El auge de la extrema derecha

Los franceses que votan a Le Pen: "No es la extrema derecha de hace 20 años"

Crónica desde el pueblo donde más de la mitad del electorado ha apoyado a Reagrupament Nacional

Cunas (Francia)Para entrar en el pueblo hay que atravesar unas vías de tren que hace años que no se utilizan. Las malas hierbas las han inundado. A la izquierda se levanta una fábrica abandonada. Es un antiguo azucarero con más de 150 años de historia que en el pasado atrajo a trabajadores que se instalaron en Bresles. Ya hace años que no funciona y que el municipio, situado a 75 kilómetros al noroeste de París, en el departamento de Oise, región de Altos de Francia, se ha convertido en una ciudad dormitorio, con pocos comercios y poca vida en la calle. Cuatro días después de las elecciones europeas que sacudieron al país con una victoria histórica de la extrema derecha de Marine Le Pen, la vida en Bresles sigue inalterable.

Con sus poco más de 4.100 habitantes, es uno de los pueblos de Francia que más votó a Le Pen en las elecciones europeas. No es uno de los feudos tradicionales de la extrema derecha, ni siquiera Reagrupament Nacional (RN) está implantado en el municipio, pero el pasado domingo el 55% de los votantes del pueblo optaron por la lista de la RN, encabezada por Jordan Bardella, el delfín de Le Pen. El porcentaje es muy superior al de la media nacional: en el conjunto de Francia, la RN fue su primera fuerza con el 31,4% de los votos.

"Hay que dar oportunidades a todo el mundo y la RN debe tener también su oportunidad de gobernar", sostiene Clotilde, una de las dependientas del horno de pan que hay en la calle comercial principal. "No sé qué pasará en las legislativas, ni en el 2027, pero espero que gane Le Pen", asegura. Detrás suyo, una compañera de trabajo levanta el dedo pulgar. Ella también debe votar la extrema derecha. Fuera en la calle, una mujer de mediana edad y de pocas palabras admite haber votado al RN. "Quiero un gran cambio... que bajen los precios y suban los salarios", afirma.

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Los analistas sostienen que una parte del crecimiento de la RN –pero no todo– se debe al voto de castigo de los votantes en el gobierno. "Hay una voluntad de apartar a Macron", sostiene el politólogo Jean-Yves Camus, experto en extrema derecha de la Fundación Jean Jaurès. "Hace ya tiempo que hay una crisis de los partidos tradicionales y hay gente que no vota a Le Pen por convicción, sino como voto de castigo", explica Camus.

Michel es un jubilado vecino de Bresles. También vota a la extrema derecha y habla sin tapujos. "La situación política con Macron es una catástrofe. Lo ha hecho expresamente, eso de disolver la Asamblea para crear el caos. Estoy seguro", sostiene. ¿Será mejor la vida de los franceses con un gobierno de Le Pen? "No es que el Frente Nacional [así es como se llamaba la RN hasta el 2018] proponga mejores políticas, es que necesitamos un cambio. Ahora todo es un desastre: la inflación, la jubilación... La gente está harta de ello , de Macron", asegura.

Resultat de les eleccions europees a França
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El auge de la extrema derecha no es un fenómeno nuevo en Francia. Pero en los últimos años, coincidiendo con la llegada al poder de partidos de ultraderecha en algunos países europeos, se ha ido ensanchando. "La dinámica ya estaba en marcha y en realidad es más una tendencia que se ha confirmado este 2024 que un episodio inédito o una gran sorpresa", sostiene Vincent Lebrou, catedrático de ciencias políticas de la Universidad de Franche-Comté, en una entrevista en France Info.

Crisis de los partidos tradicionales

Según Lebrou, la crisis de los partidos políticos tradicionales, muy aguda en Francia, contribuye al aumento de votantes de Le Pen. "Ante la desintegración del sistema partidista, sólo hace falta que la RN siga presentándose como un partido antisistema, sean cuales sean las elecciones". Ante la crisis política, "el desenlace era casi inevitable", dice Lebrou.

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Marine Le Pen, hija del histórico líder del Frente Nacional Jean-Marie Le Pen, lleva años en marcha una estrategia de "desdemonización", de suavizar el discurso y las formas para maquillar su ideología de extrema derecha y ensanchar su base electoral. Le Pen quiere mostrarse como presidenciable y ha realizado cambios cosméticos que han tenido su efecto. "Antes debía frenarse, pero eso ha cambiado. Le Pen no es la extrema derecha de hace 20 años", asegura Antoine, un joven que no llega a la veintena y que camina arrastrando un patinete eléctrico.

