Palestinos en Cataluña: "Mi familia está en Gaza esperando su turno para morir"
Denuncian la inacción de la comunidad internacional después de un año de masacre en Gaza
BarcelonaRabee Abunahel (Ciudad de Gaza, 1990) lleva doce meses enganchado en el teléfono y muchas noches apenas puede dormir. Espera angustiado noticias de su familia, atrapada bajo los bombardeos en Gaza, y no siempre es fácil comunicarse con ellos. "Cuando veo informaciones de ataques y no recibo respuesta me vuelvo loco; me paso muchos ratos llorando", explica en conversación con el ARA. Lleva seis años viviendo en Barcelona, donde llegó después de una carrera de obstáculos para salir de la Franja, y ahora ve con desesperación cómo su madre y muchos de sus hermanos y sobrinos querrían hacer lo mismo pero no pueden. Después de un año entero huyendo de los ataques israelíes, ahora están refugiados en una supuesta zona segura en el sur de la Franja, pero "ya no tienen esperanza –afirma Abunahel–. Prefieren morir que quedarse así. Todo el mundo está esperando su turno por morir".
La indignación y la rabia pero también el luto y la desesperanza son los sentimientos que ahora mismo predominan entre la comunidad palestina en Catalunya, formada por unas 3.000 personas. "Estamos cansadas, sin consuelo y muy doloridas", confiesa Natalia Abu-Sharar, presidenta de la comunidad. Que Hamás podía atacar a Israel después de décadas de ocupación, y que la respuesta de Tel Aviv sería contundente, era imaginable para los palestinos. Pero lo que no esperaban es que las bombas siguieran cayendo sin parar más de un año después, con un balance de al menos 42.500 personas asesinadas. "Yo he vivido la guerra en Gaza y eso nunca había pasado", dice Abunahel. Coincide el Mohamed (nombre ficticio), que desde hace 20 años trabaja en el restaurante palestino Simbad, en el barrio de Sants de Barcelona. De 70 años y originario de Nablus, su padre ya había vivido Nakba,la expulsión de 800.000 palestinos tras la creación del estado de Israel (1948), y ve claro que "lo que está ocurriendo ahora es peor; es un genocidio".
No son pocos los palestinos nacidos en Gaza que viven en Catalunya, y muchos han perdido a parte de su familia en los últimos meses. "Y no una o dos personas, sino veinte miembros de la familia, treinta, cuarenta... –lamenta Abu-Sharar–. Al principio te impacta mucho, pero ahora ya duele tanto que no sabes cómo expresarte", añade.
Los gazianos han aprendido que no hay ningún lugar a salvo en la Franja, y Abunahel pone el ejemplo de los suyos: consiguieron escapar de la ciudad de Gaza (norte) cuando los tanques dispararon contra el edificio en el que vivían, y desde entonces han estado huyendo constantemente del fuego israelí en dirección al sur del territorio palestino. Ahora están en la llamada zona humanitaria de Al Mawasi, que el ejercito asegura que es un lugar seguro, aunque ya le ha atacado en varias ocasiones. Y al margen de las bombas, remarca Abunahel, "nadie vive seguro en una tienda. El agua está muy sucia; conseguir comida es complicada, y las enfermedades se esparcen", relata.
Como otros palestinos en Catalunya, Abunahel lleva meses intentando sin éxito sacar a miembros de su familia de Gaza. Lo ha probado con su madre, de 56 años y que tiene NIE español, y algunos de sus hermanos, pero siempre ha topado con un muro. "El gobierno español no está haciendo nada en ese sentido", denuncia la presidenta de la comunidad. Según explica, el ministerio de Exteriores acabó derivando a todos los palestinos con familiares en Gaza al consulado español en Jerusalén, que se limitó a tomar nota ya crear un grupo de WhatsApp para informar de novedades sobre una evacuación eventual a través del paso de Rafah. "La última respuesta que nos han dado es que están esperando el permiso de Egipto y de Israel, que el tema no está en sus manos", se queja Abunahel.
Otras familias han recurrido a pagos de hasta 10.000 dólares por persona para salir de la Franja a una agencia de viajes con sede en El Cairo –parte de un grupo empresarial vinculado al gobierno de Abdel Fattah al Sisi– y que testigos de este reportaje califican de "mafia".
El apoyo de la sociedad catalana
Que haya quien hace negocio con el sufrimiento en Gaza aumenta aún más el sentimiento de impotencia de los palestinos, a los que después de tantos meses de guerra a menudo les faltan energías por protestar. Por eso agradecen tanto la respuesta a las calles de Catalunya, con miles de personas saliendo en más de una decena de manifestaciones hasta ahora para pedir que se detengan las matanzas. "La sociedad catalana responde continuamente a todas nuestras convocatorias", celebra Salah Jamal, historiador y escritor e histórico de la comunidad palestina. El apoyo, añade, también se nota en los pequeños detalles: "Mucha gente lleva ahora kufia [el pañuelo palestino] por la calle". "Y hay muchas banderas palestinas en los balcones", añade Mohamed, del restaurante Simbad, al que durante estos meses muchos clientes se le han acercado para expresarle su solidaridad.
La familia de Abunahel también agradece el apoyo de la ciudadanía europea, pero el joven palestino deja claro que "lo importante para ellos es que acabe la guerra". En este sentido, las críticas de los palestinos se dirigen hacia la "hipocresía" de la comunidad internacional. "Cómo puedes pedir el alto el fuego y seguir enviando armas a Israel", denuncia Jamal. "Lo que hace falta es cortar relaciones económicas y políticas", apunta Abunahel. "No queremos palabras simbólicas de condena, queremos acciones", remacha Abu Shahar.
Ninguno de ellos confía en un cambio en la actitud de las potencias occidentales, ya sea porque las consideran cómplices del proyecto israelí para conseguir una "hegemonía" total en Oriente Próximo, en palabras de Jamal, o por una reflexión más cruda: "Como no somos blancos y con ojos azules, no les importa que morimos", dice Abunahel, quien compara el desamparo de los palestinos con el apoyo a los refugiados ucranianos.
El pronóstico de Mohamed es que, si la comunidad internacional no interviene antes, dentro de dos años Israel habrá "liquidado" a los palestinos de Gaza y después irá a Cisjordania. "Tienen un plan para ocuparlo todo", afirma. Eloperación para vaciar el norte de la Franja ya ha comenzado y el avance de los colonos en Cisjordania se ha acelerado desde el 7 de octubre. Es por eso que el reconocimiento de Palestina por parte de España y la defensa de la llamada solución de ambos estados es un gesto simbólico pero sin recorrido real para muchos palestinos: "¿Qué dos estados? Esto es imposible porque Cisjordania está llena de asentamientos ilegales puestos para hacer inviable un estado palestino", reflexiona Abu-Sharar, que no ve una salida fácil a la situación actual pero llama a no bajar los brazos: "Miremos a nuestras familias ya nuestra gente y debemos sacar fuerzas para continuar". Abunahel se agarra ahora mismo a una de las últimas noticias que tuvo de los suyos desde Gaza: "Me dijeron que tienen mucho miedo porque hay ataques cerca de dónde están, pero están vivos".