Las protestas por el precio del combustible hacen caer el gobierno de Kazajistán

El país vive las manifestaciones más relevantes desde la independencia de la URSS

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Una imagen de las fuerzas de policía de Kazajistán preparándose para responder los manifestantes

LondresEl aumento de los precios de la energía desde el 1 de enero, y las masivas protestas que ha causado a partir del día 2, han hecho caer este miércoles el gobierno de Kazajistán, forzado a dimitir después de que el presidente de la república centroasiática, Kasim-Yomart Tokáyev, asumiera el control del consejo de seguridad del país y destituyera, también, al jefe del ejecutivo, Askar Mamin. Entre las imágenes de los disturbios difundidas a través de las redes sociales –a pesar del intento de apagón general de internet por parte del gobierno controlado por Tokáyev– hay una que resulta muy significativa: la del derribo de una estatua del expresidente, Nursultán Nazarbáyev, en la ciudad de Taldykorgan. El país, de hecho, vive las protestas más relevantes desde el hundimiento de la URSS, cuando en 1991 consiguió su independencia.

Este miércoles los manifestantes se han enfrentado con la policía en diferentes cascos urbanos y han asaltado e incendiado edificios oficiales, entre ellos el ayuntamiento de la capital, Astana, rebautizada oficialmente como Nursultán en 2019, en honor al expresidente. La agencia Reuters, además, informa también de que los manifestantes han tomado el control del aeropuerto internacional de la ciudad.

Las dramáticas imágenes de la estatua con las cuerdas enganchadas al cuello se han empezado a difundir en las redes sociales cuando los medios rusos han informado de que Nazarbáyev, de 81 años, tenía previsto abandonar el país para recibir "tratamiento médico" en Moscú. Nazarbáyev gobernó el país desde la independencia de la Unión Soviética (1991), hasta 2019, cuando renunció al poder. Con todo, ha continuado manteniendo una significativa influencia como jefe del consejo de seguridad del país, ahora en manos de Tokáyev. Aun así, continúa siendo una figura muy significativa, en cuanto que "líder de la nación", según lo tildan algunos sectores, y aliado clave del presidente ruso, Vladímir Putin.

Precio duplicado

Las protestas empezaron el domingo a raíz de unas manifestaciones en el oeste del país por el encarecimiento del combustible para los automóviles. La transición iniciada a finales del 2019 hacia un sistema de mercado para poner fin a los subsidios ha duplicado el precio, que a partir del 1 de enero pasado de unos 10 céntimos de euro a alrededor de los 20 céntimos el litro de gas licuado. Este sobreprecio se notó más en regiones como Manguistau, donde el gobierno estima que más del 70% de los vehículos utilizan esta fuente de energía, informa la agencia Efe.

Las protestas se extendieron rápidamente al resto del país y, a estas alturas, constituyen la mayor amenaza hasta ahora para el régimen pro Moscú establecido después de la independencia. La dimensión política de los disturbios es evidente, y han aumentado a pesar del anuncio de Tokáyev de la dimisión del gobierno y el nombramiento de un nuevo primer ministro temporal.

Amenaza directa

En una segunda alocución televisada a los ciudadanos en solo 24 horas, Kasim-Yomart Tokáyev ha asegurado también este miércoles que no abandonará la capital del país. Y ha enviado una grave amenaza. "Como jefe del estado y, a partir de hoy, como presidente del consejo de seguridad, tengo la intención de actuar con la máxima contundencia posible. Es una cuestión de la seguridad de nuestros ciudadanos", ha dicho Tokáyev, un aliado leal del ex líder Nazarbáyev y por extensión de Putin.

El martes por la noche, de hecho, Tokáyev ya pidió a la población que se quedara en casa “y no siguiera las provocaciones de dentro y fuera del país”. Impuso el estado de emergencia en Almaty, el centro económico de la ex república soviética, desde donde llegan imágenes de unas fuerzas de seguridad desbordadas por los disturbios y coches de policía en llamas. Horas después lo decretó también en Nursultán (Astana).

Kazajistán es un importante productor de petróleo y miembro del grupo de países de la OPEP, que conjuntamente gestionan el suministro de crudo. Su mayor importancia para los mercados energéticos mundiales proviene de la producción de uranio, el material radiactivo utilizado en las centrales nucleares. El año pasado el país llegó a producir más del 40% del total mundial; también está entre los principales proveedores de zinc y cobre del mundo.

Kazajistán, como Rusia y otros países de la región, ha estado luchando contra el aumento de los precios de los productos básicos en medio de la tensión económica de la pandemia.

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