Johnson intenta dejar atrás los escándalos llamando a un esfuerzo bélico contra la ómicron
El Reino Unido registra la cifra más alta de contagios de toda la pandemia, con 78.610 nuevos casos
LondresBoris Johnson ha pasado al contraataque. Después de los diferentes escándalos que han sacudido los dos últimos meses de su acción de gobierno –y que culminaron la semana pasada en el de las fiestas ilegales de la Navidad de 2020 y ayer martes en un castigo de cien diputados tories votando contra su propuesta de introducir el pasaporte covid para acceder a night-clubs y recintos de espectáculos de masas–, el premier ha declarado la guerra a la variante ómicron y ha querido cambiar el sentido de los acontecimientos.
Y este miércoles, como ya hizo el pasado domingo para aparecer ante la opinión pública con una actitud de estadista y poder escaparse de la lluvia de críticas que le caían encima desde hacía días, ha lanzado un mensaje que evoca el de un esfuerzo bélico para que todo el mundo que pueda se implique en la campaña de refuerzo de la vacunación. "Esta Navidad haz algo que puedas explicar a tus nietos dentro de muchos años", ha dicho en conferencia de prensa desde Downing Street.
Así, ha pedido voluntarios para aplicar la tercera dosis con la máxima urgencia posible, y también que se reduzca "el mal que puede hacer la ómicron mediante la mejora de las defensas vacunales".
Desde que hizo el primer llamamiento, Johnson ha informado de que más de 20.000 personas se han inscrito como administradores de vacunas, parte de un "ejército territorial" fundamental de lo que ha calificado de "carrera contra el tiempo para conseguir llevar el mayor número de pinchazos al brazo".
La arenga del primer ministro ha llegado una hora después de que el gobierno comunicara el mayor número de nuevos contagios en 24 horas desde el inicio de la pandemia: entre las 9 de la mañana del martes y las 9 de la mañana de este miércoles se han registrado 78.610.
Pero "los británicos tienen que ser realistas, porque los récords se romperán mucho en las semanas próximas", ha pronosticado en la misma comparecencia el profesor Chris Whitty, director médico de Inglaterra y asesor jefe del gobierno británico. El responsable científico ha hablado de "dos epidemias": la ómicron, que "aumenta rápidamente", y la delta, "que se mantiene aproximadamente plana".
Johnson no ha querido hacer ningún llamamiento explícito a cancelar las fiestas de Navidad, ni a suprimir las celebraciones familiares, una medida que buena parte de su partido no aplaudiría, por lo cual tiene que ir con mucho cuidado. Pero prudencia y cautela han sido los consejos científicos. Una vez más la ciencia y el conjunto de los intereses políticos en juego han emitido mensajes divergentes.
Whitty también ha ofrecido datos sobre los efectos de la vacunación para fortalecer el mensaje de la necesidad de las dosis de refuerzo: "Las vacunas establecen una diferencia fundamental. Las personas vacunadas todavía acaban en el hospital, pero su protección es mucho mejor que la de las no vacunadas", ha añadido. Por grupos de edad, entre los de más de 80 años, el más afectado, la proporción es de 40 ingresos de vacunados por 160 de no vacunados, cuatro veces menos. Pero lo que Whitty ha asegurado sin dudar es que nos encontramos "frente a una amenaza muy seria". "¿Qué tan seria? –ha añadido–. Hay todavía muchas cosas que no sabemos, pero todas las que sabemos son malas". La preocupación más evidente es que "muy pronto, después de Navidad, las cifras de hospitalizados se elevarán mucho". Mucho más de los actuales 7.673 enfermos por covid ingresados.
A pesar de esto, y en referencia a la situación en Sudáfrica, donde se detectó la variante ómicron por primera vez, el profesor Whitty ha afirmado también que el nivel de inmunidad en el país por la oleada de la ómicron es "mucho más alto que durante la delta" y, en consecuencia, mientras que las hospitalizaciones llegaron alrededor del 22% para los de más de 65 años con la primera variante, con esta segunda la cifra ha bajado hasta el 6%. "Esto no quiere decir que no haya algún grado de enfermedad algo más leve, es posible, pero creo que existe el peligro de que la gente lo haya malinterpretado y diga «¿De qué nos tenemos que preocupar?». Y esto puede ser un problema", ha remachado.