Sorpresa en Francia: la alianza de izquierdas gana y frena la extrema derecha de Le Pen
La movilización contra la extrema derecha da la victoria al Nuevo Frente Popular, por delante de los macronistas
ParísLa extrema derecha no gobernará en Francia. El Nuevo Frente Popular (NFP), la alianza de las izquierdas, ha dado la sorpresa a las elecciones legislativas y ha logrado convertirse en la primera fuerza de la Asamblea Nacional. Es una victoria que nadie esperaba, sobre todo porque todas las encuestas antes de las elecciones de este domingo apuntaban a una victoria suficientemente clara de la extrema derecha de Marine Le Pen.
Francia se ha movilizado y ha enviado un mensaje claro a Le Pen: no quiere que gobierne la extrema derecha. Pese al crecimiento espectacular que ha realizado el Reagrupament Nacional (RN) en los últimos años, esta vez tampoco ha logrado su objetivo de dominar la Asamblea Nacional. El resultado demuestra que el cordón sanitario –la llamada a un frente republicano hecha por los macronistas y las izquierdas– ha funcionado. De hecho, la participación ha sido la más elevada de los últimos 40 años (en torno al 67%), aunque la cifra definitiva no se conocerá hasta el lunes.
La alianza de las izquierdas, una vez finalizado el escrutinio, obtiene un resultado contundente: consigue 182 diputados, aunque se queda lejos de la mayoría absoluta. La coalición del presidente Emmanuel Macron, Ensemble, queda en segunda posición con 168 diputados. De esta forma, Macron logra frenar la extrema derecha, pero queda debilitado –pierde entre 82 escaños– y se enfrenta a una Asamblea en la que por primera vez no dispone de la mayoría.
Tercera posición para Le Pen
El Reagrupament Nacional se hunde hasta la tercera posición, con 143 diputados. Son muchos más que los que Le Pen tenía hasta ahora (89), pero el resultado es decepcionante para el partido. Su objetivo, proclamado durante la campaña, era conseguir la mayoría absoluta y gobernar por primera vez. "Hemos conseguido los mejores resultados de nuestra historia", ha destacado el número dos de Le Pen y candidato a primer ministro, Jordan Bardella, quien ha asegurado que "preparan la victoria de mañana". También ha acusado al presidente Macron de haber dejado al país "en manos de la extrema izquierda de Jean-Luc Mélenchon".
Marine Le Pen ha evitado salir a valorar los resultados y se ha limitado a realizar unas breves declaraciones ante la prensa en la que ha denunciado un cordón sanitario "antinatural". "Nos ha sacado la mayoría absoluta", ha dicho una líder de extrema derecha mucho menos sonriente que al término de la primera vuelta. Los Republicanos, la derecha tradicional, logran 45 escaños. El resultado de los conservadores descarta una alianza entre la derecha y la extrema derecha porque sumando sus escaños se quedan también lejos de la mayoría absoluta, que se sitúa en los 289 diputados.
En la sede de la noche electoral de la RN, las caras eran largas y no ha habido ninguna fiesta, aunque estaba preparada. La imagen de desolación contrastaba con la de la plaza de la República de París, donde se reunieron miles de seguidores de izquierdas para celebrar la victoria. Es la cara y la cruz de las elecciones legislativas.
De hecho, estas elecciones y el mal resultado de la extrema derecha son mérito sobre todo de los partidos de izquierdas –Francia Insumisa, los socialistas, los ecologistas y los comunistas–, que fueron capaces de unirse y hacer frente común contra Le Pen en un momento de grandes divisiones entre estas formaciones. Dos días después del anuncio de elecciones legislativas, los cuatro partidos anunciaron un acuerdo que parecía imposible. El espíritu del Frente Popular de 1936 se impuso. Ahora habrá que ver cómo las formaciones gestionan su victoria en la Asamblea Nacional.
Mélenchon reclama el gobierno
En este sentido, Jean-Luc Mélenchon, líder de Francia Insumisa, el principal componente del Nuevo Frente Popular, ya ha reclamado al presidente Macron que deje gobernar las izquierdas. "El presidente debe llamar al Nuevo Frente Popular a gobernar", ha pedido. Y ha advertido que "la voluntad del pueblo debe ser respetada estrictamente: no puede haber subterfugios. Se ha confirmado la derrota del presidente de la República: el presidente debe inclinarse y el primer ministro debe irse ".
La Constitución francesa no es suficientemente clara a la hora de señalar quién debe gobernar después de unas elecciones legislativas. La carta magna asigna al presidente la potestad de nombrar a un primer ministro que salga de la mayoría de la Asamblea, pero no está claro qué pasa si ningún partido consigue una mayoría suficientemente sólida. El inquilino del Elíseo tiene margen por decidir. Y, de hecho, el entorno de Macron ya ha salido al paso y ha dicho a los medios que estos resultados todavía no muestran quién debe gobernar.
Una Asamblea ingobernable
Estos resultados dibujan ahora una Francia ingobernable. Ningún blog ha obtenido una mayoría clara en la Asamblea Nacional y, por tanto, el presidente Macron lo tendrá complicado para nombrar a un primer ministro y un nuevo gobierno. La situación es inédita. De hecho, el sistema político de la V República, creada en 1958, está diseñado para fomentar mayorías amplias en la Asamblea y gobiernos estables. Lo que ocurra a partir de este lunes es un terreno inexplorado.
Este domingo por la noche el primer ministro, Gabriel Attal, ha anunciado que el lunes presentará la dimisión al presidente, aunque Macron le ha pedido que se mantenga en el cargo hasta que haya nuevo gobierno y nuevo primer ministro. La labor del presidente de la República no será fácil. Macron tiene tres alternativas: buscar una gran coalición –el presidente dijo que no se aliaría con los insumisos de Mélenchon, pero podría aliarse con los socialistas y ecologistas–, dejar que gobierne la izquierda en minoría o nombrar a un gobierno tecnócrata, sin políticos. Ninguna de las tres opciones es sencilla ni garantiza que no haya bloqueo.
Lo que parece descartado es que gobierne la extrema derecha, al menos a corto plazo. Los de Le Pen seguirán intentando: "Hoy empieza todo", ha reiterado Bardella. Pese al revés de este domingo, Le Pen no renunciará a seguir su camino hacia el Elíseo, que intentará asaltar en el 2027. La duda que se impone ahora es si la RN ha tocado techo o si, por el contrario , tiene todavía margen para crecer y conseguir gobernar o ganar las elecciones presidenciales. La amenaza de la extrema derecha sigue viva.