Voto que se normaliza

El voto en la extrema derecha se ha normalizado. Ya no es un tabú. Pero Le Pen, pese a las apariencias, sigue siendo la extrema derecha. "Sigue defendiendo echar a los inmigrantes irregulares, dar preferencia a los franceses para las ayudas públicas, etc. Es un programa más radical que el de la extrema derecha tradicional", apunta Jean-Yves Camus.

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Son las 11 de la mañana en Bresles y dos vecinos charlan frente a su casa, a dos pasos del ayuntamiento. "Ahora no existe el miedo que había antes a votar a la RN", asegura Patrick, un señor mayor que ha trabajado media vida en el azucarero. "El problema de Macron -sostiene- es que no ha cumplido con sus promesas".

Su vecino, Pascal, también es crítico con el actual presidente, pero promete que nunca votará a Le Pen. "La gente cree que la RN lo resolverá todo, que con ellos en el gobierno verán aumentar su salario. Y es una ilusión, venden humo", asegura el Pascal, que está jubilado y es de izquierdas. "Soy de los pocos que hay en el pueblo", dice sonriendo. "La extrema derecha lleva años deseando el poder y lo acabarán teniendo. Yo creo que será catastrófico. Volveremos a los años 30", añade.

El 31,4% que obtuvo el pasado domingo la RN en el conjunto de Francia es el mayor porcentaje alcanzado nunca por la formación en unas europeas. El partido de Le Pen quedó muy por encima de la segunda fuerza más votada, la coalición presidencial de Macron (14,6%) y los socialistas (13,8%). Casi 8 millones de franceses dieron su confianza a la extrema derecha de la RN. Sumados a los votos que obtuvo el otro partido ultra, Reconquista, de Éric Zemmour, son más de 9 millones. Otro dato da una idea del alcance del avance de Le Pen: en el 93% de los municipios franceses, la RN fue la primera fuerza. La banalización de la extrema derecha es un hecho.

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"Los resultados de las europeas no son sorprendentes. Es lo que tenía que pasar", sostiene Antoine. "Bardella ha ganado en muchos sitios... Todo el mundo tiene ganas de un cambio político", asegura. Antoine es uno de los miles de jóvenes franceses que han votado el RN en las europeas y que también le apoyarán las elecciones legislativas del 30 de junio y el 7 de julio.

Los analistas apuntan a que Bardella ha sabido captar el voto de los jóvenes. A través de su perfil de TikTok, la mano derecha de Le Pen, que solo tiene 28 años, ha seducido a un electorado al que el nombre de Frente Nacional –el nombre del RN antes de que su líder lo cambiara– no le dice nada. "Mientras las generaciones más adultas aún asocian la RN con el Frente Nacional, y por tanto con su historia y su ideología xenófoba, las generaciones más jóvenes han crecido con un partido que intenta desmonizarse y normalizar su comunicación", apunta al sociólogo del Instituto Nacional de la Juventud y la Educación Popular (INJEP) Laurent Lardeux, en un artículo publicado en la revista Usbek & Rica.

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Los jóvenes, con Bardella

Lardeux sostiene que los jóvenes han conectado más con Bardella que con Le Pen, algo que explica también los resultados históricos de la extrema derecha, donde el número dos de la líder era el cabeza de lista. "El voto en la RN se explica en parte entre las generaciones más jóvenes, por una forma de personalización significativa: los jóvenes no hablan del Reagrupament, sino de Bardella". En Bresles lo comprobamos. Antoine responde "Bardella", sin pensarlo mucho, cuando le preguntamos quién ganará en las elecciones legislativas. A Le Pen ni le llama.

Según Lardeux, el perfil del joven votante de la extrema derecha de la RN es un elector sin estudios superiores, que reside lejos de los grandes núcleos urbanos y de bajo nivel socioeconómico. De hecho, el partido de Le Pen fue primera fuerza prácticamente en todos los municipios pequeños y medianos. La excepción son algunas de las grandes ciudades de Francia. En París, la RN fue solo sexta fuerza, con un 8,5% de los votos.

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Macron se hunde

La campaña electoral, totalmente improvisada, arranca este lunes. Las encuestas proyectan una Asamblea Nacional con una mayoría de extrema derecha. La segunda fuerza sería la nueva alianza de los partidos de izquierda, el Frente Popular, y la coalición presidencial de Macron se hundiría hasta la tercera posición. El sistema político de las legislativas, donde no hay listas de partidos sino que se vota a cada diputado en su circunscripción, a doble vuelta, como si fueran unas minipresidenciales, hace que los sondeos sean poco fiables. Pero lo que está claro es que, por vez primera, la extrema derecha podría ser mayoría en la Asamblea Nacional. En Bresles, muchos de sus vecinos estarán contentos.