió a los campos de concentración nazis en Austria. “Me crié con esta historia, pensando cómo será la vida de un refugiado o de un huérfano, y decidida a ayudar a la gente a que viviera cosas parecidas a lo que vivió mi abuela”, decía la cooperante.

Con los refugiados en Grecia

Quizás esto fue una de las cosas que empujó Igual a dejar Barcelona en el 2016 para ir a Grecia a ayudar a los refugiados. Fue en Atenas donde trabó amistad con el fotógrafo Jordi Varkas, que había vivido unos años en Girona. “Siempre luchaba contra las tristezas del mundo. Aquí en Grecia adoptó una chica siria y a sus tres hermanos. Tenía una historia muy triste y para Emma era su hija”, recuerda. Ahora la chica tiene 19 años.

La propia cooperante había explicado que el trabajo era su “primera, segunda y tercera prioridad y que sus relaciones personales debían encajar, porque es lo que me hace sentir viva”. También en Grecia conoció al economista Luís López Puerta: “Nunca había conocido a nadie con un corazón tan grande. Su casa siempre estaba abierta por todo el mundo que necesitaba ayuda”, recuerda. “Tenía mucho magnetismo, todavía no me puedo creer que haya muerto”.

Antes de Grecia y Ucrania, Emma Igual había demostrado su compromiso social en Barcelona. Entre 2010 y 2012 había sido coordinadora de jóvenes de Amnistía Internacional en la Universidad Autónoma de Barcelona, después militó en las juventudes de Iniciativa per Catalunya y más tarde organizó en la capital catalana DiEM 25, el movimiento europeo de Yannis Varufakis. Cuando se marchó a Grecia fue Daniel Cruz quien le hizo el relevo como coordinador: "Emma tenía tantas ganas de cambiar el mundo y tenía tanta prisa que los tempos de la política no le servían. Su legado de generosidad y pasión nos inspira a seguir trabajando por un mundo más justo y solidario”.

El caso no podrá investigarse en España

La justicia española no podrá investigar la muerte de la cooperante ni perseguir a sus responsables y Madrid ha llevado el caso al Tribunal de La Haya. Un ataque deliberado contra población civil es un crimen de guerra según la Convención de Ginebra y el Código Penal español, pero si se ha producido en el extranjero, los tribunales del Estado no son competentes, aunque la víctima sea española. Esto es así desde 2014, con la reforma de la justicia universal del gobierno de Mariano Rajoy, que sólo permite juzgar crímenes cometidos en el extranjero cuando su autor se encuentre en España. Antes, el PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero ya había recortado también la justicia universal.

En la pasada legislatura, el PSOE y Podemos incluyeron en el acuerdo de gobierno recuperar el principio de la justicia universal y así lo votó la comisión de justicia del Congreso hace dos años. Pero desde entonces no se ha avanzado. Fuentes de IU han asegurado a ARA que impulsarán en el Congreso a través de Sumar "una medida con el máximo rango legal posible" en este sentido, informa desde Madrid Mireia Esteve.

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