Macron aspira a liderar la Europa sin Merkel

El presidente de Francia quiere aprovechar el vacío de poder en Alemania para ganar protagonismo

ParísEl presidente de Francia, Emmanuel Macron, guarda silencio. Una semana después, todavía no ha hecho ningún comentario –ni siquiera un tuit– sobre el resultado de las elecciones en Alemania. Pero fuentes del Elíseo aseguran que Macron ve con buenos ojos a los dos candidatos que aspiran a convertirse en cancilleres, el socialdemócrata Olaf Scholz, el más votado y probable sucesor de Angela Merkel, y el conservador Armin Laschet. Francia no tiene preferencias. Los dos son “proeuropeos comprometidos”, destacaba la semana pasada el secretario de estado de Asuntos Europeos francés, Clément Beaune. “Nuestro interés es que haya rápido un gobierno alemán fuerte”, defendía Beaune en France 2. 

Oficialmente, Francia reclama una formación de gobierno en Berlín con celeridad, pero, para Emmanuel Macron, el vacío de poder que se abre ahora en Alemania –y, por extensión, en la Unión Europea– supone una oportunidad para tener más protagonismo en la escena europea. Ahora que nadie le puede hacer sombra, el presidente de Francia aspira a liderar el club comunitario y a consolidar su liderazgo en solitario en Europa. Con la salida de Merkel, el centro de gravedad del eje franco-alemán deja de estar en Berlín y se sitúa en París. Macron está dispuesto a aprovechar la oportunidad y, de hecho, lo tiene todo a su favor: Francia ocupará la presidencia de turno de la UE el primer semestre de 2022 y, aunque ya hubiera nuevo canciller en enero, el protagonismo recaería en Macron. Además, el futuro canciller no tendrá, al menos de entrada, el peso en Europa y en el mundo que tenía Merkel. Una ventaja más para el presidente francés.

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En clave de política interna, Emmanuel Macron quiere aprovechar el nuevo escenario europeo y su liderazgo para ganar votos de cara a las elecciones presidenciales que el país celebra en abril. Ante el antieuropeísmo exhibido por la extrema derecha francesa, Macron apuesta fuerte por Europa y necesita demostrar a su electorado que Francia, gracias a él, tiene voz y voto en Bruselas. Hace tiempo que se prepara para este escenario. El presidente trabaja en un nuevo discurso épico y europeísta como el que hizo hace cuatro años en la Sorbona para marcar sus prioridades en la UE y dar un nuevo impulso al proyecto europeo. Con la crisis transatlántica por el pacto militar entre los Estados Unidos, Australia y el Reino Unido, Macron –despreciado por Washington al ser apartado del acuerdo del Pacífico– necesita más que nunca sentirse protagonista en Europa. 

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Oportunidad histórica

La retirada de Merkel le brinda una oportunidad histórica. Durante la campaña de las elecciones alemanas, tanto Scholz como Laschet pasaron por el Elíseo, señal inequívoca de que la voluntad de los dos candidatos es que el nuevo eje franco-alemán funcione tan bien como hasta ahora. Ambos suponen, con matices, una continuidad en las políticas de Merkel en Europa: Scholz, porque hasta ahora era el ministro de Finanzas de Merkel en el gobierno de coalición –ha cocinado junto al ministro de Finanzas francés el fondo de recuperación con la mutualización de una parte de la deuda–, y Laschet, porque es su sucesor como líder de la CDU/CSU, a pesar de que este último discrepa de las ideas económicas de Macron. La gran incertidumbre en estos momentos para París es qué partidos entrarán en el nuevo gobierno alemán. Si finalmente se impone la coalición Semáforo –con los socialdemócratas, los verdes y los liberales–, la clave es quién ocupará la cartera de Finanzas. 

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A pesar de que los liberales alemanes forman parte de la familia política europea de Macron, recelan de la unión fiscal. Francia, igual que España y el resto de países del sur, aspira a conseguir que la mutualización de la deuda que se ha ensayado con el fondo de recuperación, que caducará en 2023, no sea una medida circunscrita a la pandemia sino que se convierta en un sistema estable. El presidente francés también promueve medidas como un salario mínimo europeo y defiende que todavía hay que esperar para volver a la disciplina fiscal, unas medidas que los liberales alemanes no ven con buenos ojos.

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Los ecologistas, en cambio, serían más cercanos a las ideas económicas de Emmanuel Macron –también a sus propuestas de inmigración–, pero probablemente no tendrían tanta simpatía por los planes de impulsar un ejército europeo. Con todo, la prioridad de Francia es que el poder del eje franco-alemán se mantenga. Desde el Elíseo admiten que Francia por sí sola no puede hacer avanzar a la UE. “En Europa, ser fuerte pero estar solo no te sirve de mucho”, resumía el secretario de estado de Asuntos Europeos.