Los votantes de Mélenchon, clave para decidir el futuro presidente francés

El líder de izquierdas se queda a las puertas de la segunda vuelta y pide no dar "ni un solo voto" a Le Pen

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Jean-Luc Mélenchon, presidente del partido França Insubmisa.

BarcelonaA Jean-Luc Mélenchon le ha vuelto a pasar lo mismo. Igual que hace cinco años, se ha quedado a las puertas de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas. Y esta vez, todavía más cerca. El líder de Francia Insumisa (FI), un partido a menudo calificado de izquierda radical o populista, obtuvo el domingo 7,7 millones de votos, un 22% del total. Esto supone que se quedó a solo 421.000 votos y a poco menos de un punto porcentual de distancia de Marine Le Pen, la segunda candidata con más apoyos después del presidente, Emmanuel Macron.

"No hay que esconder la violencia de la decepción", decía Mélenchon en Twitter al conocer los resultados preliminares. "Pero a la vez, qué orgullo", añadía. La clara imagen de unos resultados agridulces. Por un lado, son los mejores números que ha conseguido en las tres carreras presidenciales a las cuales se ha presentado (la primera, en 2012, con el Partido de Izquierda, también fundado por él), y, por otro, es la vez que más cerca se ha visto de competir en la segunda vuelta de las elecciones. A última hora de este domingo, los medios franceses incluso especulaban sobre un posible sorpasso de Mélenchon a Le Pen durante la madrugada.

Mélenchon, de 70 años, había dicho que esta sería la última vez que lo intentaría. Así pues, ha perdido el último tren a la presidencia francesa, excepto si los buenos resultados lo espolean y lo hacen cambiar de idea. En 2017 se quedó a 600.000 votos de la segunda vuelta, con un 19,6% de los votos. En aquella ocasión, sin embargo, fue el cuarto más votado, prácticamente empatado con el candidato de los Republicanos, François Fillon. En la última batalla accedieron, como ahora, Macron y Le Pen.

"Ni un voto a Le Pen"

En aquel momento, Mélenchon recibió críticas por no ser lo bastante claro a la hora de pedir a sus seguidores que no votaran a la líder de ultraderecha. Este domingo intentó enmendarlo, y repitió, con sarcasmo, hasta tres veces: "No tenemos que dar ni un solo voto a Le Pen". Con todo, también evitó pedir el voto para Macron, mientras que los candidatos de los partidos conservador, socialista y ecologista sí que lo hicieron. Ante la duda entre votar el actual presidente y abstenerse, Mélenchon ha recomendado a sus electores que actúen según su "conciencia". "La condición humana supone enfrentarse a decisiones difíciles", dijo, a la vez que insistió que hay que evitar "cometer errores que serían irreparables", refiriéndose a un apoyo a la líder de Reagrupamiento Nacional. En las encuestas de las últimas semanas, más de una cuarta parte de las personas que afirmaban que votarían por Mélenchon en la primera vuelta anticipaban que se decantarían por Le Pen en caso de un enfrentamiento entre ella y Macron.

Nacido en 1951 en la ciudad marroquí de Tánger, Mélenchon llegó a Francia a los 11 años y se implicó en política desde muy joven, desde los movimientos estudiantiles de mayo del 68. Después se unió a la Organización Comunista Internacionalista (OCI), una corriente trotskista, y en 1976 se unió al Partido Socialista (PS), donde militó hasta el 2008 ocupando cargos tan importantes como el de ministro durante la presidencia de Jacques Chirac. El año siguiente fundó el Partido de Izquierda (PG) defendiendo que Francia necesitaba "una otra voz a la izquierda". Bajo estas siglas se presentó en 2012 a sus primeras elecciones presidenciales.

El descalabro del resto de partidos de izquierdas ya en las elecciones de hace cinco años le allanó el camino para posicionarse como la principal voz (ahora, prácticamente única) de la izquierda en Francia. Su llamamiento al "voto útil" parece haber dado resultado, pero también ha evidenciado el chasco y la caída del apoyo a esta parte del espectro político. Aun así, los posicionamientos de los insumisos respecto a ciertas cuestiones claves dificultan un entendimiento entre las diferentes formaciones. Mélenchon, por ejemplo, quiere revisar los tratados de la Unión Europea y de la OTAN. En un mitin de esta última campaña electoral, cuando ya había empezado la guerra en Ucrania, abogó por la salida de Francia de la Alianza Atlántica, que calificó de "organización inútil".

A dos semanas de la segunda vuelta de las elecciones, la gran duda es hacia dónde irán los casi ocho millones de votos de Mélenchon: la decisión de los electores de izquierdas será crucial para determinar el futuro presidente de Francia.

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