Una madre ucraniana a una rusa: "Mi hijo lucha para defender a su país. Y el tuyo, ¿por qué?"
La invasión rusa deja un millón de desplazados internos y otro millón de refugiados en una semana
Enviada especial a Lviv (Ucrania)El Centro Cultural de Lviv es un gran edificio al este de esta ciudad ucraniana, cerca de la frontera con Polonia, que hasta hace muy poco funcionaba como cine y sala de conciertos. La invasión rusa en Ucrania lo ha convertido en un improvisado centro de acogida temporal donde las familias que huyen de la guerra encuentran un momento de descanso. En una semana de combates ya hay un millón de desplazados internos y un millón de refugiados fuera del país.
Taisiya Popova, una ama de casa de 56 años, llegó hace cuatro días en un tren de evacuación apretujado desde la ciudad de Zaporiyia, en el centro del país. Como muchas familias ucranianas, se encontraron ante los dilemas más terribles de su vida: ¿marcharse o quedarse? ¿Continuar juntos o separar a la familia? Y la decisión fue que ella, con su hija y su nieta de 13 años, buscarían un lugar seguro en Lviv. Su hijo, un carpintero de 37 años, y su yerno se han quedado en casa. Los dos han hecho el servicio militar.
Lo que antes era el hall de entrada ahora está lleno de mesas y sillas. Los voluntarios han puesto un termo con té y pastelitos, y en un lado hay pañales, productos higiénicos y ropa de abrigar cuidadosamente apilados. Un hombre en silla de ruedas coge a un bebé en el regazo, mientras a su lado una mujer le prepara un biberón. La sala de cine funciona ahora como almacén, con la ayuda humanitaria repartida entre el suelo delante de la pantalla y las primeras filas de butacas.
Desde que Rusia empezó la invasión de Ucrania, hace justo una semana, más de dos millones de ucranianos han tenido que abandonar su casa, según la Alta Comisionada de las NU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet. Según los registros de ACNUR, la mitad se han desplazado internamente y 1,04 millones han salido de Ucrania para buscar refugio en los países vecinos, la mayoría en Polonia, pero también en Hungría, Eslovaquia, Romania y Moldavia (que no pertenece a la UE): "Hasta cuatro millones de personas podrían abandonar el país las próximas semanas si el conflicto continúa", ha dicho Bachelet.
"No dejaré solo a mi hijo"
La cafetería hace de comedor, donde los voluntarios sirven boles de sopa caliente. Una vecina se ha acercado a dejar un ramo de mimosa y flores silvestres. Taisiya, que se esfuerza para tener un buen aspecto y luce un moderno peinado pelirrojo, se acerca con ganas de hablar, o más bien de ser escuchada. "Yo no me esperaba la guerra, pensaba que todo iría bien", confiesa. Los que más sufren el azote de la violencia suelen ser los que menos la ven venir. La parte de la familia que ha llegado a Lviv no tiene intención de marcharse de Ucrania. La pregunta ofende: "Ya te he dicho que mi hijo está aquí y que luchará para defender a nuestra tierra, yo no pienso dejarlo solo". Explica que su nieta quería quedarse con su padre y que se la tuvieron que llevar sí o sí.
En el piso de arriba, en las salas donde antes se hacían talleres de pintura, ahora se alienan mantas y colchones. En el centro hay un piano, que de vez en cuando los voluntarios tocan para distraer a las criaturas o reconfortar a los mayores. A pesar de que ahora mismo hay una cincuentena de personas alojadas en el centro cultural, reina el silencio. Solo se escuchan las carrerillas de los más pequeños.
Mensaje a la madre de un soldado ruso
Taisiya confía plenamente en la victoria. "Ganaremos", dice sonriente y estrechando el puño cuando le preguntamos cómo cree que acabará todo esto. Un segundo después se hunde y llora de rabia: "Las madres de Ucrania lucharemos. Ayudadnos, por favor". ¿Y qué le diría a la madre de un soldado ruso? "Le preguntaría si no quiere a su hijo por dejar que lo envíen a esta guerra sin sentido. Mi hijo lucha para defender a su país, el suyo no sabe por qué lucha".