Estados Unidos

La popularidad de Biden no deja de bajar, con las elecciones de medio mandato a la esquina

Una derrota contundente en los comicios complicaría lo que le quede de mandato al presidente

Marta Campabadal
y Marta Campabadal

Nueva YorkEn tres meses, el 8 de noviembre, los norteamericanos van a las urnas. Las midterms, también conocidas como las elecciones de medio mandato, convocan aproximadamente a 240 millones de votantes a escoger la mitad de miembros de la Cámara de Representantes y del Senado de Estados Unidos. Además de algunos representantes en el ámbito municipal. Pero los comicios, sobre todo, son un termómetro bastante fiel de cuál es la salud del gobierno, en este caso el de Joe Biden. Si nos fiamos de las últimas encuestas, la salud del demócrata no es muy buena.

El último sondeo de la corporación pública de medios PBS NewsHour/NPR/Marist no hace buenas predicciones para el partido de Biden. Solo el 36% de los norteamericanos aprueba el trabajo de Biden, marcando así la puntuación más baja del presidente desde que tomó el poder. La aprobación de Biden ha bajado del 40% a finales de junio. Casi uno de cada cinco demócratas (18%) desaprueba como el mandatario está haciendo su trabajo, un aumento desde la última encuesta, en la que tuvo una puntuación negativa del 11% entre este grupo. Biden tiene la tendencia negativa más alta que cualquier otro presidente moderno a las puertas de unas midterm.

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Aun así, la historia confirma que la tendencia de las elecciones de medio mandato es que el partido del presidente pierde asientos en el Congreso y la contraparte gana poder. “Las encuestas de presidentes suelen marcar la tasa más alta después de asumir el cargo y bajan después”, explica Mitchell Brown, profesora del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Auburn en Alabama.

"La gente se orienta a la economía, y Trump también tiene un gran apoyo y, sin duda, está intentando salir y reunir a su electorado, mientras que Biden no lo puede hacer porque está demasiado ocupado siendo presidente", afirma Brown. Aun así, los demócratas no pierden la esperanza y se cogen a los aspectos positivos del mandato del presidente, que incluyen un paquete histórico de infraestructuras de 3 billones de dólares y la ley de control de armas más importante que ha aprobado el Congreso en tres décadas.

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Descontento general

Uno de los temas que más preocupa a los liberales es la pérdida de la Cámara de Representantes por parte de los demócratas, que complicaría mucho la gobernanza de los próximos años. “Sin el control del Congreso, al presidente le cuesta mucho promulgar su agenda”, remarca John Cluverius, profesor asociado de ciencias políticas y codirector del Center for Public Opinion, de la Universidad de Massachusetts Lowell.

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Los dos expertos coinciden que, a pesar de las encuestas, mucho puede cambiar de aquí a las elecciones de medio mandato y que la economía es siempre uno de los puntos más cruciales. El camino a recorrer desde ahora y hasta las elecciones, pues, no será fácil, para los demócratas. Pero tampoco para los republicanos. Los primeros intentarán mantener su victoria de 2020 y los segundos lucharán para salir ganando con la popularidad de Trump y el juicio del 6 de enero. Finalmente, la sombra de una tercera vía, el partido Forward (Adelante), copresidido por el excandidato presidencial demócrata Andrew Yang y Christine Todd Whitman, exgobernadora republicana de Nueva Jersey, se propone poner en entredicho el sistema dual de partidos para las elecciones presidenciales de 2022.

El fantasma de la abstención

Otro ingrediente habitual es el abstencionismo. Según datos de FairVote, una organización sin ánimo de lucro dedicada a la investigación y el activismo para que los ciudadanos utilicen su derecho a voto, en las últimas décadas alrededor del 60% de la población elegible para votar ejerce su derecho durante las elecciones presidenciales y solo alrededor de un 40% vota durante las elecciones de medio mandato, con el 2020 y el 2018 marcando la participación presidencial y de medio mandato más alta en más de un siglo, con hacia un 50% de votantes en las urnas. “La gente se fija en quién es el presidente y considera que estas elecciones son menos importantes y por eso no votan”, explica Cluverius. 

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Frank Richardson es uno de los ciudadanos que ha decidido no votar en las elecciones de medio mandato. A pesar de que es originario de Kentucky, ahora vive y trabaja en una cafetería en Longmont, Colorado. “No me siento llamado a votar y no votaré en las elecciones de medio mandato, porque no hay una opción que me represente”. Richardson explica que no se ve ni como republicano ni como demócrata y que no encuentra una buena alternativa o tercera vía. “Si hubiera alguien más interesado en lo bueno de los dos lados y en encontrar un punto medio, entonces sí que me sentiría llamado a votar”. Los temas que más mueven Richardson son “los derechos sociales, los derechos humanos y el activismo climático, es decir, el interés en hacer cambios de verdad y no solo sobre el papel”.