Pastillas de yodo y soldados rusos: Ucrania (y el mundo) revive el trauma de Chernóbil

El detonante del colapso de la URSS se convierte ahora en símbolo del regreso de Rusia a Ucrania

BarcelonaLas pastillas de yoduro de potasio, que protegen contra los efectos de la radiactividad en el cuerpo, se han agotado en muchas farmacias de Suecia y Finlandia. El gobierno sueco tuvo que salir ya el pasado domingo a tranquilizar a la población y pedirles que dejen de comprar estos fármacos porque, decía, "no hay ningún motivo" para tener que tomarlos, a pesar de la guerra en Ucrania. En la sociedad sueca sigue muy vivo el fantasma del accidente nuclear de Chernóbil y muchos todavía recuerdan haber tenido que tomar estas pastillas de forma regular después de la catástrofe de 1986, puesto que el viento trajo mayoritariamente hacia el norte la radiactividad que salía de la central ucraniana.

Vuelve la amenaza nuclear en Europa, no solo por el arsenal armamentístico de Moscú, que ya ha usado el esperpento de la bomba atómica diversas veces desde el inicio del conflicto, sino también por el riesgo que representa una guerra abierta en un país con 15 reactores nucleares, seis de los cuales están en Zaporiyia, la planta nuclear más grande de Europa, que ha caído este viernes en manos del ejército ruso. Los combates de esta madrugada alrededor de esta central han confirmado los temores que ya expresaron organismos internacionales y ONG cuando las tropas rusas ocuparon Chernóbil, el primer día de la invasión.

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Ocupación de Chernóbil

La central de Chernóbil está hoy inoperativa y dentro de una zona de exclusión de 30 kilómetros, pero todavía trabajan un total de 2.000 personas –en turnos calculados para reducir al máximo su exposición a la radiactividad– para asegurar las estrictas condiciones de seguridad del reactor, que está protegido por un sarcófago que tiene que durar 100 años. Su proximidad a la frontera con Bielorrusia, por donde entraban los tanques rusos, la hacían un objetivo fácil. Cuando las tropas rusas la ocuparon el pasado viernes hicieron rehenes a los 92 trabajadores que había en aquel momento.

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"Chernóbil fue el símbolo del inicio del colapso de la URSS y se ha convertido ahora en el símbolo del regreso de Rusia a Ucrania", explica al ARA Iekaterina Jukova, profesora de ciencias políticas en la Universidad de Lund, en Suecia, y autora de un estudio sobre el trauma de Chernóbil en la sociedad ucraniana y la bielorrusa. Y es que, a pesar de estar en territorio ucraniano, el accidente de Chernóbil afectó sobre todo a Bielorrusia, por la proximidad geográfica y la dirección del viento. La contaminación radiactiva posterior, de hecho, acabó afectando a un 7% de la población ucraniana y a un 7% de su territorio, mientras que en Bielorrusia los damnificados a largo plazo suponen el 35% de la población y el 25% del territorio del país, según datos de Jukova. Pero el régimen aliado de Moscú –de los poquísimos que apoya a Putin en su guerra– nunca ha criticado a las autoridades soviéticas por aquella catástrofe, como sí que se ha hecho en la Ucrania independiente, con un debate abierto y público sobre las responsabilidades de la tragedia, repartidas entre las autoridades comunistas de Moscú y las de Kiev.

"Los rusos también buscarán un valor simbólico [en la ocupación de Chernóbil], como en la guerra psicológica que siempre surge en todos los conflictos, para minar la moral del enemigo y para enviar el mensaje de que se está recuperando el terreno perdido por la URSS", apunta Carmen Claudín, analista del Cidob.

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Pero, además del mensaje simbólico, la ocupación rusa de Chernóbil también enviaba un mensaje pragmático y bastante escalofriante, puesto que confirmaba las centrales nucleares como objetivo estratégico de Rusia, "y esto es muy peligroso", apunta Jukova. Ucrania tiene cuatro centrales nucleares que en total suministran hasta el 50% de la electricidad del país. A pesar de que dos de ellas están en el este, todavía están bastante lejos de los combates. Tanto la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA) como varias organizaciones políticas y civiles ya advirtieron entonces del riesgo de que los combates pusieran en peligro centrales como la de Zaporiyia, la más grande de Europa y que provee el 19% de la electricidad de Ucrania. Greenpeace había publicado un informe esta misma semana para denunciar esta amenaza. Y sus pronósticos se han confirmado esta madrugada.

La ocupación rusa de las plantas nucleares "supone una amenaza energética, porque si deciden desconectarlas generarán un grave problema de suministro eléctrico, pero también una amenaza de seguridad nuclear porque los reactores necesitan una refrigeración constante –y, por lo tanto, electricidad constante– e incluso para el complicado proceso de apagarla se requiere personal especializado", apunta José Luis García, físico de Greenpeace. La ONG alertaba en su informe de esta semana que, si los combates llegaban a Zaporiyia, "en el peor de los casos", si las bombas destruyen "los sistemas de contención y refrigeración del reactor, la liberación potencial de radiactividad, tanto del núcleo del reactor como de la piscina de combustible gastado en la atmósfera, podría crear un desastre mucho peor incluso que la catástrofe de Fukushima de 2011".

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A pesar de que los reactores de Zaporiyia están protegidos por muros de hormigón reforzado, capaces de soportar incluso el impacto de un cohete, tal como alerta Greenpeace, el problema sería si un incendio estropea la conexión eléctrica y para la refrigeración. "Sin enfriamiento, habrá una fusión, precisamente lo que pasó en Fukushima en 2011", coincidía también James Acton, experto en energía nuclear del Carnegie Endowment.

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En el caso de Chernóbil, García recuerda que, a pesar de estar inoperativa, es imprescincible también mantener los sistemas de seguridad bajo control. Es por eso que el director general de la OIEA, Rafael Grossi, ha anunciado este mismo viernes que viajará a Chernóbil para asegurarse de que las dos partes en el conflicto "se comprometen a mantener la seguridad y control de las plantas nucleares de Ucrania" y de que "detengan un conflicto que pone instalaciones nucleares en riesgo".