Los jefes de las repúblicas del Donbás anuncian una evacuación masiva de civiles
Rusia hará maniobras con armamento nuclear cerca de la frontera con Ucrania
MoscúEl jefe de la autoproclamada República Popular de Donetsk, Denis Pushilin, ha anunciado este viernes que cree que Ucrania está a punto de atacarles y ha ordenado una evacuación masiva de civiles hacia Rusia. El líder del otro enclave pro ruso en el este de la región ucraniana del Donbás, Lugansk, ha anunciado planes en el mismo sentido. A primera hora de la tarde los medios rusos anunciaron una explosión de un coche bomba cerca de la sede del gobierno de Donetsk.
Sin embargo, no hay ningún indicio que confirme que Ucrania esté preparando ninguna ofensiva en la región bajo control político y militar ruso, y menos que tenga capacidad para poner un coche bomba. Desde que la zona se declaró independiente en respuesta a la revuelta del Euromaidán de 2014, ha quedado progresivamente bajo el paraguas del Kremlin, que mantiene allí tropas regulares además de armar y financiar a las milicias y de ofrecer pasaportes rusos a su población. Aunque es habitual que haya escaramuzas o disparos de mortero puntuales, la tensión ha aumentado desde este jueves, y ambos bandos se acusan mutuamente de haber disparado contra una escuela infantil de la parte del Donbás bajo control ucraniano, en la localidad de Stanítsa Luganska. Kiev acusa a los milicianos de la autoproclamada República Popular de Lugansk de atacar posiciones civiles, mientras que desde el lado rebelde denuncian que Kiev ha protagonizado un ataque de falsa bandera contra sus propias posiciones. El presidente ruso, Vladimir Putin, ha repetido esta semana que Ucrania prepara un "genocidio" en el Donbás, una afirmación recurrente en el discurso del Kremlin que no tiene ninguna base.
Antes de la explosión, Pushilin ya había advertido en un vídeo que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, estaba planeando una ofensiva y que por eso estaba preparando una "evacuación masiva, empezando por las mujeres, los niños y las personas mayores". También dijo que las autoridades rusas habían preparado refugios en la vecina región de Rostov, al otro lado de la frontera. El gobierno ucraniano ha negado cualquier amenaza así como las informaciones publicadas en medios rusos que aseguraban que el ejército ucraniano había atacado a una fábrica química.
Cumbre Putin-Lukashenko
El presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, aliados y socios comerciales, han demostrado una vez más que cierran filas, durante su reunión este viernes en la capital rusa. La diferencia de trato ha quedado patente de forma visual, puesto que en lugar de la enorme mesa alargada que Putin utilizó para entrevistarse con el canciller alemán, Olaf Scholz, o el presidente francés, Emmanuel Macron, esta vez había una mesa muy pequeña entre los dos mandatarios. Hace días que Rusia protagoniza maniobras militares en la frontera de Bielorrusia con Ucrania, unos ejercicios que deberían acabar este domingo.
Lukashenko ha asegurado que "es muy importante (para Rusia y Bielorrusia) ahora, a principios de año, sintonizar de manera que podamos resistir cualquier presión económica". Minsk y Moscú están llevando a cabo maniobras militares en territorio bielorruso y el próximo sábado se incluirán prácticas de tiro de misiles intercontinentales y nucleares, según ha declarado el ministerio de Defensa ruso.
Tanto Moscú como Minsk saben lo que es sufrir las sanciones económicas tanto de Estados Unidos como de la Unión Europea. "Es más difícil para nosotros con estas sanciones", añadía el líder bielorruso. El conflicto con Ucrania también ha estado muy presente en la conversación: "Dada la urgencia de la situación, el presidente [Putin] y yo prestamos mucha atención a este tema y discutimos posibles acciones conjuntas como respuesta al comportamiento agresivo de los socios occidentales”, ha dicho Lukashenko.
Por su parte, Putin ha asegurado que "en estos momentos se está viendo una escalada en el Donbás". "Todo lo que debe hacer Kiev es sentarse (con los separatistas pro rusos) y acordar medidas políticas, militares, económicas y humanitarias para acabar con el conflicto", ha añadido.
Maniobras nucleares
Mientras, en el territorio de Bielorrusia siguen adelante las maniobras conjuntas entre los ejércitos ruso y bielorruso, que está previsto que finalicen este domingo, 20 de febrero. El líder bielorruso ha asegurado desde Moscú que estos ejercicios militares, muy criticados a escala internacional, se han realizado "con la mayor transparencia posible", y ha reiterado que no "se oculta nada a nadie, todo ocurre bajo la mirada de todo un ejército de agregados y prensa”.
Sin embargo, algunas voces dentro del Parlamento Europeo señalan que estos ejercicios pueden ser una vía para que Moscú controle Bielorrusia de facto. Hace años que se habla de la posibilidad de que Bielorrusia pase a formar parte de Rusia, a pesar de la negativa del gobierno bielorruso, que quiere ser un aliado y no un "súbdito" de Moscú. En los últimos años se ha profundizado en la cooperación entre ambos países, facilitando el tránsito de personas, mercancías y servicios entre ambos, actuando en algunos casos como un solo territorio. Por ejemplo, utilizando el pasaporte nacional ruso (equivalente ruso al DNI) se puede viajar y vivir en Bielorrusia.
A rebufo de Putin
El pasado 2021, Putin convocó un referéndum constitucional que le permite mantenerse legalmente en el poder hasta 2036 si así lo desea. Y Lukashenko, siguiendo el rastro del "hermano mayor", como ha llamado alguna vez el líder ruso, ha puesto sobre la mesa unos cambios constitucionales similares que le facilitarán seguir al frente del país y limitar las posibilidades de la oposición de presidirlo. Se volverá a implementar el límite de mandatos para el presidente del país, pero se empezará a contar después del referéndum; por tanto, Lukashenko podría estar hasta 2035 al frente de Bielorrusia.
Otro de los cambios que se quiere implementar es la prohibición de presentarse a las elecciones a cualquier persona que no haya vivido en los últimos 20 años en Bielorrusia o que tenga doble nacionalidad o permiso de residencia en algún país extranjero. Esto dejaría fuera de una posible carrera por la presidencia a buena parte de la oposición bielorrusa que se encuentra en el extranjero, como es el caso de Svetlana Tijanóvskaya (vive en Lituania) y de Valery Tsepkalo (Polonia), entre otros.
El régimen bielorruso vivió un momento difícil en verano y otoño de 2020, después de las últimas presidenciales, cuando miles de personas protestaron contra las elecciones, que tildaban de fraudulentas, y contra el propio Lukashenko. El mandatario logró calmar la situación haciendo huir o encarcelando a las voces más conocidas de la oposición y reprimiendo manifestaciones. En esos momentos complicados el apoyo del Kremlin fue vital para el gobierno bielorruso, pero los favores se pagan.