Las claves para entender la guerra entre Israel e Irán

Netanyahu intenta aprovechar la rivalidad regional de su enemigo y arrastrar a Estados Unidos a una guerra que derribe al régimen

BarcelonaIsrael lanzó el viernes un ataque sin precedentes contra Irán, con cientos de cazas y drones contra el ejército y el programa nuclear iraníes. Irán respondió con cientos de misiles, que lograron superar las defensas antiaéreas israelíes y golpearon a Tel Aviv. Los ataques y contraataques han continuado hasta la fecha y también la escalada dialéctica: el primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, ha dicho que atacará "todos y cada uno de los objetivos del régimen de los ayatolás" y Teherán que sus contragolpes continuarán "donde sea necesario y hasta que sea necesario". El mundo contiene la respiración ante una escalada que puede desestabilizar a toda la región, mientras a la sombra de la guerra regional continúa el genocidio en la Franja de Gaza.

¿Cuál es la historia de las relaciones Irán-Israel?

El ataque de Israel llega después de décadas de guerra soterrada contra Irán, con asesinatos selectivos, espionaje, ciberataques, y conflictos por interposición con los aliados de Irán en Líbano, Siria y Yemen. Hasta ahora la norma había sido el desgaste, evitando el choque abierto. Pero Israel rompió esta regla no escrita con el ataque que lanzó el viernes, que llevó a la represalia iraní, en una escalada que ya dura cuatro días y parece fuera de control.

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¿Cuáles han sido los objetivos de los ataques Israel?

Israel ha atacado instalaciones nucleares, entre ellas la planta de Natanz, la punta de lanza del programa nuclear iraní, porque es donde se enriquece el uranio, el combustible de las centrales nucleares y potencialmente el material para fabricar bombas atómicas. También ha atacado a los reactores del complejo de investigación de Esfahán. Asimismo, el ejército israelí mató a nueve científicos responsables del programa nuclear, que Irán dice tener fines pacíficos, pero que Israel y Estados Unidos consideran una amenaza. También atacaron dos refinerías de gas en el sur del país y dos depósitos de combustible en la capital. Pero es difícil confirmar el balance de los daños a causa de la censura que impone el régimen. En cualquier caso, el alcance de la ofensiva israelí va mucho más allá del programa nuclear. Los cazas y los drones israelíes, que se activaron desde dentro del país tras una larga operación de inteligencia e infiltración, también atacaron bases militares, las defensas antiaéreas y las bases de lanzamiento de misiles tierra-tierra y tierra-aire, y hangares de caza, con el objetivo de.

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Tel-Aviv ha demostrado que su espionaje puede localizar y matar a altos responsables militares, incluido Hussein Salami, jefe de la Guardia Revolucionaria, el cuerpo militar iraní de élite, y el jefe del estado mayor, el general Mohamed Bagheri, además de unos 30 comandantes. Es decir, es capaz de decapitar la estructura militar del régimen iraní. Netanyahu ha declarado que espera que el ataque, que ha dicho que puede durar semanas, desencadene el final "del régimen que ha oprimido al pueblo iraní durante 46 años". Asegura que han atacado 280 objetivos en Irán, incluido el ministerio de Defensa.

Irán también ha denunciado a víctimas civiles, como el ataque a un edificio residencial del barrio de Farahzad de Teherán, que habría matado a 60 personas, entre ellas 20 criaturas. En total, la cifra oficial de fallecidos es de 224, pero grupos opositores con sede en Washington duplican el número de víctimas. Los bombardeos israelíes continúan y el ejército hebreo asegura que ya tiene el control del cielo sobre Teherán.

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Los objetivos del gobierno de Netanyahu, pues, van más allá del programa nuclear iraní y podrían suponer un fuerte golpe para fracturar el régimen de la República Islámica ~

¿Cómo ha respondido Irán?

Irán se ha defendido con varias oleadas de ataques con misiles y drones, que han dejado según las autoridades israelíes a 24 muertos. También ha habido víctimas civiles en la periferia de Tel Aviv, en el pueblo de Tamra –de mayoría palestina– y en Haifa –la ciudad portuaria mixta del norte de Israel–. Irán ha amenazado a Estados Unidos, Reino Unido y Francia con atacar sus bases y barcos de guerra si protegen a Israel. Oficiales estadounidenses han dicho a los medios que ya han derribado algunos misiles iraníes que se dirigían contra Israel. El Pentágono, además, ha movilizado a cazas y más material militar hacia la región.

