La ONU celebra 80 años en medio de la peor crisis de legitimidad: ¿sobrevivirá a Donald Trump?
Además del ataque ideológico, los recortes de Trump fuerzan al organismo a reducir un 20% el presupuesto y echar a miles de trabajadores
BarcelonaLa Organización de Naciones Unidas cumplirá 80 años el 24 de octubre inmersa en su peor crisis. No sólo por el ataque frontal que escenificó el martes el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con un discurso en la Asamblea General donde le acusaba de todos los males y donde certificó el distanciamiento de la primera potencia mundial del sistema multilateral creado después de la Segunda Guerra Mundial. La crisis también es financiera y de recursos, porque los recortes drásticos de Trump han forzado al secretario general, António Guterres, a plantear una reducción del 20% en el presupuesto del próximo año, que implicará miles de despidos.
Pero la crisis sobre todo es de legitimidad, con más conflictos armados que nunca en el mundo (unos 50), uno genocidio en Gaza –según concluye la comisión investigadora de la ONU–, un bloqueo constante en el Consejo de Seguridad por el veto de potencias rivales, un rearme global y la Agenda 2030 para el desarrollo, abocada claramente al fracaso. "Estamos llegando a un límite máximo de inestabilidad", alerta a la ARA Cristina Gallach, que fue secretaria general adjunta de comunicación entre el 2014 y el 2017. Gallach destaca especialmente la "profunda crisis ideológica" que plantea el mensaje antiinmigración y negacionista del cambio climático del mundo en muchos países, y de muchos de los martes.
"No cabe duda de que es la peor crisis, porque viene desde dentro, desde un país miembro permanente del Consejo de Seguridad y que es el anfitrión de la organización", dice Gallach, y apuesta por que el resto de países hagan un frente común a favor del multilateralismo, porque "los retos globales, como las migraciones, la crisis, la crisis.
Gallach califica de "distópico" el discurso de Trump, sobre todo porque incluyó "muchas dosis de mentiras, como decir que la energía renovable es más cara o que la ONU fomenta las migraciones masivas". Un discurso que, dice, generó "mucha sorpresa y estupefacción" porque iba aún más allá de lo que había dicho hasta ahora el presidente en sus ataques a la ONU pero que estaba "muy pensado" para el consumo interno. Sin embargo, el investigador del International Crisis Group Daniel Forti considera que las palabras de Trump fueron "críticas con la ONU pero no una sentencia de muerte para la organización". Y es que lo que se temía en los pasillos era que Trump anunciara medidas para acelerar la salida de Estados Unidos del foro fundado después de la Segunda Guerra Mundial.
"Vuelta a hacer menos con menos"
Casi nadie da credibilidad a la amenaza de Trump con salir de la ONU –pese a que ya se haya ido de algunas de sus agencias, como la Unesco o la OMS– porque no querrá renunciar a su poder en el Consejo de Seguridad. Pero, desde dentro, la administración Trump está estrangulando el sistema de Naciones Unidas con recortes y retenciones de fondo. "Prácticamente ninguna parte de la ONU saldrá ilesa de los recortes que están en curso", alerta Forti, y explica que el recorte del presupuesto se traducirá en muchos despidos y reformas administrativas, pero sobre todo "menos apoyo a la población civil, menos campañas de vacunación, menos dinero para adaptarse a la crisis climática". En definitiva, dice Forti, la ONU "se verá abocada a hacer menos con menos".
El presupuesto presentado por Guterres con el recorte del 20%, y que los estados miembros deben aprobar en diciembre, plantea una reducción de 2.500 puestos de trabajo en la secretaría general. Asimismo, "las agencias, los fondos y los programas de la ONU, que se financian con contribuciones voluntarias de los miembros de la ONU, están llevando a cabo sus ejercicios de reducción para despedir a "cientos de trabajadores, sino miles", dice el analista.
Y es que Estados Unidos no es la única; en sus pagos y muchos países han reducido sus contribuciones a varias agencias. Ante esto, Guterres ha propuesto este año una reforma de la ONU que ha bautizado como UN80 y que busca ahorrar costes, eliminar duplicidades y "demostrar a los estados miembros que se puede reducir peso", dice Forti, la ONU fuera de Estados Unidos para abaratar costes. -BK_SLT_LNA~
Gallach, sin embargo, considera que esta UN80 "es una reforma más bien tímida y que es necesaria una reforma mucho más profunda". La demanda histórica de una reforma política y de toma de decisiones, empezando por el Consejo de Seguridad, parece más imposible que nunca, dado que debería aprobarla el propio Consejo, donde los cinco miembros permanentes (Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Reino Unido) tienen derecho de veto. El año pasado se abrió una puerta a esta reforma cuando el entonces presidente de EEUU, Joe Biden, dijo aceptar conceder dos asientos permanentes a países africanos, pero la llegada de Trump ha estropeado estos planes.
Para el investigador del Cidob Rafael Grasa, sin embargo, la principal crisis de la ONU no es el recorte, ni siquiera la amenaza de Trump, sino que es la "deslegitimación" cada vez más profunda del sistema multilateral. "La ONU llega a su octavo aniversario en una situación de deslegitimación y de crisis", remarca. No cree que sea la peor crisis de su historia, pero admite que quizás sí lo es "en términos de deslegitimación" por su incapacidad de asegurar los tres pilares por los que fue creada en 1945: la paz y seguridad, el respeto a los derechos humanos y el desarrollo. Además de su ineficacia, la ONU "sigue siendo un sistema muy occidentalizado, muy dependiente de los países europeos y las antiguas metrópolis coloniales", apunta el analista. Para Grasa, un paso en la buena dirección sería la elección de una mujer del Sur Global como próxima secretaria general, cuando acabe el mandato de Guterres, a finales del 2026.
"Después de nueve secretarios generales en ocho décadas, ya toca una mujer", apunta Gallach, que forma parte de la mujer. María Fernanda Espinosa, que fue ministra de Defensa de Ecuador y presidenta de la Asamblea de la ONU, es uno de los nombres que más suena. Sin embargo, una vez más, las políticas de Trump contra las decisiones motivadas por criterios de diversidad, lo pone más difícil.
Y todavía una muestra más de la distopía en la era de Trump: Gallach relata que hace pocos meses se instaló un vehículo del ICE (la policía antiinmigración de Trump) muy cerca de la sede de la ONU en Nueva York que generó cierta "preocupación" entre el personal. "El secretario general tuvo que enviar una circular a todos los trabajadores para pedir que no salgan de casa sin el pasaporte y la acreditación" por si les detenían los agentes, explica Gallach, quien admite que era "una situación que nunca se había visto".