Los países de los que Putin esperaba más
A medida que avanza el conflicto, el presidente se queda solo y no tiene el apoyo de quien imaginaba
BarcelonaVladímir Putin está cada vez más aislado internacionalmente. Algunos de los estados que probablemente esperaba tener al lado en su desafío a la OTAN se muestran cada vez más distantes y, a la hora de la verdad, cuando la Asamblea de la ONU votó el miércoles una condena contundente a la invasión rusa, lo dejaron prácticamente solo. La deserción más dolorosa debe de haber sido la de China, que casi siempre vota junto a Rusia a la ONU, y que incluso firmó hace un mes una declaración conjunta con el Kremlin para reclamar que se pare la expansión de la OTAN. Pero Pekín no tiene ningún interés en renunciar a sus estrechos vínculos económicos con la Unión Europea para defender una guerra que no es suya y que, además, rompería el principio máximo de no injerencia e integridad territorial que defiende para sí misma.
Por eso, el miércoles Pekín se abstuvo en la votación de la Asamblea de la ONU. Solo votaron en contra de la condena cuatro países, además de Rusia: cuatro dictaduras brutales que pintan un retrato cada vez más claro del líder ruso. Putin solo tiene a su lado a Kim Jong-un, el totalitario líder norcoreano; a Bashar al-Ásad, el dictador sirio que ha masacrado a su población en una guerra que –aunque nadie ya recuerde– sigue abierta; al bielorruso Aleksandr Lukashenko, el último dictador de Europa que ha dado apoyo logístico a Moscú desde el principio, y al eritreo Isaías Afewerki, que encabeza una dictadura con uno de los peores historiales en derechos humanos del mundo.
Xi Jinping no quiso sumar su nombre en esta lista, ahora pública. Hay informaciones que dicen que, cuando viajó a Pekín para la inauguración de los Juegos de Invierno, Putin avisó a Xi de sus intenciones de atacar a Ucrania e incluso habría pactado con él retrasar la acción hasta después de los Juegos, lo que ahora los chinos niegan. "Quizá pactaron los tempos, pero esta guerra pone a China en una situación complicada. No es una situación deseada para ella, primero porque económicamente Pekín tiene relaciones con Ucrania, de donde importa trigo, y después porque le desmantela la estrategia de la Nueva Ruta de la Seda, que pasa por Ucrania, donde ha hecho fuertes inversiones", explica el profesor de historia y cultura de China en la UPF Manel Ollé.
Aun así, está claro que Putin puede contar con el apoyo económico de China para hacer frente a las sanciones occidentales. "Pekín le aportará ayuda financiera a cambio de recibir más gas y petróleo", apunta el analista. Lo que sí que descarta Ollé es lo que apuntan algunas informaciones sobre la posibilidad de que Xi Jinping hubiera pactado con Putin la invasión con la intención de aprovechar para atacar a Taiwán, ahora que toda la atención de Occidente está centrada en Europa. "No parece que a corto plazo Pekín tenga la capacidad de obtener resultados positivos [en una invasión de Taiwán] porque logísticamente es muy complicado", con el mar de China patrullado noche y día por barcos militares norteamericanos, dice Ollé.
Pero China no ha sido el único aliado que parece haber dado la espalda al Kremlin. Hace solo dos meses que Rusia enviaba tropas a Kazajistán para ayudar al gobierno amigo de Kassym-Jomart Tokayev a reprimir brutalmente la revuelta ciudadana que amenazaba con derribarlo. "Después de haber recibido aquella ayuda, se esperaba que Kazajistán respondería del mismo modo", apunta la experta en Rusia Marta Ter. Pero Kazajistán fue también una de las 35 abstenciones de la Asamblea de la ONU y el propio Tokayev ha hablado por teléfono con el presidente ucraniano en las últimas horas, según ha informado Zelenski. Y es que, en su discurso previo a la invasión, "Putin dijo que los procesos de autodeterminación de 1991 [que independizaron muchas repúblicas exsoviéticas] fueron un error estratégico histórico. "Al escuchar esto, los gobiernos de esta área de influencia pueden tener miedo de que después de Ucrania les toque el turno a ellos", añade Ter. Aquello de las barbas del vecino.
India, golpe también para los EE. UU.
"Putin está aislado casi completamente. Ha perdido apoyo en países y grupos políticos populistas a los que se había vinculado aparentemente a través de financiación de procesos políticos internos", coincide el profesor de la Universidad Europea José Maria Peredo. De hecho, no contó con el voto de ningún país de América Latina, ni siquiera con Venezuela, donde el régimen de Maduro depende económicamente de Moscú y ha recibido el apoyo del Kremlin en su rivalidad con Estados Unidos. El gobierno venezolano, de hecho, optó por no participar en la votación de la ONU, después de las críticas a la delegación diplomática venezolana, que fue de las pocas que se mantuvieron sentadas en Ginebra esta semana, cuando más de 100 diplomáticos se levantaron y se marcharon de la sala durante el discurso del ministro ruso de Exteriores. Otros estados que optaron por la estrategia de no ir a votar fueron Marruecos, a quien le interesa el apoyo ruso en el conflicto del Sáhara, o Etiopía, con su propia guerra civil en marcha.
La abstención de India en la ONU, en cambio, se puede ver tanto como un golpe para Putin como para Estados Unidos, después de los esfuerzos de la administración de Joe Biden para tejer alianzas en la zona del Indo-Pacífico y especialmente con el gobierno de Narendra Modi. Al líder populista indio, sin embargo, no le interesa una Rusia con vínculos comerciales más fuertes con China, tal como se augura en un horizonte de aislamiento económico total de Occidente por la guerra, "y en este sentido es competidor de Moscú por la bilateralidad con China", apunta el profesor de relaciones internacionales de la UAB Ernesto Pascual. Igual que India, también se abstuvieron en la votación de la ONU Suráfrica, Cuba, Nicaragua, Irán, Irak, Vietnam, Bolivia o el Salvador. "Es interesante también la abstención de Argelia, dividida entre la influencia francesa y la rusa", añade Pascual. Cálculos políticos de unos y otros que, de momento, están dejando a Vladímir Putin cada vez más solo.