Rusia celebra la Victoria contra el covid-19

Putin mantiene el desfile del 9 de mayo a pesar de que solo un 10% de la población está vacunada

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Tancs militares desfilan por el centro de Moscú para conmemorar el Día de la Victoria, el 9 de mayo de 2021.

MoscúEl ministerio de Defensa ruso ya avisó en el mes de marzo de que el desfile del Día de la Victoria se haría como se había hecho antes del covid-19. Si bien es cierto que ha habido algún cambio, como la cancelación de la presencia del Regimiento de los Inmortales –una procesión de los veteranos de la Segunda Guerra Mundial–, la mayor parte de la fiesta se ha llevado a cabo este domingo como si no hubiera pandemia. Soldados, tanques, vehículos armados y aviones han participado en la demostración anual de fuerza de Rusia en el centro de Moscú. 

El espectáculo de la capital ha tenido menos asistencia de la habitual por culpa del frío y la lluvia. Aún así, miles de personas se han reunido en las calles del corazón de la ciudad. Uniformes del ejército soviético, cintas de San Jorge y otra parafernalia soviética eran el uniforme de gala de los seguidores más acérrimos de esta celebración anual. La mascarilla, igual que en el día a día ruso, no era un accesorio habitual entre la gente que celebraba el Día de la Victoria. 

Mijaíl, un veterano del ejército soviético, cree que es importante que se mantengan estos homenajes, porque, dice, “el pueblo ruso tiene que recordar y dar las gracias a los héroes de la Gran Guerra Patria”. En cambio, a Masha, una moscovita, no le gustan estos desfiles y opina que, si tienen que seguir haciéndose “para los veteranos y patriotas", sería mejor que "se destinara a ello menos dinero”. 

El 9 de mayo es una fecha muy importante para Rusia, representa la victoria sobre el nazismo. Y desde el inicio de la era de Vladímir Putin ha ganado todavía más importancia. El presidente ruso quiere lucir la potencia del ejército ruso, que “es la garantía de todo el valor de las fuerzas armadas de Rusia, herederas de los soldados de la victoria” ante Occidente, a quien ve como un ente agresivo que hace peligrar la soberanía nacional.

Rechazo social al Sputnik V

Este año la pandemia no ha estropeado el desfile como el año pasado –cuando el 75º aniversario se tuvo que celebrar con retraso–, a pesar de que, con datos del mes de marzo, la mortalidad ha subido un 25% respecto al año 2020 y apenas se ha vacunado a menos de un 10% de la población.  

El proceso para vacunarse en Moscú es muy sencillo. Cualquier ruso puede ir a recintos habilitados para la vacunación, muchos de ellos en centros comerciales, y ponerse la Sputnik V. Además, no acostumbra a haber mucha gente esperando. A pesar de la facilidad para ponerte la vacuna en la capital rusa, cerca del 62% de los rusos no quieren vacunarse, según el Centro de Opinión Levada. Es un factor que complica la campaña, puesto que incluso personal médico de hospitales se ha pronunciado en contra de recibir la Sputnik V. 

A pesar de los buenos resultados que mostraba la publicación científica The Lancet, que suponía el visto bueno que necesitaba la vacuna rusa, la mayoría de los rusos la rechazan por miedo a los efectos secundarios, porque piensan que no se ha probado lo suficiente o porque no ven la necesidad de vacunarse. 

El efecto llamada de la vacuna rusa pierde fuerza en el país, puesto que es posible viajar sin problemas ni restricciones a la mayor parte de Rusia, y hay regiones en las que ya no es obligatorio llevar mascarilla en espacios públicos. Esto no quita, sin embargo, que haya todavía unos 9.000 contagios diarios, cerca de 5 millones de rusos infectados en total y que la mortalidad haya subido los últimos días. Rusia desconfinó a la mayor parte del país la primavera del 2020, y desde entonces se han ido dando más pasos para aligerar las medidas para luchar contra la pandemia. 

Las noticias que llegan desde otros países que han comprado la Sputnik V tampoco incitan a la vacunación. Uno de los ejemplos más sonados fue el caso del presidente argentino, que se contagió de covid después de recibir la vacuna. Eslovaquia denunció que las vacunas recibidas no tenían la eficacia que se anunciaba. Estas críticas no gustaron nada a Moscú, que pidió inmediatamente que Bratislava devolviera las 200.000 dosis que había adquirido por “violación del contrato”.

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