Francia, en estado de 'shock': 330.000 niños han sido víctimas de abusos sexuales en la Iglesia católica

La comisión independiente revela que ha habido al menos 3.000 sacerdotes pederastas desde el 1950 y advierte de que el drama persiste

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Pederàstia en la iglesia francesa

ParísEl informe, de 2.485 páginas, es devastador. Por primera vez en Francia, una comisión independiente ha investigado las agresiones sexuales cometidos en la Iglesia católica desde el 1950. El documento, publicado este martes, concluye que al menos 216.000 menores de edad han sido víctimas de abusos –el 80% son niños ante un 20% de niñas–, una cifra que aumenta hasta los 330.000 si se contabilizan las agresiones por parte de laicos en funciones religiosas (profesores, voluntarios, monitores, etc.). Tres de cada diez menores han sufrido violaciones.

La investigación, que ha durado dos años y medio, ha permitido identificar a entre 2.800 y 3.200 sacerdotes y religiosos abusadores –una estimación a la baja, puntualiza el documento– que han actuado durante 70 años impunemente gracias al silencio y el encubrimiento de la Iglesia. "Ha habido sobre todo un conjunto de negligencias, de fracasos, de silencio, que han tenido un carácter sistémico. La Iglesia no ha sabido ver, escuchar, captar las señales", ha denunciado el presidente de la comisión de investigación, Jean-Marc Sauvé. El responsable del informe también ha lamentado la "profunda y absoluta indiferencia, incluso cruel", hacia las víctimas por parte de la Iglesia, sobre todo hasta el año 2000.

Aquel año, consciente de los abusos sexuales a manos de sacerdotes, la Iglesia católica francesa anuncia que pone en marcha una política de "tolerancia cero" con las agresiones, pero el informe asegura que solo fueron palabras y que las agresiones sexuales continuaron. Atribuye la situación a los "lazos de fraternidad" entre los religiosos. Los responsables eclesiásticos optaron, una vez más, por callar y esconder los delitos sexuales cometidos por los religiosos en un momento en el que el problema ya era conocido.

El problema persiste

De hecho, los responsables del informe han advertido de que hoy en día la Iglesia católica francesa no ha tomado medidas y de que las agresiones sexuales continúan. "Tenemos que apartar la idea de que los abusos en la Iglesia católica han sido erradicados y de que el problema ha quedado atrás. El problema persiste", ha destacado Sauvé.

El informe se ha presentado en un acto público, con la presencia de víctimas y de responsables de la Iglesia católica –estaba incluso el nuncio del Vaticano–. El presidente de la Conferencia Episcopal de Francia, Éric de Moulins-Beaufort, ha calificado de "insoportable" el relato de las víctimas que recoge el informe de la comisión de investigación. "Los que describe nos ahoga. Es muy grave, brutal", ha afirmado. "Queremos pedir perdón", ha dicho Moulins-Beaufort. "El tiempo para las ambigüedades y la ingenuidad se ha acabado", ha prometido.

Especialmente sobrecogedoras han sido las palabras de una de las víctimas, François Devaux, que se ha dirigido a los responsables eclesiásticos para reclamar que se asuma la culpa y se pida perdón. "Lo que tiene que entender es que usted es una vergüenza para nuestra humanidad", ha dicho dirigiéndose al presidente de la Conferencia Episcopal. "Tenéis que pagar por todos estos crímenes", ha reclamado Devaux, presidente de la asociación de víctimas Le Parole Libérée.

Delitos prescritos

La investigación sobre los abusos sexuales en la Iglesia en Francia difícilmente conllevará la apertura de más procesos penales. Según apunta el informe, la mayoría de delitos están prescritos y muchos de los abusadors han muerto, pero la comisión independiente que ha escuchado a las víctimas y ha redactado el informe pide a la Iglesia indemnizaciones y, sobre todo, que se hagan esfuerzos para reparar el daño y se pongan en marcha medidas para evitar que los abusos sigan. "No puede haber un futuro común sin un trabajo de verdad, perdón y reconciliación", ha subrayado Jean-Marc Sauvé.

El informe se publica después de años de un goteo constante de denuncias penales contra sacerdotes que tuvo como consecuencia que finalmente los responsables eclesiásticos franceses dejaran de mirar hacia otro lado, especialmente después del llamamiento del papa Francisco a tomar medidas contra la pederastia en la Iglesia. En 2019 el Papa eliminó el secreto pontificio en los casos relacionados con los delitos de abusos sexuales a menores.

Este martes, el pontífice ha expresado su "dolor" por el contenido del informe, que ha calificado de "terrible realidad", a la vez que ha agradecido la "valentia" a quienes han denunciado. El Papa fue informado de la publicación del informe durante la última visita de los obispos franceses, a los que recibió en septiembre, según ha informado la Oficina de Prensa del Vaticano.

Más abusos por parte de sacerdotes

El informe también aborda otro tema sensible: ¿es más fácil ser víctima de abusos sexuales en entornos católicos que en entornos de socialización laica? La encuesta hecha por la comisión independiente de investigación concluye que en escuelas, asociaciones, centros de ocio o cualquiera otro lugar de socialización católico, los menores tienen tres veces más de posibilidades de sufrir abusos que en centros escolares, de ocio o deportivos que no son religiosos. Según la encuesta, un 1,2% de los menores víctimas de abusos sexuales -entre toda la población- han sufrido las agresiones en manos de personas relacionadas con la Iglesia, mientras que un 0,34% de los abusos han tenido lugar en la escuela pública, un 0,28% en los clubes deportivos y un 0,36% durante vacaciones de ocio.

Hablan las víctimas: "Me has robado la vida. Me has destruido"

El informe contiene confesiones de víctimas con toda su crudeza. Son relatos difíciles de leer que las víctimas han consentido difundir –de manera anónima– para hacer públicas las consecuencias de los abusos sexuales. A veces son cartas dirigidas al abusador, otros son relatos en primera persona que hielan la sangre: “Mi vida está jodida desde hace mucho tiempo. No busquéis ninguna foto de mí, no las hay, siempre me he escondido, me siento sucio. No confío en nadie. Son las 6.30 de la mañana. Tengo una cita con la muerte”, escribe una de las víctimas. Otra escribe una carta: “Yo tenía 5 años y tú tenías 50. Me lo has quitado todo. Me has robado la vida. Me has destruido”. 

Otros explican con detalles los abusos como forma de terapia después de años –décadas, en muchos casos– de silencio: “Tenía 9 años. Era la vuelta a la escuela […]. Él cerraba las cortinas negras de las ventanas y nos llamaba a su despacho para corregir los deberes. Nos cogía uno a uno y nos obligaba a tocarle el pene mientras nos metía la mano en los calzoncillos. Duró todo el año escolar”, escribe una víctima. “Una vez al mes iba a ver al sacerdote. Es entonces cuando me hacía poner de rodillas, con la cabeza hacia bajo mientras él se sentaba en una silla. Llevaba una sotana negra y mi cabeza estaba justo a la altura de su sexo. Tenía nueve años. Ahora sé que se masturbaba mientras yo me confesaba. Después me daba la absolución”, relata otra.

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