Internacional

Lecturas, dudas e implicaciones de la visita de Biden a Israel

Desde el principio de la guerra, Washington ha reafirmado su apoyo a Tel Aviv

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El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se reúne con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu en Tel Aviv

La visita a Israel de un día del presidente Joe Biden se ha producido en medio del conflicto con Hamás. El objetivo primordial del viaje era escenificar el apoyo "absoluto" de EE.UU. al estado judío, una adhesión que el presidente expresó inmediatamente después del ataque de Hamás del 7 de octubre y que ha trasladado al primer ministro, Benjamín Netanyahu, en varias conversaciones telefónicas estos últimos días.

Washington ha garantizado a Israel que su apoyo es incondicional. Desde hace once días, los estadounidenses establecieron un puente aéreo que funciona las 24 horas del día y que está transportando todo tipo de bombas y armamento que Israel necesita para mantener la operación militar en la franja de Gaza y para prepararse para una posible guerra con Hezbolá desde el Líbano.

Paralelamente, Estados Unidos ha desplazado al Mediterráneo oriental dos portaaviones con decenas de destructores y más barcos de guerra. Este despliegue de tropas está listo para intervenir si Israel lo necesita, sobre todo en caso de que la situación en la frontera norte con el Líbano experimente un deterioro significativo. La prensa israelí ha informado de que Washington ha mandado mensajes muy claros a Teherán para que no intervenga en el conflicto, ni directamente ni por medio de Hezbolá. Los dirigentes iraníes están haciendo declaraciones agresivas contra los bombardeos israelíes de Gaza, pero de momento evitan una implicación más directa que forzaría la intervención de Estados Unidos, no solo en el Líbano sino probablemente también en Irán.

Presencia militar y política

La Casa Blanca ha asumido como buena la explicación de Israel sobre la masacre en el hospital de Gaza. Al presidente Biden le "parece" correcta, aunque de sus palabras se desprende que no está del todo seguro. Israel ha multiplicado las explicaciones para quitarse cualquier responsabilidad en el ataque, mientras que los palestinos hacen todo lo contrario. El principal argumento de estos últimos es que las milicias que actúan en la Franja no disponen de bombas tan destructoras: una bomba suya, aseguran, solo mataría a una persona si se le cayera directamente encima, pero no a cientos. Por tanto, la bomba del ataque mortífero debe ser "de fabricación occidental".

La visita a Israel es también una declaración que corrige la impresión de que Estados Unidos hace años que se está desconectando de Oriente Próximo. En un momento de necesidad de Israel, todo EE.UU. se ha movilizado bajo la batuta de su presidente. Esto significa que su presencia militar y política continuará como hasta ahora y no cambiará, como temían Israel y algunos países árabes como Arabia Saudí. Los medios israelíes recuerdan de paso que este cambio de actitud de Biden se produce cuando solo falta un año para las elecciones presidenciales. Biden, que se presentará a la reelección, se garantiza de este modo el apoyo incondicional de al menos una parte importante de la influyente comunidad judía que existe en EE.UU.

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