Francia limita el pase sanitario a los inmunizados

No se admitirá un test negativo como alternativa a la vacuna para acceder a lugares públicos

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Persones haciendo cola para hacerse un test de covid  en París.

BarcelonaFrancia ha decidido poner las cosas algo más difíciles a las personas que no se quieren vacunar contra el covid, que a partir del 15 de enero ya no podrán presentar un test con resultado negativo como alternativa a la vacuna para acceder a los lugares públicos. El primer ministro, Jean Castex, y el titular de Sanidad, Olivier Véran, han anunciado las nuevas medidas adoptadas por el gobierno francés para tratar de parar el crecimiento de contagios, disparado por la variante ómicron. La media de contagios diarios durante la semana pasada fue de 73.000, y el sábado se superó el umbral simbólico de los 100.000 casos, una cifra a la que nunca se había llegado hasta ahora.

Las medidas se han aprobado en un consejo de ministros extraordinario que el presidente francés, Emmanuel Macron, convocó el viernes para avanzar el trámite legislativo que hará posible que la única manera de conseguir el pase sanitario, necesario para acceder a la gran mayoría de lugares públicos, sea con la pauta completa de vacunación o acreditando que se ha superado la enfermedad en el último medio año. La Asamblea Nacional empezará a debatir el texto este mismo miércoles, con la intención de que pueda entrar en vigor el 15 de enero.

Según los últimos datos oficiales, el 77% de los franceses tiene la pauta completa de vacunación. Si se tiene en cuenta solo la población diana (los colectivos a los que se ofrece la inmunización a estas alturas), el porcentaje es del 89,5%. Así pues, las nuevas restricciones se dirigen a este 10% que se resiste a vacunarse contra el covid. "La vacunación se mantiene en el centro de nuestra estrategia", ha subrayado Castex.

Desde el verano, el ejecutivo de Macron ha ido aumentando la presión a los no vacunados. A mediados de julio introdujo el pase sanitario para poder acceder a los espacios culturales y deportivos, y en agosto lo extendió a la restauración, el transporte de largo recorrido, los centros comerciales y las residencias de gente mayor. Hasta ahora, las personas que no estaban inmunizadas podían presentar un test negativo hecho en las últimas 72 horas, a pesar de que en octubre se añadió un nuevo obstáculo, cuando los tests dejaron de ser gratuitos.

Ahora, directamente se retira esta posibilidad, y quien no esté inmunizado verá su vida social mucho más limitada, como ya pasa en otros países europeos que han optado por cerrar las puertas a los que no se han vacunado, como por ejemplo en Austria, donde solo pueden salir para trabajar y hacer gestiones esenciales, y en Alemania, donde solo pueden entrar en comercios de primera necesidad. Además, la ley también prevé sanciones más severas para los que falsifique los certificados de vacunación.

Otras medidas

Castex también ha anunciado que desde el 3 de enero y durante tres semanas se limitará el aforo de grandes acontecimientos a 2.000 personas en interiores y a 5.000 en exteriores. La mascarilla será obligatoria también en los exteriores en algunas grandes ciudades, pero la decisión dependerá de los gobiernos locales. Además, el gobierno francés insta a las empresas a implantar el teletrabajo como mínimo tres días a la semana en todos los trabajos donde sea posible.

Con todo, no se prevén medidas más restrictivas para la población general, como el toque de queda, tampoco en Nochevieja. Por otro lado, no se plantea atrasar el inicio de las clases después de las vacaciones de Navidad, previsto para el próximo lunes.

Vacunación

Castex también ha anunciado que, para impulsar la vacuna de refuerzo, la tercera dosis se podrá poner cuando hayan pasado tres meses desde la segunda vacuna.

Además del pase sanitario, desde mediados de septiembre casi tres millones de franceses del sector sanitario y de emergencias están obligados a vacunarse contra el covid si quieren mantener su trabajo. La medida afecta a todo el personal sanitario y sociosanitario, sea del sector público o privado, e incluye a administrativos, celadores, voluntarios, trabajadores de residencias de gente mayor, cuidadores de personas dependientes o estudiantes en prácticas. También los farmacéuticos, fisioterapeutas, dentistas y psicólogos, así como el personal de transporte sanitario, los bomberos y los militares que tienen contacto con el público, como los gendarmes.

Tanto la introducción del pase sanitario como la imposición de la vacuna a ciertos colectivos profesionales originaron protestas multitudinarias en varias ciudades francesas, a pesar de que estas medidas tenían el apoyo de la mayoría de los ciudadanos, según los sondeos.

Hace diez días, el ministro de Sanidad, Olivier Véran, ya admitió que restringir el pasaporte covid solo a las personas inmunizadas supone imponer la vacunación obligatoria “de manera disimulada”, pero más eficaz. “Prohibir entrar en bares, restaurantes y otros lugares a las personas no vacunadas es más efectivo que multarlas con 100 euros si los paran en la calle”, dijo al medio online Brut. Con todo, subrayó que “la idea no es castigar, sancionar u ostracizar”, sino hacer entender que no hay ninguna otra opción. “No podemos llenar los hospitales, no podemos seguir viviendo bajo la amenaza de nuevas oleadas de la epidemia porque cinco millones de franceses han decidido no protegerse”, argumentó. 

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