Irán estaba a punto de fabricar la bomba atómica, ¿cómo asegura Netanyahu?

Ni los servicios secretos de Estados Unidos ni la Agencia Internacional de la Energía Atómica han corroborado la afirmación de Israel

Una imagen de satélite proporcionada por Maxar Technologies muestra las instalaciones de enriquecimiento de Natanz dañadas tras los ataques israelíes, en Natanz, Irán,
15/06/2025
5 min

BarcelonaEl primer ministro israelí Benjamin Netanyahu ha justificado el ataque contra Irán como una acción preventiva para detener el programa nuclear iraní, y ha asegurado que Teherán ya tiene capacidad para construir nada menos que nueve bombas atómicas. Tel-Aviv asegura que ha presentado las pruebas en Estados Unidos, pero no se han hecho públicas. Dentro y fuera de Israel le acusan, en cambio, de haber actuado ahora para descarrilar las negociaciones en curso entre la administración Trump y el régimen de los ayatolás, para arrastrar al Pentágono a una guerra contra Teherán y para desviar la atención del genocidio a Gaza, que sus aliados habían empezado a criticar. Israel asegura que hace veinte años que Irán está a punto de convertirse en una potencia nuclear y ahora sus ataques han ido mucho más allá de las instalaciones nucleares y apuntan a un intento de cambio de régimen.

Pero ¿cómo de cerca estaba Irán de tener armas atómicas? Alejandro Zurita, que hasta 2016 dirigió el Programa Internacional de Cooperación en Investigación Nuclear de la Comunidad Europea de la Energía Atómica (Euratom), no tiene ninguna duda: "Es incorrecto que Irán pudiera tener armas atómicas de forma inminente", explica en una conversación con el ARA. Técnicamente, apunta, Teherán estaría en un estadio llamado de "latencia nuclear". La Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) considera que Irán había llegado a tener la capacidad de enriquecer uranio hasta el 60%, muy por encima del uso civil de los combustibles nucleares que se utilizan para alimentar centrales de energía o en aplicaciones médicas. "Si se tiene una instalación de enriquecimiento de uranio se puede parar de enriquecer a poco más del 3% para centrales nucleares, y al 20% para reactores de búsqueda o continuar hasta el 90%, que es lo necesario para producir una bomba atómica, pero hace tiempo que se sabe que Irán está en el 60%", no apunta: Zurita.

Es lo mismo que afirmaban los servicios secretos de Estados Unidos. El 25 de marzo, Tulsi Gabbard, directora de Inteligencia de EEUU explicaba en un comité del Senado que el ran no buscaba desarrollar bombas atómicas, aunque admitía que los partidarios de hacerlo estaban "ocupando posiciones de poder" y que Teherán había alcanzado un nivel de enriquecimiento "sin precedente". La AEIA publicó un informe de 22 páginas esta semana en el que tampoco hablaba de peligro inminente, pero advertía de que sus inspectores no habían podido acceder a algunas instalaciones y que, por tanto, no podía verificar si determinadas partes del programa civil podían ser susceptibles de uso militar.

Para el experto, la clave es lo que ocurrió en el 2018, cuando Donald Trump se retiró unilateralmente del acuerdo nuclear que su predecesor, Barack Obama, había firmado con el régimen de los ayatolás, en un esfuerzo diplomático coordinado con la Unión Europea y los otros miembros permanentes del Consejo, Bretaña) más Alemania. Ese acuerdo "eliminaba la posibilidad de que Irán alcanzara niveles altos de enriquecimiento de uranio" y, por tanto, que desarrollara bombas atómicas. ¿Cómo? Por un lado, porque Irán aceptaba la presencia permanente de inspectores de la AEIA en sus instalaciones nucleares, y por otro porque se establecían mecanismos de colaboración internacional para el programa nuclear de uso civil, limitado a la energía ya la investigación. "Irán es firmante del Tratado de No Proliferación Nuclear y tiene el mismo derecho de tener energía nuclear que España", recuerda Zurita. Israel, en cambio, no es firmante de este acuerdo y según el centro internacional de investigación militar SIPRI, tiene 90 cabezas nucleares en sus arsenales.

Al régimen de Irán le convenía pactar porque le permitía resolver un problema clave para su estabilidad interior: las sanciones internacionales que ahogaban el futuro de sus jóvenes y de la clase media emergente, que convertían al país persa en un estado paria. "El régimen de Irán quería preservarse en el poder. Y las grandes potencias aprovecharon la oportunidad para resolver un problema que amenazaba a la estabilidad de toda la región: que Irán tuviera armas atómicas. Era un win-win", resume Zurita.

Netanyahu, siempre contra el acuerdo

Las grandes potencias militares del mundo daban aire al régimen para evitar mayores problemas, y lo único que estuvo en contra fue Benjamin Netanyahu. Cuando Trump llegó por primera vez a la Casa Blanca cedió a la presión de Israel y desmanteló el acuerdo. Se retiró unilateralmente e impuso sanciones a Irán aún más duras (que forzaron la suspensión de contratos con empresas como Boeing, deseosas de situarse en un nuevo mercado que necesitaba ponerse al día). Esto dio alas a las voces más extremistas en Irán, que volvieron al poder en las elecciones del 2021. Bajo las sanciones y el nuevo liderazgo radical, Irán volvió a enriquecer uranio. Zurita cree, como la mayoría de expertos, que Irán "lo hacía principalmente para tener una herramienta de presión en las negociaciones".

Cuando los demócratas recuperaron la Casa Blanca de la mano de Joe Biden hubo un resurgimiento de las negociaciones y la UE, con Josep Borrell, intentó reflotarlo. Pero en febrero del 2022, Putin comenzó la invasión de Ucrania e Irán, que había encontrado en la alianza estratégica con China y Moscú una forma de paliar las sanciones estadounidenses, se puso junto a Putin, que le proveyó, por ejemplo, de drones. Y todo escaló tras los ataques palestinos del 7 de octubre del 2023, de los que Netanyahu culpó también a Irán, a quien acusaba de actuar de forma indirecta a través de Hamás.

Pero Trump había prometido llevar la paz a Oriente Próximo y desde su llegada a la Casa Blanca había reanudado las conversaciones con Teherán. De hecho, el ataque israelí llegó 48 horas antes de que Omán acogiera la quinta ronda de conversaciones, prevista para este domingo. Irán pedía que el acuerdo fuera irreversible y supusiera el fin de las sanciones, mientras que Estados Unidos quería limitar su capacidad de enriquecimiento al 3%. Pero Netanyahu se negaba y ha vuelto a imponer hechos consumados.

El impacto de los ataques

Zurita advierte del peligro que suponen los ataques israelíes a instalaciones nucleares iraníes. "El riesgo es muy alto, pero todo depende de qué tipo de instalación se trate y qué daño se provoque". La AIEA ha acreditado que la superficie de la planta de enriquecimiento de uranio de Natanz ha sido destruida, pero que no tiene constancia de que los ataques hayan afectado a la parte subterránea, donde se encuentran las centrifugadoras que enriquecen el uranio. "En una planta de enriquecimiento no hay productos de fisión nuclear, pero si es destruida hay material como el hexafluoruro de uranio que si son inhalados o ingeridos causa mucho daño al cuerpo humano", advierte. El reactor científico de Esfahán también ha sufrido ataques. En una instalación como ésta, avisa Zurita, "podría haber un esparcimiento radiológico importante que sería como el accidente de Fukushima a escala más pequeña".

stats