Putin exhibe músculo nuclear y nuevas armas: ¿Qué significa?

El Kremlin presiona a Trump para que renueve los acuerdos de disuasión atómica con Rusia

MoscúLos expertos no recuerdan un momento en que Rusia hubiera puesto tanto énfasis en demostrar que sus supermas funcionan. En apenas una semana, Vladimir Putin ha sacado pecho de haber probado con éxito dos proyectiles con capacidad nuclear: el misil Burevéstnik y el torpedo submarino Poseidón. Ahora bien, ¿son tan poderosos como afirma el presidente ruso? ¿Hasta qué punto estos ensayos representan una amenaza para la estabilidad estratégica mundial? ¿Y qué busca el Kremlin exhibiéndolos precisamente en el período más delicado de las relaciones con Estados Unidos desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca?

El Burevéstnik es un misil de crucero con propulsión atómica que puede llevar una ojiva nuclear. Según el jefe del estado mayor ruso, Valeri Guerasimov, recorrió 14.000 kilómetros durante la prueba y es indetectable para los sistemas de defensa estadounidenses. Sin embargo, tal y como explica el especialista en armas nucleares rusas Pavel Podvig, Estados Unidos dispone de la tecnología para interceptar este tipo de aparatos y, si la intención es que se disparen como un arma de represalia, lo más probable es que antes hayan sido destruidos como objetivo del primer ataque.

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"En los años sesenta, los países decidieron que no tenían demasiado sentido estos misiles. Desde un punto de vista militar, tiene poco valor", asegura también Povdig. Para él, los misiles balísticos intercontinentales creados en aquella época, que a diferencia de los de crucero vuelan más alto y no van guiados, siguen siendo los más eficaces para lanzar armas nucleares.

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Con el Poseidón, más o menos igual. Diseñado para "destruir importantes instalaciones económicas del enemigo en las zonas costeras" y para causar "daños devastadores" con la creación de "zonas de contaminación radioactiva", los expertos no entienden que aporte ninguna gran innovación técnica. Según Nicole Grajewski, especialista en armas atómicas de Rusia e Irán, se trata de una "persistencia en el concepto" de los submarinos nucleares soviéticos.

Un desafío político

Se trata, por tanto, de sistemas que sirven a un propósito político, pero que no cumplen su función militar principal. "Ahora hay un imperativo político de intensificar la confrontación con Estados Unidos y, por tanto, necesitamos el mayor misil posible", explica Podvig. Los expertos sospechan que Putin pretende presionar a Donald Trump para que se avenga a ampliar el tratado Nuevo START, que limita el número de armas nucleares estratégicas a los arsenales de cada país. Caduca en febrero del próximo año y, aunque Rusia ha ofrecido a Estados Unidos prorrogarlo un año más, Washington no ha dado respuesta.

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Moscú ha expresado en varias ocasiones el malestar por el proyecto de escudo antimisiles del presidente estadounidense. "El Kremlin parece realmente temeroso de la capacidad de Estados Unidos de utilizar sus puntos fuertes de ataque y defensa nuclear para coaccionar a Rusia a someterse.", apunta John Foreman, antiguo agregado de Defensa británico en la capital rusa. Por tanto, se puede interpretar la prueba de las nuevas armas como una manera de Putin de reivindicarse y de llamar la atención sobre la importancia de la disuasión nuclear. Cuando en 2018 presentó el Burevéstnik y el Posidón, dijo: "Nadie quiere escucharnos. Ahora lo harás."

Sin embargo, pese a la reacción de Donald Trump de anunciar unas inconcretas "pruebas nucleares", los investigadores no consideran que podamos hablar de escalada atómica. "No creo que hayamos subido ningún escalón, pero ciertamente tampoco bajaremos ninguna", lamenta Podvig. "Este paso demuestra que ambas partes todavía creen que más armas nucleares aportarán una mayor seguridad", añade. Una creencia, a su juicio, "equivocada y peligrosa". El Kremlin afirma que sus ejercicios nada tienen que ver con Estados Unidos y, al mismo tiempo, tras el anuncio de Trump, se esfuerza en aclarar que sólo está probando armas capaces de llevar carga nuclear y que en ningún caso experimenta con energía atómica. Además, Putin siempre insiste en que actúa miméticamente respecto a Washington y que, por tanto, cualquier paso dirigido a la contención, pero también cualquier tentación de avanzar hacia una carrera armamentística, será responsabilidad estadounidense.

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El especialista no vincula directamente los ensayos rusos en la discusión sobre el suministro de los misiles Tomahawk en Ucrania, si bien Putin aprovecha la tensión del momento para empujar hacia el entendimiento entre ambas potencias. Tanto Foreman como Grajewski sostienen que, mientras no haya un acuerdo sobre el fin de la guerra, Estados Unidos no querrá negociar una moratoria del tratado nuclear.

El experto en Defensa británico también alerta de que el debilitamiento del ejército ruso convencional por el desgaste del conflicto provocará que el presidente ruso dependa aún más de las armas nucleares. Así, mientras dure la larga reconstrucción de sus fuerzas militares, es probable que aumente la actividad atómica.