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El líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, ha amenazado a Israel con un "castigo severo" como respuesta a los ataques contra civiles. Estados Unidos se había desmarcado inicialmente del ataque, pero después Donald Trump lo ha apoyado y ha dicho que cree que la guerra será corta". Rusia y Turquía se han ofrecido a mediar.

¿Por qué ahora?

El primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, ha justificado el ataque diciendo que Irán estaba a punto de fabricar 9 bombas atómicas. Una afirmación que no confirman ni los servicios secretos estadounidenses ni la Agencia Internacional de la Energía Atómica (IAEA), aunque este organismo internacional había advertido en su último informe el pasado jueves que Teherán no estaba cooperando con sus inspectores, como explicaba al ARA Alejandro Zurita, exjefe del programa Euratom de la Unión Europea. El ataque israelí ha abortado las conversaciones entre Estados Unidos e Irán sobre el programa nuclear, que Donald Trump había reanudado al volver a la presidencia. Los representantes de Washington y de Teherán debían haberse reunido este domingo en Omán para avanzar en la negociación. El Pentágono planteaba que Irán limitara el enriquecimiento de uranio al 3% de pureza y Irán reclamaba el levantamiento de las sanciones. Trump había fijado un plazo de 60 días para llegar a un acuerdo, pero el ataque israelí se produjo justo cuando expiraba ese plazo.

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Otro factor que explica el momento del ataque es el debilitamiento de los aliados regionales de Irán –Hezbollah en Líbano, un caído Al Asad en Siria y un Hamás atrapado en Gaza– que hace a Teherán más vulnerable.

De puertas adentro, el gobierno de Netanyahu afronta uno de los capítulos más críticos para su estabilidad. La semana pasada se salvó por la mínima de una moción presentada en la Knesset, el Parlamento israelí, por los partidos ultraortodoxos, que amenazaban con derribar al gobierno si no exime a los estudiantes de las escuelas talmúdicas de hacer el servicio militar. El Tribunal Supremo había dictaminado que no podían quedar exentos del esfuerzo de guerra por las dificultades de reclutamiento. La crisis no quedó cerrada.

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Asimismo, en las últimas semanas Israel ha afrontado una creciente crítica internacional por el impacto humanitario del ataque a Gaza, con más voces que exigían un alto el fuego y la entrada de ayuda humanitaria: Reino Unido y la Unión Europea han amenazado con paralizar las relaciones comerciales con Israel. La guerra con Irán ha derribado una espesa cortina de humo sobre lo que ocurre en Gaza, donde han continuado las masacres en los bombardeos y en los puntos de distribución de ayuda humanitaria del polémico mecanismo impuesto en colaboración con Estados Unidos para saltarse la ONU y las oenegés. Desde el ataque israelí del viernes, el ejército bloquea el acceso a Cisjordania y la comunicación entre las ciudades palestinas.

¿Se puede desescalar?

Depende, sobre todo, de lo que hagan Estados Unidos. Netanyahu no sólo ha arrastrado a Irán a la guerra, sino que pretende que Estados Unidos también se implique. El ejército israelí, por ejemplo, no tiene capacidad con sus fuerzas para destruir la planta de enriquecimiento de uranio de Natanz, parcialmente enterrada, pero el Pentágono sí dispone de bombas de mayor profundidad. Hasta ahora Washington mantiene cierta distancia, pero tampoco se desmarca de Israel.

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Por un lado, Trump también tiene mucho que ganar destruyendo el único gobierno de la región que lo rechaza. Pero también se arriesga a una guerra con un gran impacto potencial sobre los mercados globales y el precio del petróleo, ya que Irán puede bloquear el estrecho de Ormuz, como han hecho los houthis con el paso de barcos comerciales en el mar Rojo. Asimismo, meterse en una guerra a gran escala contradiría la promesa de Trump del "America first" y la retórica MAGA de "ya basta de jóvenes americanos muriendo en desiertos lejanos".