¿Qué son los misiles Tomahawk que quiere Zelenski?
Tienen un alcance de 16.000 kilómetros, más que de sobra para llegar desde Kiiv a Moscú
WashingtonEl presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, se reúne este viernes en la Casa Blanca con Donald Trump con un objetivo: conseguir que Estados Unidos le entregue los misiles de crucero Tomahawk. En medio del enfriamiento de la relación entre Washington y Moscú, Trump ha amenazado en varias ocasiones con entregar este tipo de armamento a Kiiv, con el objetivo de que el Kremlin vuelva a sentarse en la mesa de negociación. El largo alcance de los Tomahawk supondría un cambio significativo en la guerra, puesto que pondría a Moscú y otras grandes ciudades rusas al alcance del fuego ucraniano.
La reunión Trump-Zelenski llega al día siguiente de que el presidente estadounidense hablara por teléfono con el líder ruso, Vladimir Putin, quien le dijo que vender armas de largo alcance en Ucrania entorpecería el proceso de diálogo. Tras la llamada, Trump bromeó con los periodistas: "¿Qué piensa que debe decir: 'Por favor, venda Tomahawks'? No, no lo quiere", dijo Trump, y calificó a los Tomahawks de "arma cruel". Por su parte, Zelenski, ya desde Washington, decía que la llamada demuestra que Putin está a la defensiva. "Ya podemos ver que Moscú se apresura a retomar el diálogo nada más oír hablar de los Tomahawks", ha dicho a X.
Reunión Trump-Putin en Budapest
Tras hablar con Putin, Trump anunció que ambos dirigentes volverán a reunirse, esta vez en Budapest. El Kremlin ha confirmado este viernes que aprueba la elección de la capital húngara. El portavoz del gobierno ruso, Dmitri Peskov, ha dicho que el encuentro podría tener lugar "dentro de dos semanas o un poco más", aunque hay mucho trabajo por hacer antes.
Ésta será la segunda vez que Trump y Putin se reúnen en persona desde que el republicano regresó a la Casa Blanca, tras la cumbre bilateral del 15 de agosto en Alaska. Esta vez han elegido un tercer país para hacer de anfitrión, Hungría, lo que supone que será la primera vez que Putin pisa a la Unión Europea desde que comenzó la guerra en Ucrania. La elección de la ubicación no es casual: sobre la cabeza del dirigente ruso cuelgauna orden de detención del Tribunal Penal Internacionalpor crímenes de guerra en Ucrania y, aunque Hungría se acogió en el Estatut de Roma, ya ha violado con anterioridad otras citas penales.
Este movimiento supone un reconocimiento simbólico por parte de Trump a su fiel seguidor dentro de la UE, el dirigente ultraderechista Viktor Orbán, también el más cercano al Kremlin dentro del bloque comunitario. Peskov ha dicho que el Kremlin aprueba que Orbán haga de anfitrión y aplaude su defensa de su independencia: "Hungría, un país de la OTAN y la UE, mantiene una posición especial en relación a su soberanía, desde el punto de vista de la defensa de sus intereses nacionales. Esto, sin duda, despierta el respeto de ambos".
Por su parte, este viernes se han telefoneado Putin y el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, quien ha asegurado que las preparaciones para la cumbre bilateral en Hungría "van a toda máquina".
Misiles de largo alcance
Mientras, Zelenski espera salir hoy de la Casa Blanca con la promesa de recibir los misiles que pide a Washington. Los Tomahawk son un tipo de misil de crucero que debido a su largo alcance, su precisión y el bajo coste –las versiones más recientes cuestan cerca de 2,5 millones de dólares– se han convertido en un básico del arsenal del Pentágono. Lo que caracteriza a los misiles de crucero es que están propulsados por un pequeño motor a reacción y el cuerpo cuenta con unas alas que le permiten volar casi como un avión. El resultado es que el misil tiene autonomía para alcanzar su objetivo, que en el caso de los Tomahawk es un alcance de más de 16.000 kilómetros. La distancia que separa Moscú de Kiiv es de tan sólo 800 kilómetros.
Otro aspecto que hace más letales los Tomahawk es que cuando están en modo crucero pueden volar a poca altura del suelo, y son mucho más difíciles de detectar por los radares antimisiles. La velocidad a la que vuelan también es bastante rápida, a unos 885 kilómetros por hora.
Al ser un misil autónomo, es necesario que previamente se introduzcan los datos dentro de su sistema de guía: desde mapas del contorno del terreno hasta imágenes digitales del objetivo a abatir. Algunas versiones también incorporan un sistema de guía vía GPS y antenas de radio que permiten redirigirlos hacia un nuevo objetivo una vez han sido lanzados. De esta forma, los Tomahawk se convierten en un misil que puede ir cambiando de rumbo y esquivar edificios, así como defensas aéreas enemigas antes de llegar a su blanco.
Para lanzarlos, el año pasado Estados Unidos diseñó un nuevo sistema terrestre llamado Typhon que consiste en un contenedor de transporte estándar de 12 metros con la capacidad para cuatro tubos de misiles que giran hacia arriba a la hora de disparar. En 2024, el ejército estadounidense ya desplegó el Typhon por primera vez en Filipinas como una muestra de fuerza frente a China. Este sistema podría ser utilizado por Ucrania en caso de que Washington decidiera entregarle los misiles.
Para utilizarlos, los soldados ucranianos tampoco necesitarían demasiado entrenamiento. Desde el verano de 2022 que el ejército ucraniano ya sabe utilizar el sistema de lanzamiento móvil estadounidense HIMARS, que dispara cohetes guía con un alcance de más de 110 kilómetros y misiles ATACMS de hasta 305 kilómetros. Aunque el sistema de Typhon tiene algunas diferencias, en la práctica también requiere que el soldado introduzca los datos en un ordenador de control de tiro antes del lanzamiento.
En caso de que finalmente Trump entregara los misiles a Ucrania, el Pentágono probablemente también enviaría el equipo necesario para que los soldados recopilaran la información de planificación de vuelo.