Joe Biden ya es el 46º presidente de los Estados Unidos

Kamala Harris jura el cargo y se convierte en la primera mujer vicepresidenta

Carlos Pérez Cruz
y Carlos Pérez Cruz

WashingtonCambio de era en Washington. Joe Biden ya es el presidente de los Estados Unidos. Cuando pasaba un minuto de las doce del mediodía en Washington, el demócrata ha jurado el cargo en la fachada oeste del Capitolio, excepcionalmente vacía. La pandemia y las medidas de seguridad impuestas después del asalto a este mismo edificio, el 6 de enero, así como la ausencia de Donald Trump, que esta mañana ha abandonado la Casa Blanca y se ha ido hacia Florida, han marcado la ceremonia. Si en 2009 dos millones de personas llenaron el Mall para seguir la toma de posesión del anterior presidente demócrata, Barack Obama, en esta ocasión solo un millar de invitados, sentados en el escenario respetando la distancia de seguridad, han podido acompañar a Biden. Pero también hay excepcionalidades en positivo: Kamala Harris se ha convertido en la primera mujer y la primera negra y asiático-americana en ocupar la vicepresidencia de los Estados Unidos.

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Es el mismo escenario donde se vivió hace dos semanas el asalto al Congreso por parte de una turba de seguidores de Trump, un ataque que dejó cinco muertos. Las impresionantes medidas de seguridad, con más de 20.000 efectivos de la Guardia Nacional desplegados en la ciudad, han evitado por ahora incidentes. Donald Trump ya está en Florida, camino de su mansión de Mar-a-Lago. Es el primer presidente saliente que no asiste a la ceremonia de toma de posesión del cargo desde 1869. Antes de coger el avión, el ya expresidente ha dejado caer que intentará volver "de alguna manera". Según la agencia Bloomberg, estaría valorando fundar un nuevo partido político.

El centro de la capital está tomado por más de 20.000 efectivos de la Guardia Nacional, llegados de los cincuenta estados del país, la anomalía con la que acaba el turbulento mandato de Donald Trump y empieza el de Joe Biden, que se ha convertido en el 46º presidente de los Estados Unidos. Llegado a la Casa Blanca con el lema "Curar el alma de la nación", a Biden le espera un reto mayúsculo. Vuelve al gobierno de los Estados Unidos, cuatro años después de ser el segundo de Barack Obama, y lo hace habiendo cumplido 78 años: es el hombre de más edad en asumir la presidencia.

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Se encontrará un país devastado por una doble enfermedad: la causada por el coronavirus y la causada por el populismo autoritario del presidente saliente. La primera ya ha dejado 400.000 muertos –los últimos 100.000 en solo cinco semanas– y una economía devastada. La segunda ha llevado a un asalto al Capitolio el 6 de enero, grupos de supremacistas blancos armados y envalentonados y millones de norteamericanos atrapados en una red de mentiras que les hacen creer que viven en un estado fallido. El 70% de los votantes republicanos consideran a Biden un presidente ilegítimo que llega a la Casa Blanca gracias a un fraude electoral gigantesco. Esto es lo que les ha dicho Donald Trump una y otra vez. Y el delirio, impulsado por un aparato mediático a su servicio, ha arrastrado a una parte nada despreciable de la ciudadanía.

Futur político incierto

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Trump se va, pero su futuro político sigue siendo una incógnita. Su liderazgo sobre el Partido Republicano y sus opciones de volverlo a intentar dentro de cuatro años dependen en gran medida de lo que pase en el Senado, responsable de juzgar políticamente a Trump del cargo de “incitación a la insurrección” aprobado la semana pasada en la Cámara de Representantes. Este martes, en la reanudación de la actividad en la cámara alta, el líder republicano Mitch McConnell hizo su declaración más contundente sobre los acontecimientos del 6 de enero pasado y sobre el papel que jugó el presidente. Según McConnell, “a la turba la alimentaron con mentiras, [fue] provocada por el presidente y otras personas poderosas”.

Si vota a favor de condenar a Trump, el senador podría arrastrar con él a un número suficiente de republicanos y cerrar las puertas de la Casa Blanca el 2024 al hasta ahora presidente. Mientras tanto, y en un nuevo intento de desvincularse de los hechos, Trump emitió ayer por la noche un vídeo de despedida en el que aseguró: “La violencia política es un ataque contra lo que queremos como americanos”. Sin mencionar por su nombre a Joe Biden, el republicano apuntó: “Rezo por su éxito a la hora de mantener a América segura y próspera”, y le deseó “suerte, una palabra muy importante”. Lejos de cerrar la puerta de su futuro político, el todavía presidente defendió: “El movimiento que iniciamos es solo el comienzo”.